Capítulo 16

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Daniellie 

Me muevo incomodada por el calor que siento, de una extraña manera mi cuerpo se estremece por el contacto se me es tan familiar que vuelvo a entregarme al sueño. Siento pequeños remolinos en mi vientre y mis alertas se encienden una a una las cicatrices, me golpea mi cerebro por la vergüenza que siento. 

Abro los ojos bruscamente para ver aquel mar azul oculto en los ojos de mi acompañante solo con verlo me inyecta una buena dosis de confianza como nunca la había sentido antes me descolocó por la incomodidad mientras el sigue acariciando el lugar donde yacen mis cicatrices. 

—¿Que fue lo que te paso? —mira fijamente mi abdomen desnudo. 

—Realmente no lo se cuando me desperté en el hospital ya tenía unos puntos en el lugar. —besa delicadamente cada una de ellas. 

Quisiera poder congelar este momento para siempre la nostalgia me llena y vuelvo a llorar juro por todos los cielos que mi último mes en esta ciudad me ha hecho llorar más de lo que he llorado en Suiza, limpia mis lágrimas pero su contacto me descoloca siento como si ya lo hubiera hecho antes como si mi cuerpo recordará todo de él. Pero por que mi memoria se rehúsa en volver por que no lo recuerdo, se que tenemos historia puedo sentirlo muy dentro de mi. 

La mañana es un poco fría y para ser sincera quiero quedarme en cama el resto del día junto a Matthew, se que si me hubieran dicho que me quedara en cama todo un día hace un mes pensaría que ha pedido la cabeza, que tal vez deje de fumar lo que sea que ha fumado. 

—Debo ir a la oficina te go varios pendiente que atender. —veo como recoje su ropa y se la coloca. 

—Así que ha esto estas acostumbrado a entrar a la casa de tus empleadas por la noche con los tragos encima y cogertelas para hacer como si no hubiera pasado nada al día siguiente. —sonrió mientras apoyo mi codo sobre la cama y me deleitó con la vista que me está proporcionando aquel dios griego. 

—Es la primera vez que lo hago y más con una secretaria. —sostiene mi mentón mientras sus ojos azules vuelven a escudriñar en mi alma. 

—A sí pues no fui precisamente una secretaria ayer verdad. —repiza mi labio inferior con su dedo índice. 

—En mi defensa eres una secretaria muy sexy. —se coloca su camisa negra de un solo movimiento y adiós a mi maravillosa vista. 

—Esta bien vete ya tengo algunos cosas por hacer te he dicho que tengo un jefe bastante gilipollas con complejo de superioridad. —muerde mi labio, siento su aliento sobre mi. 

—Bueno tengo que ir a supervisar a una nueva empleada que ha llegado de Suiza y se cree la reina del baile, pero tranquila cariño que no está ni enterada de todo lo que le he preparado como siga con esa actitud. —la rabia me corroe y puedo sentir claramente lo caliente que se han puesto mis mejillas. 

—Debe ser muy difícil ser tú. —le devuelvo el comentario lleno de sarcasmo mientras posó mi mano sobre mi cara como un acto teatral. 

—Si es muy difícil pequeña, bueno debo irme tomate el día libre si ayer fue una noche larga ve y haz ejercicio conoce la ciudad o yo que se haz cosas de mujer. —frunzo el ceño por su comentario tan machista. 

—Eres un gilipollas y aparte machista dime que más me escondes. —muerdo mi labio para no seguir tirando veneno. 

—Pues hay varias cosas que no sabes de nki pequeña Melodie pero el tiempo te las irá mostrando. 

Unos besos de despedida después entro en mi bañera, aun no puedo creer lo que ese hombre le hace a mi cuerpo solo con verme directamente a los ojos, debería volver a preguntar que fue lo que pasó entre ambos o debería salirme por la tangente y no quedar en ridículo una vez más. 

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