Desde donde estaban, se podía ver el castillo imperial bastante cerca. Tomo se apoyó en la pared y se dejó caer hasta sentarse. No podía hablar, ni siquiera sabía qué decir. Los Keigome habían sido destruídos en tan sólo un instante.
-Lo siento... lo siento mucho.- Shuun también llevaba una pesada carga en su consciencia sabiendo que todo había ocurrido por su culpa. Pero el que no dejase de llorar estresaba a su jefe todavía más.
-Deja de lamentarte y da gracias a que no estabas allí.
-¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡Era tu familia!- Perdió los nervios.
-¡Y si planeabas ir como un cordero al matadero, haberlo pensado antes de que la casa estallase!- Shuun se quedó en silencio. Le temblaba todo el cuerpo, sólo quería que acabase.
Tomo se levantó y respiró hondo sacando su móvil del bolsillo. Tenía que llamar a alguien, hacía mucho que no viajaba a Kyoto.
-¿Hiroguchi-dono?- Contestó una voz al otro lado del teléfono.
-Yamaguchi, necesito un favor.- Le contó lo ocurrido aquella noche, lo explicó todo en menos de cinco minutos y quedaron en ir a recogerle al amanecer.
Cuando terminó la llamada, Shuun ya no estaba allí.
-Shuun...- Empezó a caminar en la dirección en la que se encontraba el chico cuando empezó a hablar por teléfono.- ¡Shuun!- Se alarmó. Pensaba que habría ido de vuelta a la mansión y echó a correr lamentando constantemente las palabras que le había dicho antes.- ¡Shuun!
Corrió, efectivamente, de vuelta a la mansión. Quedaba algo lejos pero conforme empezaba a escuchar las sirenas de policía, ambulancias y bomberos más claramente pensaba. ¿Qué estaba haciendo? No iba a solucionar nada volviendo allí. Dejó de correr a tan sólo unos metros de distancia. Observando de lejos el panorama. La mansión estaba envuelta en llamas y los bomberos se acercaban para apagar el fuego.
Había gente asomada en las ventanas de casas cercanas, otros que pasaban por la calle se paraban a mirar el desastre.
-¡Aquí hay alguien!- Escuchó las palabras de lejos. Alguien había sobrevivido.
-¡Shuun!- Esa era la voz de Tomo que se escuchaba incluso en la distancia. Pero no podía hacerle caso, tenía que ir y comprobar que por lo menos alguien estaba a salvo. Así que empezó a correr de nuevo, colándose entre la multitud que ahora rodeaba el lugar.
Estando cerca, el lugar desprendía un calor horrible. La policía intentaba hacer retroceder a la gente mientras los bomberos luchaban contra el fuego. Shuun buscó con la mirada hasta encontrar a un bombero saliendo de detrás de la mansión con un hombre inconsciente en brazos.
-Too...ru...- La palabra ni siquiera llegó a salir de su boca. En ese momento, Tomo llegó junto a él tomándolo fuerte entre sus brazos y echándose a llorar de repente.
-No desaparezcas así, ¿por qué has vuelto? Es demasiado peligroso.
-Tomo-chan, es Tooru, está vivo.- Tomo le abrazó más fuerte.
-¿Te das cuenta de que los Narasaki piensan que has muerto? Si te ven aquí...- Miró a su alrededor en busca de algún personaje extraño.- He perdido muchas cosas esta noche, Shuun, no quiero perderte también a ti.- El chico asintió.
-¿Qué pasará con él?- Señaló a su amigo a quien estaban metiendo en una ambulancia.
-Mandaré a alguien a recogerle, lo prometo.- Shuun asintió de nuevo. Tomo vio a Shiho dentro del perímetro. Caminaba de lado a lado preocupada, también se le escapaban las lágrimas.
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Systemless (Finalizada)
ActionKamiki Shuun, humilde y trabajador. Un chico normal al que le gusta cocinar. Hiroguchi Tomo, frío y despiadado. Jefe de uno de los mayores clanes yakuza de Japón. A pesar de residir ambos en Tokyo, sus vidas son completamente diferentes. Pero por de...