Si pudieramos arreglar las cosas

Capitulo 6

EXTRA
Narrador omnisciente
....................................RECUERDOS..........................................
Cordelia debía tener unos 7 u 8 años, llevaba el pelo recogido en un elegante moño, llevaba puesto un vestido hasta las rodillas de color morado con algunos detalles en negro, caminaba a través de un enorme jardín de vez en cuando mezclándose entre la maleza, cuando de pronto escucho jadeos y gemidos, extrañada decidió seguir el sonido.
Atravesando hiervas, árboles y arbustos, al fin llego al lugar de origen de los sonidos, pero se llevó una gran sorpresa al ver la escena que se desarrollaba frente a ella... era su madre tenía el vestido enrollado hasta un poco más abajo de la cintura y esta aparentemente sentada sobre las rodillas de alguien que estaba sentado sobre la hierba... pero no podía ver quien era porque el cuerpo de su madre no se lo permitía, esta comenzó a moverse de manera extraña hasta que dejo ver el cuerpo del desconocido... era el hermano de su madre...su tío... y no solo eso... su mama no estaba sentada sobre sus rodillas... estaban teniendo sexo...
Cordelia asustada y llena de sorpresa, corrió lo más lejos que pudo en dirección contraria.
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Cordelia debía tener al menos diez años estaba en un gran y elegante salón que al parecer era la biblioteca, lleva el largo cabello trenzado en difíciles y extrañas formas a lo largo de su espalda y tenía puesto un simple vestido negro de encajes. Estaba sentada en una inmensa mesa de roble, a su lado estaba su madre que la miraba expectante y frente a ella una inmensa cantidad de libros y cuadernos Soltó un suspiro cansado y dijo en un murmullo bajo,- Ya no quiero estudiar, puedo descansar un momento madre, por favor.-
-Tienes que estudiar, es tu obligación,- le dijo su madre con mirada de superioridad.
-Pero estoy cansada, además tengo mucho sueño, pase toda la noche practicando en el piano, creo que es suficiente por hoy.- dijo con expresión cansada Cordelia
Su madre se levantó de manera rápida, le dio una mirada llena de furia, jalo a Cordelia del brazo para luego tirarla de manera brusca al piso haciendo que se golpee la cabeza y sangre, sin poder evitarlo soltó lágrimas de dolor.
La madre de Cordelia camino con gracia hacia ella, y se arrodillo- ¡Nunca! ... ¡Nunca va a ser suficiente!... ¡No pude darle a tu padre un hijo varón! ¡Por esa razón debes ser la mejor!... si no lo haces probablemente él se consiga a otra que si le dé un niño... por eso nadie te debe opacar... nunca más vuelvas a ser insolente... al menos no conmigo... ¡¿Me entiendes?!- dijo y le agarro con fuerza del mentón, para luego darle una sonora bofetada, que la dejo tirada en el piso.
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Cordelia debía tener alrededor de 13 años llevaba un elegante y sencillo vestido color blanco, su largo cabello estaba recogido en dos coletas amarradas con cinta blanca, se encontraba en un enorme salón en el que se desarrollaba una sofisticada fiesta, había risas y murmullos.
-Cordelia querida, ¿quieres tocar el piano para nosotras?,- le pregunto su madre educada con voz dulce y amable, mientras señalaba un hermoso piano de cola de color negro.
Cordelia se acercó temerosa al piano, ella era buena pianista, lo había tocado desde los 4 años... siempre destacaba, era la mejor, pero cada vez que su madre estaba cerca siempre se equivocaba, su madre le infundía un irremediable temor.
Con una expresión triste, se sentó frente al piano, se acomodó en la silla, y se puso en la posición correcta, pensó por unos instantes que pieza debería tocar y al final se decidió por Chopin el estudio Op. 10 para piano, N 3 en Mi mayor, o más conocido como "Tristesse"
Movió con temor sus dedos sobre el piano, temía equivocarse, la última vez que lo hizo su madre la castigo de la peor manera; sentía como poco a poco perdía el control de los dedos y estos se movían por si solos... era memoria muscular... cuando al fin termino de tocar la pieza, soltó un suspiro y bajo la miraba, pero solo oyó varios aplausos; se levantó con torpeza e hizo una venia para después excusarse y salir de la sala.
