Recuerdos

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Eran las ocho de la mañana y lo único que quería era desayunar y hacerme a la idea de que tenía una hija. Un empleado que trapeaba el suelo me dijo como llegar a la cafetería. Miré mi cartera y dije: "¡No me importa!, Voy a celebrar comiendo huevos con tocino"

Cuando termine el, desayuno, pensé que debía comprarle algo a la bebé. Recordé que, en el vestíbulo del hospital, había pasado frente a una tienda de regalos con muchos de esos suaves osos de peluche y cosas que le gustan a los niños.

Fuí allá y escogí un oso de peluche color rosa y la pancita blanca.

-No es adorable?- dijo la encargada del lugar- y solo cuesta dieciocho dólares- rápidamente le puse el oso en las manos y salí corriendo de allí y del hospital.

¿A quien trataba de engañar, comportandome como un tipo común y corriente, con familia y dinero suficiente para comprar osos de peluche de dieciocho dólares? No tenía caso creer que podía permitirme eso.

Pensar en la familias me trajo recuerdos de mis padres ante de que yo cumpliera siete años, y me sentí aún peor. De manera que tenía que ser honesto conmigo mismo:
"Mira, amigo, fuiste al hospital, supiste que todo salió bien, que tuviste una hija que andará en algún lugar y tú no sabrás dónde. Déjalo así. ¿Quién necesita más líos?"

Regresé al departamento totalmente agotado. Me tiré sobre la cama y apenas mi cabeza tocó la almohada, me quedé profundamente dormido. Desperté a las cuatro de la tarde. El pedazo de cielo que se asomaba entre la ventana se iba oscureciendo.

El lugar era, en pocas palabras, una pocilga. Se trataba de una viejo edificio en una calle deprimente, unas cuadras al oeste del centro. Casi todos las casas en el centro de Toronto fueron reconstruidas o demolidas para hacer nuevos edificios. Pero no esa calle,. Hacía años que la pintura de las fachadas se había caído y los escalones de las entradas estaban chuecos. En el edificio vivían quince personas; por lo menos eran las que yo había comentado, la mayoría hombres. Pero había unos más que solo llegaban a dormir y nunca salían de sus cuartos. La renta era economíca. De hecho, el dueño esperaba que algún despistado le ofreciera una buena cantidad de dinero por el edificio. Y yo no dejaba de pensar que tuve suerte de encontrar este sitio cuando perdí mi trabajo.

Cómo siempre, lo primero que hice al despertar fue buscar mi cartera debajo de la almohada. Cuando ví que traía puesta la ropa, y hasta los zapatos, recordé todo.

Vaya! Tenía una hija! De repente quería contárselo a alguien. Mire las fotos de mi tocador. Mi mamá? Estaba en Glendale, California; eso fue lo último que supe de ella. Tendría que aceptar una llamada por cobrar y, tal vez, no le daría gusto la noticia. No es que no supiera que Daniel estaba embarazada. Se enteró casi tan pronto como yo, pero es de la clase de personas que prefieren olvidar cosas como esa.

En cuánto a la abuela, bueno, no creía que tuviera teléfono. Hacía mucho habíamos perdido contacto y aún que ella no me disgustaba, las cosas habían cambiado después de que mi padre nos abandonó. Antes de que mamá se mudará a California me dijo que la abuela se había jubilado y que pensaba irse a vivir a la cabaña de la bahía Georgian, en el norte. A mí me sonaba cosa de locos, pero mamá me dijo que la abuela la iba a preparar la cabaña para el frío y que quizá tendría dinero suficiente para ir a Florida a mediados del invierno.

Sea como fuere, no tenía el número de teléfono de la abuela. Así que solo me quedaban mis amigos, pero de seguro ya habían regresado a clases. Me fui de mi antiguo vecindario en julio. Cuando el conserje de mi edificio se enteró que me habían corrido del trabajo, me dijo que un amigo suyo se iba a mudar, y necesitaba que yo desocupara la habitación.

Me dió gusto mudarme. No podía pagar el departamento y desde que en la escuela se corrió la voz de que Daniel estaba embarazada, yo ya no me sentía agusto con mis amigos con los que solía salir. No era asunto suyo, pero cuando lo supieron, se enojaron conmigo por no decirles antes de que se enterara toda la escuela. Así que después de mudarme,no hice el intento de regresar, ni de hablarles por teléfono.

Pero pensé que a Brian le interesaría saber que tengo una hija. Había sido mi amigo desde mucho antes que Daniel. Así que salí al pasillo y tomé el teléfono.

-Esta Brian?- le pregunté a su hermana menor.

-No, no ha regresado de la escuela y se supone que debería estar cuidándome- dijo.

Diablos! Fueron minutos tirados a la basura.

El único otro número que recordaba era el de Nash Grier. Lo marque y cuando contestó dije:

-Soy Shawn.

-Quíen?

-Shawn. Shawn Mendes, iba contigo en Eastern el año pasado.

-Si?- dijo como si no se acordará de mí.

-Hoy tuve un bebé- dije- Quizá podrías correr la voz. Tengo una hija!- pero cuando se lo dije, ya no sonaba como la gran cosa.

-Felicideales! Y todo lo que suele decirse en estos casos- trató de ser amable- Y, se parece a tí?

-No lo sé, no la he visto.

-Bueno les diré a todos. Vas a regresar a la escuela?

-No, la dejé para siempre. Ahora estoy en otro mundo, en el real, tratando de ganar dinero.

-Creí que te habían corrido del trabajo. Conseguiste otro?- sonaba más interesado

-Aún no, pero pronto saldrá algo. Ahora que todos regresaron a la escuela, tendrá que haber más vacantes- me di cuenta de que repetía lo que me habían dicho en agencia de empleos.

-Bien, mira, tengo que irme, llegaron algunos amigos. Date una vuelta un día de estos-  hizo una pausa- Trae a tu hija- dijo y se rió.

Después de eso no le llamé a nadie más. Me di cuenta de que el bebé solo era noticia para Daniel y para mí. Pero y si alguien más me preguntaba cómo era? Me sentí un poco idiota diciéndole a Grier que no lo sabía.

Sin embargo, una parte de mi aún me decía: "Olvídalo, quién necesita más líos?". Pero no podía pasar el resto de mi vida sin saber cómo era mi propia hija. Me preparé un sándwich y revisé mi cartera. Toda vía tenía los dos boletos del metro para ir al hospital y regresar.



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Capítulo aburrido, lo sé.

Se que  actualizo cada 100  años, por eso, Les prometoactualizar por lo menos una vez a la semana.

Se viene lo bueno. Sigan leyendo.

Jocelyn ♥️

Mi pequeño ángel ||S.M||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora