LAURA:
Al día siguiente, Blas y yo despertamos y sin despertar a nadie decidimos volver al hospital.
Primero visitamos a Charo que aun dormía y luego pasamos por la habitación de David.
Al parecer había despertado durante la noche o eso nos dijeron y estaba fuera de peligro, ahora simplemente descansaba.
Volvimos donde Charo que comenzaba a despertar.
CHARO:
Desperté en el hospital totalmente ida, supuse que seria por la cantidad de cosas que me habrían dado para calmarme y vi a Blas y a Laura:
-¿Que ha pasado?
-Ayer sufriste un ataque de pánico y te tuvieron que dejar en observación -me contó Blas.
-¿Y David? -era lo único que me preocupaba.
-Tranquila, esta bien -me calmo Laura- anoche despertó y ahora duerme sin peligro.
Eso me relajo muchísimo, tanto que empece a llorar:
-¿Por que lloras? -Blas.
-Tengo una mezcla de emociones. Estoy feliz de que se haya recuperado y no este en coma, pero a la vez, me siento triste por si le vuelve a pasar.
-No pasara -Laura- le van a dar una medicina para que se recupere por completo. Al parecer la recaída la tubo por no obedecer al medico.
-¿En serio?
Ambos asintieron:
-Que cabezón es -Sonreí.
BEA:
Cuando nos despertamos, fuimos al hospital donde ya estaban Blas y Laura con Charo ya despierta.
Nos estuvieron contando todo y nos alegro saber que pronto David volvería a casa y esta vez, la madre y Charo iban a ser mas rudas con el y no le iban a dejar saltarse las indicaciones del medico.
Aun y todo, Magi dijo que les iba a dar a todos un tiempo de descanso, de ese modo David se recuperaría mejor.
LOLI:
En cuento salieron del hospital, iban a empezar los días libres de los chicos.
Era genial, así David mejoraría y Charo podría estar con el para ayudarle con su profundo amor.
A ella también le sentaría bien, lo había pasado muy mal con el tema, hasta tal punto de acabar ella en urgencias:
-Charo, ya puedes irte a casa -dijo el medico- pero controla tu tensión, ¿vale?
-Si doctor -contesto ella y marcho al cuarto de David.
Ambos se miraron con mutuo amor:
-Esta vez, no te voy a dejar pasar una -le amenazo ella- te vas a tomar la medicina.
-¡Señor, que miedo! -contesto el y todos reímos.
NARRADORA:
A David también le dieron el alta aquella tarde. Ahora debería obedecer a dos mujeres que habían sufrido mucho por el y no estaban dispuestas a repetir:
¡Su novia y su madre!