Mientras caminaba en dirección se cruzó con su madre que le daba una inflexible mirada y le dijo,- lo único para lo que eres buena es para tocar el piano, que inútil eres.- y se fue dejando a Cordelia en un mar de lágrimas silenciosas.
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Cordelia debía tener ahora unos 15 o 16 años tenía un cuerpo de envidia haciéndola parecer mucho más mayor de lo que era, su largo cabello lo tenía suelto, llevaba un vestido que hacía que inevitablemente cada curva de su cuerpo este marcada, siendo así la envidia de todas las mujeres del salón.
A lo largo de la toda la noche había rechazado de manera educada a cada hombre que le había pedido bailar, detestaba y le asqueaba las miradas lujuriosas que le daban.
Estuvo así hasta que una persona de apariencia joven, de piel pálida, con cabello largo y blanco y unos brillantes ojos rojos se puso frente a ella; con una gran sonrisa pintada en los labios y de manera educada le dijo,- Me permite esta pieza, bella dama.
Cordelia se iba a negar pero esa persona se le adelanto y dijo,- He visto cómo has negado a todos los hombres a lo largo de la noche, y te tengo que admitir que no aceptare un no por respuesta, a como dé lugar bailare con usted, así que ¿sí o sí?- con un fuerte sonrojo Cordelia acepto.
Él la llevo hasta el centro del salón, Cordelia se dio cuenta de que era mucho más alto que ella, pero le restó importancia, la tomo de manera firme de la cintura y la guió en los pasos del elegante baile, ella parecía una completa inexperta comparada con él.
-¿Por qué una joven tan bella como usted no disfruta de la noche?,- le pregunto
-No me gusta cómo me ven... sus miradas me asquean... y odio pensar que para poder bailar tendrían que poner sus sucias manos en mí,- le respondió Cordelia
-¿Y qué opina usted de mí?... y ¿de mi mirada?- le pregunto de manera educada.
-Usted... me ha mirado diferente...,- dijo ruborizada Cordelia, evitando mirar a la persona que la sostenía con firmeza; sin perder en ningún instante la delicadeza
-Que educación la mía he olvidado presentarme, le pido disculpas, mi nombre es Tougo Sakamaki, un gusto conocerla,- le dijo con una sonrisa esa persona.
- Esto... mi nombre es Cordelia...- y justo en ese momento el baile termino y se separaron.
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Cordelia al parecer ya estaba casada; eso lo demostraba el exótico anillo de oro y diamantes que estaba luciéndose en su delicada mano.
Aunque debía tener unos escasos 20 años, y le hablaba a una persona que estaba a su espalda,- entonces dime.... ¿Qué es al fin y al cabo el amor?-
-¿El amor? Bueno el amor es querer a una persona y hacer lo mejor para ella, indiferentemente si le gusta o no... Siempre debes pensar en el... lo que es tuyo es tuyo y nadie lo toca...
-¿Pero si es un humano? ¿O alguien de mi familia?- pregunto curiosa Cordelia, mientras se fijaba como una mariposa monarca se posaba en sus dedos.
-Para el amor no hay límites... pero no olvides los humanos son nuestra comida, jugar con ellos no está mal, pero no les des más importancia de la que se merecen... además no hay barreras para el amor, ni siquiera entre familia... en esta vida todo se vale... si lo quieres, lo tienes....-
-Entonces eso es amor...- dijo llena de inocencia Cordelia, a la vez que veía como la mariposa volvía a emprender su vuelo con sus delicadas alas.
-... si... eso es amor....-
-Pues debo admitir… que el amor es muy simple-murmuro Cordelia con una mirada soberbia
..............................FIN DE LOS RECUERDOS................................
- EXTRA
Narrador omnisciente
....................................RECUERDOS..........................................
Cordelia debía tener unos 7 u 8 años, llevaba el pelo recogido en un elegante moño, llevaba puesto un vestido hasta las rodillas de color morado con algunos detalles en negro, caminaba a través de un enorme jardín de vez en cuando mezclándose entre la maleza, cuando de pronto escucho jadeos y gemidos, extrañada decidió seguir el sonido.
Atravesando hiervas, árboles y arbustos, al fin llego al lugar de origen de los sonidos, pero se llevó una gran sorpresa al ver la escena que se desarrollaba frente a ella... era su madre tenía el vestido enrollado hasta un poco más abajo de la cintura y esta aparentemente sentada sobre las rodillas de alguien que estaba sentado sobre la hierba... pero no podía ver quien era porque el cuerpo de su madre no se lo permitía, esta comenzó a moverse de manera extraña hasta que dejo ver el cuerpo del desconocido... era el hermano de su madre...su tío... y no solo eso... su mama no estaba sentada sobre sus rodillas... estaban teniendo sexo...
Cordelia asustada y llena de sorpresa, corrió lo más lejos que pudo en dirección contraria.
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Cordelia debía tener al menos diez años estaba en un gran y elegante salón que al parecer era la biblioteca, lleva el largo cabello trenzado en difíciles y extrañas formas a lo largo de su espalda y tenía puesto un simple vestido negro de encajes. Estaba sentada en una inmensa mesa de roble, a su lado estaba su madre que la miraba expectante y frente a ella una inmensa cantidad de libros y cuadernos Soltó un suspiro cansado y dijo en un murmullo bajo,- Ya no quiero estudiar, puedo descansar un momento madre, por favor.-
-Tienes que estudiar, es tu obligación,- le dijo su madre con mirada de superioridad.
-Pero estoy cansada, además tengo mucho sueño, pase toda la noche practicando en el piano, creo que es suficiente por hoy.- dijo con expresión cansada Cordelia
Su madre se levantó de manera rápida, le dio una mirada llena de furia, jalo a Cordelia del brazo para luego tirarla de manera brusca al piso haciendo que se golpee la cabeza y sangre, sin poder evitarlo soltó lágrimas de dolor.
La madre de Cordelia camino con gracia hacia ella, y se arrodillo- ¡Nunca! ... ¡Nunca va a ser suficiente!... ¡No pude darle a tu padre un hijo varón! ¡Por esa razón debes ser la mejor!... si no lo haces probablemente él se consiga a otra que si le dé un niño... por eso nadie te debe opacar... nunca más vuelvas a ser insolente... al menos no conmigo... ¡¿Me entiendes?!- dijo y le agarro con fuerza del mentón, para luego darle una sonora bofetada, que la dejo tirada en el piso.
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Cordelia debía tener alrededor de 13 años llevaba un elegante y sencillo vestido color blanco, su largo cabello estaba recogido en dos coletas amarradas con cinta blanca, se encontraba en un enorme salón en el que se desarrollaba una sofisticada fiesta, había risas y murmullos.
-Cordelia querida, ¿quieres tocar el piano para nosotras?,- le pregunto su madre educada con voz dulce y amable, mientras señalaba un hermoso piano de cola de color negro.
Cordelia se acercó temerosa al piano, ella era buena pianista, lo había tocado desde los 4 años... siempre destacaba, era la mejor, pero cada vez que su madre estaba cerca siempre se equivocaba, su madre le infundía un irremediable temor.
Con una expresión triste, se sentó frente al piano, se acomodó en la silla, y se puso en la posición correcta, pensó por unos instantes que pieza debería tocar y al final se decidió por Chopin el estudio Op. 10 para piano, N 3 en Mi mayor, o más conocido como "Tristesse"
Movió con temor sus dedos sobre el piano, temía equivocarse, la última vez que lo hizo su madre la castigo de la peor manera; sentía como poco a poco perdía el control de los dedos y estos se movían por si solos... era memoria muscular... cuando al fin termino de tocar la pieza, soltó un suspiro y bajo la miraba, pero solo oyó varios aplausos; se levantó con torpeza e hizo una venia para después excusarse y salir de la sala.
