Capítulo 21

97.5K 6K 611
                                    

—Dean, tranquilo. Solo serán un par de meses, podemos lograrlo durante ese tiempo —dijo Sam intentando tranquilizarme, pero yo lo único que sentía eran unas inmensas ganas de gritar o romper algo.

Como su madre tenía un trabajo de tiempo completo y su abuela se había puesto un poco delicada, su mamá había decidido que era mejor que Sam se mudara, así no estaría sola y sus abuelos tendrían alguien que los ayudara.

Aunque me parecía admirable el que Sam no hubiera opuesto mucha resistencia, tenía también mi lado egoísta, y mi lado egoísta me pedía a gritos que no la dejara ir. Tuve que ponerme de pie y caminar alrededor de la habitación en un intento por calmarme. No podía quedarme sentado después de esa noticia. Los nervios y la impotencia me recorrían completo.

—No me digas que me tranquilice, Sam —dije con brusquedad—. Me acabas de decir que mi novia, la chica que amo y que supuestamente me ama, va a irse a la otra punta del país, que no podré verla ni ir a visitarla cuando yo quiera, ¿y tú quieres que me tranquilice?

Sabía que no era su culpa, que estaba siendo un poco exagerado tal vez, pero me dolía. Ella me necesitaba, yo la necesitaba... ¿Entonces por qué se empeñaban en poner trabas en nuestro camino? ¿No merecíamos estar juntos? ¿Acaso yo no merecía ser feliz? ¿Y ella?

Pasé mis manos por mi cabello y tiré de él frustrado. Sam no dijo nada por varios minutos y por eso imaginé que la había asustado con mi actitud. No quería asustarla. Resoplando ahora molesto conmigo, me obligué a respirar profundo un par de veces y me senté a su lado del colchón.

Elevó la mirada al sentirme y luego estiró su brazo para acariciar mi rostro. Sus delicados dedos rozaron mi mandíbula y yo cerré los ojos inclinando hacia su toque, queriendo memorizar sus dedos trazando caminos sobre mi piel. No podía ni quería creer que ella se iría.

Cuando elevé mis párpados de nuevo, Sam tenía lágrimas en los ojos. De inmediato me sentí mal por no haber pensado en que ella también sufriría nuestra separación.

—Yo no... —Su voz se rompió—. No quiero irme, Dean. De verdad. Yo... —No pudo seguir hablando y comenzó a llorar.

Cubrió su rostro con ambas manos y se dejó ir, y yo permití que lo hiciera, que sacara todo lo que tenía dentro. Solo rodeé sus hombros con mi brazo y la atraje hacia mí. Ella vino de buena gana, se sentó en mi regazo y se aferró a mi camiseta escondiendo su cara en mi cuello mientras seguía sollozando.

Acaricié su espalda y besé su cabeza como muchas veces antes, solo que esta vez un sabor amargo estaba instalado en mi garganta. Ella se iría y yo... Yo tendría que seguir sin ella. Tal vez Sam conocería a alguien más, tal vez se olvidaría de mí, tal vez... Tal vez no regresaría. Y yo tendría que estar viviendo con esa incógnita por quién sabe cuánto tiempo.

Con eso en mente, la abracé aún más fuerte. Quería... No sé, atarla a mí tal vez. En una ocasión me había dicho que tenía miedo de perderme y yo le aseguré que jamás me iría de su lado.

Qué irónico que fuera ella la que se iba a marchar, no yo.

Solté una risa corta y seca, sin ningún rastro de humor en ella y Sam elevó su rostro. Su llanto había cesado, pero su cuerpo seguía temblando un poco.

—¿De qué te ríes? —preguntó confusa al tiempo que se despegaba un poco de mí. Sonreí con tristeza quitando un poco de cabello de su rostro. Acaricié su mejilla y luego deje caer la mano.

Dios, iba a extrañar hacer esas pequeñas cosas.

—Una vez me pediste que no me marchara, que no te abandonara. —Sacudí la cabeza y bajé la mirada a un punto fijo en el colchón—. Te prometí que nunca te iba a dejar, y ahora tú... Bueno, tú te irás y no sé cuándo te volveré a ver, si es que acaso lo vuelvo a hacer.

Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2014Donde viven las historias. Descúbrelo ahora