Capítulo 1

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-El desayuno está listo, señor.- Tocaron la puerta de su habitación.

-Bajo en seguida.- Como un gran jefe yakuza, Tomo dio un paso al frente, mirándose al espejo mientras se colocaba bien su chaqueta, pero frunció el ceño.

Una diminuta mancha de sangre estropeaba sus ropas. Se la quitó rápidamente y salió de la habitación bajando a desayunar. Allí estaba su sirvienta, la cual inclinó la cabeza en muestra de saludo.

-Sariko.- Lanzó la chaqueta a sus brazos.- Dile a Ruri que la próxima vez que encuentre una mancha en mi ropa la mato.

-Entendido.- Se inclinó de nuevo.

-Oh, y tráeme otra chaqueta.- Tomo se sentó en la mesa donde le esperaban algunos de sus subordinados. Sariko se inclinó nuevamente y salió rápiamente obedeciendo las órdenes de su señor.

-¡Hiroguchi-dono!

-¡Jefe!- Todos se inclinaron a la vez. Tomo sonrió con suficiencia.

-Está bien, disfrutemos de nuestro desayuno.- Todos lanzaron un grito al aire al unísono y empezaron a comer.

En otra parte de la ciudad, dos de los subordinados de Tomo se encontraban comiéndose unos nigiris mientras esperaban en su coche a que alguna linda y solitaria mujer pasase por ahí.

-Oye, no sé si quiero seguir con esto.

-No seas idiota, si volvemos con las manos vacías nos matará.

-Y si se entera de que hemos secuestrado a alguien, también.

-Es más probable que ocurra lo primero y lo sabes.- Su acompañante movió la cabeza afirmativamente y le dio otro bocado a su nigiri.

-Por cierto, hay rumores de que el clan Fukawa se ha infiltrado en nuestras filas, ¿Te has enterado?

-No seas idiota, ¿quién se va a infiltrar? ¿Una puta?- Se echó a reír y le dio un mordisco a su bola de arroz, justo cuando recibió un codazo de su compañero.-¡Qué mierda te pasa, estúpido!

El otro le señaló a una mujer con aspecto de maid que pasaba a toda velocidad por el parque. Se quedaron observándola hasta que cruzó, entonces ambos se miraron y cogieron el coche siguiendo en su dirección.

-Que mal, que mal, que mal.- Miró su reloj mientras corría.- Voy a llegar tarde.- Se paró rápidamente para mirarse en el espejo de una tienda.- No puede ser...- Se retocó el rimel que se le había corrido un poco y se alisó el traje.- ¿Por qué tengo que ser yo la sirvienta?- Se quejó pero, de nuevo, empezó a correr. Un par de calles después, se paró en el portal de un edificio y tocó el timbre.

-¿Quién es?- Contestaron al otro lado del telefonillo.

-¡Soy la maid, Shuuko~!- Su voz sonó melosa, como tenía que sonar. La puerta del edificio se abrió.- ¡Voy a entrar~!

Los dos tipos que habían seguido a la mujer hasta el edificio se quedaron mirando. Era perfecta, pero no era el momento de actuar, debían de ser pacientes y esperar.

Por otra parte, un hombre con la sonrisa puesta esperaba en un restaurante de lujo. Sus guardaespaldas se encontraban fuera del lugar. No había mucha gente y había pedido expresamente que nadie se sentara a su alrededor.

-¿Fukawa?- Una voz sonó a sus espaldas. Se volteó para ver la cara seria de su interlocutor.

-Tan serio como siempre, Hiroguchi.- El aludido tomó asiento sin esperar consentimiento de nadie. Fukawa miró afuera de nuevo, los guardaespaldas de Tomo también se encontraban allí.

Systemless (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora