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El cuerpo de Izuku temblaba levemente mientras caminaba hacia la multitud de personas que se había reunido. Desde lo lejos podía ver tres caballos que andaban pastando con calma por ahí cerca.

- ¿están ahí? -susurró el pecoso mientras llevaba su mano hacia la de su marido, tomando esa con un poco de temor y estrechándola entre la suya con poca delicadeza. Ante el gesto que hizo el rizado, el ojirubí se sonrojó un poco, asombrado por el actuar de su esposo. 

Desde que había vuelto, es lo máximo que habían hablado y hasta ese momento, no lo había tocado más que para empujarlo o dejar su cabeza en su pecho una vez meses atrás.

- sí, ha venido con su mano derecha y también tiene un mitad dragón, pero sin alas, por eso no vuela -le susurró el rubio, tomando mejor a su hijo antes de girar su vista, al sudoroso mestizo.

Gotas gruesas de sudor se deslizaban por sus sienes, su piel brillaba de forma intensa, empapando la camisa de maternidad hecha por Uraraka por la espalda y el pecho, su respiración era más agitada de lo habitual y sus rizos se veían aplastados.

Definitivamente Deku se veía del asco, pero aún así le seguía pareciendo lindo.

- Omega, espera un poco -dijo el rubio ceniza mientras tomaba suavemente por un hombro a su marido, haciendo así que se frenara. El oji esmeralda se giró a verle de forma severa, pero la expresión en su mirada se borró al momento de ver como el ojirubí le sonrió de forma dulce, tomando su mano nuevamente- ven, déjame arreglarte un poco -le murmuró bajito, antes de caminar con él hacia su tienda, sosteniendo mejor a Yukine, quien estaba entretenido jugando con la lana de la cama. 

- ¿tan mal me veo? -murmuró en tono cómico el mestizo criado por los humanos, mientras se dejaba arrastrar. Cuando entraron, Katsuki dejó con cuidado al bebé en sus cueros e hizo a su esposo entrar, abriendo el cajón de madera donde tenían las pertenencias, sacando así una de las camisas de Midoriya y la capa blanca de su madre, estirando esta. Con cuidado, Izuku tomó la camisa y sacó la que tenía puesta, para secar el sudor y luego colocarse la nueva, viendo de soslayo como su marido comenzaba a desabrochar su capa roja- ¿qué haces? -dijo el pecoso mientras ladeaba su cabeza, estirándome para tomar a Yukine, alzándolo hacia si mismo. 

- creo que es tiempo de cambiarla, ¿no? -dijo mientras se sentaba, sonriendo al rizado- la roja significaba que soy jefe de guerra, pero la blanca es para jefe de clan, no la he cambiado antes porque no quería dejar nada atrás -le murmuró, acariciando la lana blanca del cuello de dicha capa- si la usaba, significaba que mi madre pasaba realmente a la historia, ¿sabes? Un nombre más en el linaje y eso es todo -susurró, antes de suspirar y negar con su cabeza, girándose para ver a su hijo- pero es hora de que demos vuelta la página, ¿no crees? -le susurró el hombre, antes de alzar su vista y clavar el rubí en el esmeralda, viendo como el pecoso tragaba saliva- el hombre parado afuera te dirá muchas cosas, Deku, te harán más sentido a ti que a mi -le murmuró.

Midoriya vio como Bakugou se colocó de rodillas, para gatear hacia él y sonreírle de forma desarmada, como esas sonrisas de pánico que le regalaba antes.

- sigamos adelante juntos, por favor -susurró el hombre de la capa roja, antes de estirarse a tomar la mano del peliverde, respirando de forma pesada- te lo ruego, Deku. Se que han pasado muchas cosas, la abuela me ha contado lo que te ha pasado, se que este niño podría no ser mío y que fue traído al mundo en las peores circunstancias, podría haberlo evitado si no hubiesemos tardado tanto, o algo hubiese podido cambiar y me disculpo por no salvarte a tiempo -le murmuró, antes de tomar a Yukine y dejarlo a un lado, viendo como gateaba hacia la capa- perdón por no poderte ayudar como quisieras, pero déjame ayudarte como se hacerlo -le murmuró antes de que el peliverde apartara la mirada, fijándola en el piso.

- no es tal fácil -susurró bajo el rizado, antes de dirigir la vista a su vientre- no sabes lo que se siente -dijo en un susurro, antes de que la mano del rubio fuera hacia su mentón y lo girara para que le mirara. 

- pero no es muy difícil, ¿no? -susurró, sonriendo al ver como el chico se sonrojaba un poco y asentía con su cabeza. Se quedaron por unos segundos en silencio antes de que Izuku alzara sus manos y las colocara por el cuello del hombre de la capa roja, abrazándolo suavemente y luego estrechándolo contra si de forma suave, hundiendo su nariz en el rubio cabello, disfrutando del familiar aroma que no tenía cerca desde hace tiempo. 

Luego de eso, Alfa se colocó encima la capa blanca y salió de la tienda con su esposo y su pequeño hijo, para poder encarar al jefe del clan licántropo del sur que los visitaba. En la reunión que tuvieron, Shindou tuvo la disposición de explicar toda la historia de su pueblo y la de su padre, tanto desde su nacimiento hasta su muerte, hablando también del diario, el cual fue entregado en ese mismo momento desde las manos de Katsuki. Hablaron de forma amena hasta que se fueron, al momento de irse Alfa y Epsilon fueron a despedirlos hasta sus límites, mientras que Izuku permaneció sentado y en silencio, leyendo con detenimiento el diario de su padre hasta que sintió dentro suyo ese dolor punzante que había sentido hace ocho meses atrás.

La tarde del día siguiente, dio a luz a una niña de rizos blancos y de potentes ojos rubís, al no tener claridad sobre quien era el padre, decidieron entre Alfa, Epsilon, Omega, Tsuyu, Uraraka y la abuela decirle que era hija de Katsuki y la nombraron Eri, en honor a la reina Rei. 

perdónenme que se estén poniendo tan malos los capítulos, pero siempre me pasa lo mismo cuando llego al final xd 

Domador de DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora