Capítulo 26

74.8K 5.7K 328
                                    

SAMANTHA

Dean tenía ya cinco días sin contestar mis mensajes y llamadas. No estaba segura de si debía preocuparme, asustarme o si solo debía guardar la calma.

«Tal vez no ha tenido tiempo o perdió su móvil.»

Me repetía aquello una y otra vez, reacia a aceptar que no quería contactarse conmigo, pero... Dean no era así. Él habría buscado la manera de contactarse conmigo para avisarme, o siquiera me habría mandado un mensaje antes de quedarse sin tiempo. Él hubiera hecho algo para informarme y no dejarme así, alterada por su ausencia tan notoria; no obstante no había tenido noticias suyas desde hacía casi una semana.

¿Debía seguir intentando llamarlo a su móvil o solo dejarle un mensaje en la contestadora de su casa?

Tras el vigésimo intento de llamar sin respuesta en su celular, opté por la segunda opción.

«Hola, estás hablando a la casa de Janelle y Derek Parker. Y Dean. Por el momento no nos encontramos, así que por favor deja tu mensaje después del tono... si quieres... BEEP

—Ah... hola. Esto... habla Sam. Samantha Wang, soy... ¿la novia de Dean? Bueno, llamo porque no he sabido nada de él durante algunos días y por alguna razón he estado preocupada. ¿Podrían por favor comunicarse conmigo a este número? —pedí cuando recordé que tenían identificador de llamadas—. Y Dean, si escuchas esto, yo... te extraño. Uhm... adiós.

Colgué sintiéndome algo avergonzada. Me hallaba sentada en el borde de mi cama, aun sin ducharme ni cambiarme, cuando escuché que tocaban mi puerta y la abrían unos cuantos centímetros. Mi abuela asomo su rostro dulce y amable y le sonreí.

—Sam, ¿está todo bien?

—Hola, nana. Sí, todo bien, solo estaba hablando con mi novio —la tranquilicé cuando noté la preocupación en su tono.

—Oh, de acuerdo entonces. ¿Iras con nosotros a la iglesia?

—Sabes que sí —contesté. Me puse de pie y empecé a tomar un cambio de ropa para después de ducharme.

—Perfecto. Tu abuelo y yo estaremos abajo esperándote —dijo con su siempre tranquila voz. La miré por encima de mi hombro y le sonreí.

—Está bien, nana.

Cuando cerró la puerta tras de sí, me dirigí al baño y empecé a desnudarme. Me miré al espejo y en el reflejo pude ver descansando sobre mi pecho el dije que Dean me había regalado en Navidad. Lo acaricié con reverencia recordando lo que pasó después y mis mejillas se tiñeron de rojo, las memorias de aquellos momentos rodando por mi cabeza como una película.

No sabía qué fue lo que me había poseído aquella noche para haberme ofrecido así a él pero, al fin y al cabo, no pasó nada hasta bastante tiempo después. Hasta dos semanas atrás.

Suspirando, entré a la ducha y mientras me enjabonaba no pude evitar recordar sus manos sobre mi cuerpo.

Dean sabía cómo hacerme sentir torpe cuando yo siempre había sido muy segura de mí misma.; sabía cómo hacerme reír cuando estaba triste o molesta y, sobre todo, sabía hacerme sentir querida y apoyada en esos días en los que me sentía sola e incomprendida.

Él era más de lo que había podido pedir alguna vez y estaba feliz de poder estar con él.

Y, aunque al principio lo había lastimado mucho, él no se había mostrado rencoroso conmigo ni nada de eso. Tenía un alma muy pura y no podía evitar contagiar a los demás con su calma y paz interior. Solo con su mera presencia me sentía reconfortada, y eso era justo lo que había necesitado cuando mi padre... se fue; cuando él murió.

Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2014Donde viven las historias. Descúbrelo ahora