Capítulo 8 (Final)

372 32 2
                                    

Shuun caminaba en círculos dentro del mismo metro cuadrado. Sabía que sólo era cuestión de tiempo hasta que le encontrase. No estaba sólo, al menos una veintena de hombres le acompañaban.

Shintarou no era conocido por su paciencia. Apenas dos horas buscando y nadie le había visto. A cambio fueron encontrando, uno a uno, varios anillos dorados repartidos por todo el parque. Todos falsos. Sentía que se estaba burlando de él.

Pensó en volver y matar a todo el maldito clan Keigome como venganza pero ya era demasiado tarde. Si lo hacía, desperdiciaría todo el día. El último. Lo pensó entonces, si al mocoso le había dado por tenderle una trampa y salir corriendo, estaba acabado ahí mismo, en el Yoyogi kouen.

-Señor, algo no va bien.- Ya se había dado cuenta. El parque era demasiado grande y, aún con todo, sus hombres estaban desapareciendo.

-Disparad a cualquiera que se mueva.

El reloj seguía sumando segundos, minutos, horas, 4 en total. Shintarou llamó a sus hombres y se les quedó mirando a todos.

-¡Inútiles!- Faltaban la mitad por lo menos.- ¡Traigo conmigo a 100 hombres y nadie es capaz de evitar esto! ¡Ese maldito llorica está jugando con nosotros!

-Señor...

-¡¿Qué?!- El hombre que había hablado señaló detrás. Lo que vio al voltear fue como un milagro para él. Se echó a reír de repente.

-Joder, bendita mi suerte.- Los restantes miembros de la familia Keigome estaban allí. Eran tan pocos ahora que aún con sólo la mitad de miembros, los Narasaki les superaban con creces.

Shuun había dejado de moverse hacía ya un rato. Se había sentado en un banco, tan solo esperando. De repente, Takeru empezó a hablar a través del pinganillo.

-Que nadie se mueva. Mantened las posiciones.- Shuun le miró directamente a los ojos. Estaba seguro de que algo había salido mal. Takeru se acercó a él.

-¿Qué ha pasado?

-Al parecer, los Keigome han irrumpido en el parque y están peleando contra Narasaki.- Shuun se llevó las manos a la cabeza.

-¿Tomo?- Fue lo primero que preguntó. Takeru asintió.

-¿Qué hacemos, Kamiki?- Shuun trató de pensar rápido. Sabía lo encolerizado que debía de estar Shintarou. Los mataría a todos.

-Voy a ir.- Le tembló un poco la voz pero consiguió controlarla.

-No puedo dejar que hagas eso.- No era Takeru, sino su hermana quien habló.- No te dejaré.- Shuun miró a Shiho unos instantes. No sabía cómo le había encontrado pero no pensaba perder siquiera un segundo en preguntarle. En cambio, le habló a Takeru.

-Tengo que pedirte un último favor.- Señaló a su hermana.- Mantenla vigilada, que no me siga.

-Entendido.- Y antes de que pudiese reaccionar, ya estaba siendo sujetada por todos.

-¡Soltadme, joder! ¡Shuun!- Gritó desesperada, pero nadie hizo caso. Sólo Takeru hizo un comentario antes de que Shuun decidiera salir.

-Si tienes en cuenta nuestra opinión, nosotros no estamos de acuerdo con esto.- Shuun sonrió.

-Lo sé, lo tengo en cuenta.

-Shuun...- Dijo entonces Shiho, a punto de echarse a llorar.- Por favor, dame sólo un minuto.- Shuun la miró extrañado y se acercó a ella.

-30 segundos.

Nadie supo de qué forma pero en medio de la pelea seguían desapareciendo los hombres de Narasaki. Aún con todo, no fue suficiente. Terminaron aplastando, literalmente, a los Keigome. No había matado a nadie todavía, pero lo haría pronto.

Systemless (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora