Capítulo 10

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—¡Feliz cumpleaños!

—¡Sorpresa!

—¡Felicidades!

La manera en que gritaron todos descoordinados una vez que entré al lugar donde tenían la fiesta «sorpresa» me hizo reír, sobre todo cuando vi sus caras avergonzadas por la manera en que me habían felicitado.

Era un gesto bonito, me alegraba poder ver a tanta gente conocida y querida reunida por mi cumpleaños. Los padres de Derek y algunos de sus amigos; Marcus y Lora, personal del hospital como Maggy y Carter e incluso algunos chicos que me tocó conocer ahí mismo, que también habían logrado seguir adelante a pesar de estar enfermos.

La gente empezó a acercarse a mí, suponía con la intención de felicitarme. Derek fue el primero en darme un abrazo con palmada en la espalda.

—Felicidades, amigo.

—Gracias, Derek —dije una vez que me soltó. Me sonrió y guiñó un ojo antes de alejarse.

Jan fue la siguiente en abrazarme, si es que se le podía decir así al apretado agarre que una boa constrictora tendría sobre su presa.

—No puedo creer que estés cumpliendo diecisiete años. ¡Ya eres todo un hombre! —exclamó sonriendo cuando me soltó.

—No son tantos —resoplé. Jan me golpeó ligeramente en el brazo y yo me sobé con disimulo. ¡Ella tenía la costumbre de golpear a todo mundo!

—¡Para mí son demasiados! Nunca pensé que... Yo no... Tú... —Su voz se quebró y tuve un momento de pánico cuando vi que sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Estas empezaron a caer de sus ojos después de unos segundos, por lo que la abracé de nuevo e intenté consolarla.

Sabía lo que quería decir, lo que estaba pensando. Había pensado que yo no llegaría a esta edad, al igual que la mayor parte de las personas que estaban aquí conmigo. No era que no hubieran tenido fe en mí, solo pensaron que era una lucha demasiado... dura, sobre todo para alguien de mi edad. Pero seguía ahí, y, si Dios lo permitía, estaría durante mucho tiempo más.

—No llores, Jany —susurré en su cabello mientras frotaba su espalda para reconfortarla. Le lancé una mirada pidiendo ayuda a Derek, pero él se encontraba demasiado ocupado echándole vistazos tristes a la comida como para notar mi angustia.

—No estoy llorando, solo... No me hagas caso. —Se enderezó y limpió sus ojos. Elevó sus manos a mis mejillas y apretó fuerte—. Estoy muy feliz por ti. Por mí. Por todos nosotros.

Sonreí.

—Yo también —admití en un susurro. Sus ojos se empañaron por las lágrimas una vez más al escucharme y tuve que reprimir el impulso de poner los ojos en blanco.

Ella resopló.

—¡Agh! Odio estas hormonas de embarazada, me hacen llorar a cada rato. —Rio llorosa y volvió a limpiar sus mejillas.

Mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón y lo saqué para ver un mensaje entrante.

Sam: Estoy fuera de tu casa.

Una tonta sonrisa se extendió por mi rostro al leer esto y Jan lo notó. Claro que lo notó, ella se fijaba en todo.

—Es esa chica, ¿no? —cuestiono esbozando una sonrisa. Asentí apenado.

—Dice que está fuera.

—Ve por ella entonces, no la hagas esperar. —Me sonrió con dulzura y le correspondí el gesto.

Me di la vuelta para salir de ahí, pero la gente se arremolinaba a mi alrededor para felicitarme. En cualquier otra ocasión eso no me hubiera molestado pero... ¡Vamos! ¡Sam me estaba esperando justo afuera de la casa!

Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2014Donde viven las historias. Descúbrelo ahora