Capítulo 20

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Daniellie. 

El clima de Los Ángeles por la noche es realmente refrescante la suave brisa que el mar nos proporciona es deliciosa podría quedarme aquí para siempre ya estaba harta del frío de Suiza. Las palmeras se bandolean de un lado a otro con las pequeñas corrientes de aire que nos proporciona la costa este. 

Por un momento todo era felicidad mis manos jugaban con la brisa mientras iba en el auto me había quitado ya mis tacones desde hacía ya tres cuadras, mi cabello ya debe ser un desastre en lo único que pensaba es en lo bonito que las luces de la ciudad se mezclan con el morado ocaso.

—Lleganos. —escucho una voz familiar pero mi corazón se contrae de una manera nada agradable..

Veo un edificio de muchos pisos color blanco y con unos ventanales enormes, tomo mis tacones para colocarme los me agarro el cabello con una pequeña cinta que siempre llevo conmigo, una cola alta muy desaliñado por cierto resulta. Aquel hombre me toma de la cintura para darme un pequeño pelliscon se muy bien lo que haremos, no se por que mi corazón late terriblemente lo he hecho antes solo sexo casual y nada más por que me siento tan anciosa ahora. 

—Es muy bonito. —le digo mientras disimulo que estoy perdida en la vista. 

—Y espera que llegues arriba se puede ver toda la cosa desde allí. —contesta muy cerca de mi oído. Es solo sexo Dani tu puedes. 

—Me siento ansiosa. —sonrió mientras tomo mi bolso. 

Subimos por el elevador pero él no es igual a todos los hombres con los que he estado sin contar a Matthew ese idiota es un punto aparte, Alex es un caballero no se ha insinuado en ningún momento tal vez el solo quiere despejar mi mente. Al llegar al departamento sin nesecidad de que ensendieramos las luces la estancia está alumbrada por las lámparas de la ciudad se ve hermoso, veo las intensiones que tiene y le pido que no encienda la energía. 

—¿Entonces quieres vino o cerveza? —me acerco y tomo la cerveza. 

—Buena elección. —responde después de mi atrevimiento. El habiente es muy cálido me encanta la vista. 

—¿Quien eres? —le pregunto sonriendo. 

—Soy Alexander Carter tengo 24 años, vivo actualmente en Boston soy el encargado de la sucursal de allá y soy un amigo de Matthew. —sonríe mientras bebe su cerveza. 

—Y tu ¿Quien eres? —toca mi brazo disimuladamente. 

—Daniellie Collins viví tres años en Suiza encargando me de la sucursal de allá, vivo ahora en Los Ángeles tengo un jefe gilipollas y mi vida es un asco. —me tomo un poco de mi bebida. 

—Mi padre murió hace tras años, que coincidencia y antes de Suiza donde vivías. —toma un trago de su cerveza. 

—Tuve un accidente hace tres años y perdí la memoria que coincidencia. —digo tocando e la barbilla. 

Después de casi seis cervezas mi cabeza esta un poci mareada, nos quedamos en silencio viendo por la ventana, me acerco hacia el le sonrió y fundó nuestros labios es muy rara la sensación que me deja. Pero no puedo dejar que me afecte debo poder lograrlo lo he hecho sin problemas antes, maldito Matthew Collins te metiste en mi piel. 

Sigue el compás del beso pero no es la misma sensación es muy vacío nada comparado al remolino que deja Matthew en mi estómago, bes mi cuello mientras acaricia mis pechos muerde suavemente mis pezonesme hace sentir miles de corrientes recorrerme de arriba abajo, toca mi abdomen y repasa mis cicatrices las acaricia pero continúa me retina la falda azul marino su boca esta sobre mi monte de venus a casi nada de mi punto de placer. 

Me acaricia me besa se da su tiempo para disfrutar del momento envuelve mi clitiris con su lengua haciendo que casi este en el clímax vuelve a mis pechos mientras se coloca un preservativo, no lo interrumpo no lo conozco de nada y ante todo la protección pienso. Se hunde en mi una y otra vez pero no dejo de pensar en él, regreso a ver sus ojos mientras me penetrar una y otra vez pero no es el color azul al que ya estaba acostumbrada. 

Muerde mi cuello y me deja llegar a mi primera, es un caballero por excelencia pero no es sufiente para mi nesecito más ño nesecito a él, quiero que me haga sentir como solo el puede hacerlo. Nos quedamos inmobiles sobre del sofá tratando de calmar nuestra respiraciones aceleradas, me envuelve en sus brazos y por fin cierro mis ojos. 

Son las tres de la mañana nuevamente las pesadillas no me han dejado dormir hace tiempo que no las tenia pero volvieron, mi cabeza esta punto de explotar me siento extraña hace casi tres meses que no lo hago con ningun otro hombre que no sea Matthew Collins. Quiero irme a casa es lo mejor en mi situación. 

—Ha sido un placer. —dejo una nota sobre el mesón de la cocina estilo americana. 

Salgo despacio hasta encontrarme con el imponente ambiente de los ángeles mi chaqueta no cubre tanto el frio de la madrugada, no es como en Suiza pero ya me he acostumbrado al calor que el solo de aquí propina. 

—¿Quiero hablar? —recozci claramente aquel tono tan masculino que resuena a mi delante. 

Me niego a prosesar la información, me niego a que sea de verdad él. 

—No quiero. —contestó aunque no estoy en posición de decírselo ahora mismo.

—Por favor. —suena abatido. 

—No quiero hablar y si me permites me voy a mi casa.—toma mi brazo y lo acaricia, es en ese pequeño momento en el que me recuerda mi estúpido corazón que le pertenezco. 

—Debemos hacerlo. —sigue con el mismo tono.

—No quiero hablar contigo. —suelto llena de odio. 

—Por favor insiste. —pegandome a su cuerpo. 

—No Matthew no quiero, no soy nada tuyo dejame en paz. —me giro soltandome abrutamente. 

—Quiero que lo seas. —sienta de golpe. 

—Te Amo. —susurra más para él. 

Mi corazón esta hecho añicos quiero tirarme a sus brazos y decirle todo lo que siento que a pesar de haber estado con otro hombre no pude parar de pensar en él y en las miles de caricias que están ya impresas en mi cuerpo. 


Nuevo capitulo amantes, sigo esforzandome por actualizar más seguido por favor comenta y deja tu estrellita. Te Quiero..


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