Mientras caminaba en dirección se cruzó con su madre que le daba una inflexible mirada y le dijo,- lo único para lo que eres buena es para tocar el piano, que inútil eres.- y se fue dejando a Cordelia en un mar de lágrimas silenciosas.
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Cordelia debía tener ahora unos 15 o 16 años tenía un cuerpo de envidia haciéndola parecer mucho más mayor de lo que era, su largo cabello lo tenía suelto, llevaba un vestido que hacía que inevitablemente cada curva de su cuerpo este marcada, siendo así la envidia de todas las mujeres del salón.
A lo largo de la toda la noche había rechazado de manera educada a cada hombre que le había pedido bailar, detestaba y le asqueaba las miradas lujuriosas que le daban.
Estuvo así hasta que una persona de apariencia joven, de piel pálida, con cabello largo y blanco y unos brillantes ojos rojos se puso frente a ella; con una gran sonrisa pintada en los labios y de manera educada le dijo,- Me permite esta pieza, bella dama.
Cordelia se iba a negar pero esa persona se le adelanto y dijo,- He visto cómo has negado a todos los hombres a lo largo de la noche, y te tengo que admitir que no aceptare un no por respuesta, a como dé lugar bailare con usted, así que ¿sí o sí?- con un fuerte sonrojo Cordelia acepto.
Él la llevo hasta el centro del salón, Cordelia se dio cuenta de que era mucho más alto que ella, pero le restó importancia, la tomo de manera firme de la cintura y la guió en los pasos del elegante baile, ella parecía una completa inexperta comparada con él.
-¿Por qué una joven tan bella como usted no disfruta de la noche?,- le pregunto
-No me gusta cómo me ven... sus miradas me asquean... y odio pensar que para poder bailar tendrían que poner sus sucias manos en mí,- le respondió Cordelia
-¿Y qué opina usted de mí?... y ¿de mi mirada?- le pregunto de manera educada.
-Usted... me ha mirado diferente...,- dijo ruborizada Cordelia, evitando mirar a la persona que la sostenía con firmeza; sin perder en ningún instante la delicadeza
-Que educación la mía he olvidado presentarme, le pido disculpas, mi nombre es Tougo Sakamaki, un gusto conocerla,- le dijo con una sonrisa esa persona.
- Esto... mi nombre es Cordelia...- y justo en ese momento el baile termino y se separaron.
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Cordelia al parecer ya estaba casada; eso lo demostraba el exótico anillo de oro y diamantes que estaba luciéndose en su delicada mano.
Aunque debía tener unos escasos 20 años, y le hablaba a una persona que estaba a su espalda,- entonces dime.... ¿Qué es al fin y al cabo el amor?-
-¿El amor? Bueno el amor es querer a una persona y hacer lo mejor para ella, indiferentemente si le gusta o no... Siempre debes pensar en el... lo que es tuyo es tuyo y nadie lo toca...
-¿Pero si es un humano? ¿O alguien de mi familia?- pregunto curiosa Cordelia, mientras se fijaba como una mariposa monarca se posaba en sus dedos.
-Para el amor no hay límites... pero no olvides los humanos son nuestra comida, jugar con ellos no está mal, pero no les des más importancia de la que se merecen... además no hay barreras para el amor, ni siquiera entre familia... en esta vida todo se vale... si lo quieres, lo tienes....-
-Entonces eso es amor...- dijo llena de inocencia Cordelia, a la vez que veía como la mariposa volvía a emprender su vuelo con sus delicadas alas.
-... si... eso es amor....-
-Pues debo admitir… que el amor es muy simple-murmuro Cordelia con una mirada soberbia
..............................FIN DE LOS RECUERDOS................................