Sky

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En el hospital me encontré a diez tipos de diferentes fisionomías, complexiónes y nacionalidades, todos amontonados en el elevador; tenían dos cosas en común: iban al cuarto piso y lucían enormes sonrisas en sus rostros. Se sentía un compañerismo entre ellos, como cuando formas parte del mismo equipo.

Cuando salimos del elevador, la mayoría desaparecido por el pasillo, sin embargo, pude a alcanzar a uno y,  tomando del brazo, le pregunté:

-Dónde están los bebés?

-El mío está en su habitación, con su mamá. A caso no sabes en donde está el tuyo?- era la clase de persona que sale en los anuncios de pañales, atendiendo al bebé mientras que su esposa está sentada, muy bien vestida, como para salir. Supongo que me veía algo estúpido, pues incluso me explico que algunos bebés se quedan en el cuarto del hospital con sus mamás.

-Y donde ponen al resto?- yo estaba seguro de que Daniel no había aceptado la locura de tenerlo en su cuarto.

El hombre señaló hacia el fondo del pasillo. Rogaba que mi hija fuera el único en el cuaderno para poder verlo sin tener que decir mi nombre, ni nada por el estilo. Camine por donde estaban las cunas y me asomé por la ventana; había cinco cajas de plástico transparente con ruedas, todas tenían niños del tamaño de un muñeco. Conté, además, dos enfermeras y una enorme mecedora. Otras personas se acercaron, al poco rato entendí de que se trataba. Debías ir a un cubículo que está junto al cunero y decir tú nombre. Entonces, una de las enfermeras tomaría a tu bebé y lo levantaría junto a la ventana, o por lo menos, empujaría esa cosa con ruedas lo suficientemente cerca para que pudieras verlo. Esperé en la fila. Para entonces, ya éramos varios, y cuando llegó mi turno dije muy seguro:

-El bebé Mendes. Es una niña- la enfermera busco en la lista y dijo:

-No tenemos ningún Mendes. Estás seguro de ése es el nombre correcto?  Cuál es el parentesco con la madre: hermano o cuñado?

Fijó su mirada en la siguiente persona de la fila con señal de que daba por terminada la consulta; sin embargo, yo no me moví.

-Es una niña, nació esta mañana- estaba a punto de decirle que era mi hijo, pero había muchas personas detrás de mí, todas escuchado y fingiendo que no lo hacían.
La enfermera suspiró.

-Éstos son los bebés que hay en el cuaderno: Jonas, Bieber, Mitchell y Puth. Ningún Mendes.

-Mitchell!, Ése es!- grité y alguien soltó una carcajada- el doctor dijo que lo podía ver- murmuré al mismo tiempo que sentí como me sonrojaba.

-Ah-, si, Mendes- y miró otro pedazo de papel- Acércate a la venta y alguien te mostrará al bebé.

Tuve que esperar, pero, finalmente, la segunda enfermera levantó una tarjeta que decía "Bebé Mitchell". Me pegue lo más que pude a la ventana para ver a mi hija, ella desenvolvió la cobija para enseñármela.

Era una chica de mirada inquieta, sorprendente mente pequeña. No podía creer lo pequeña que era. En lugar de cabello tenía una maraña de pelusa amarilla. Estaba despierto y me miró fijamente; sus ojos eran como los de Daniel, de un color azul humo. Era una niña de verdad; agitaba sus puños, listo para enfrentar al mundo. Era, sin embargo, solo una niña, como había millones, pero daba la impresión de que ella si tenía agallas.

Me dieron ganas de regalarle algo a Daniel, pero no llevaba nada. Busque a mi alrededor, por si alguien había dejado tiradas algunas flores en el pasillo, pero no encontré nada. Tuve que preguntar en la recepción el número de su cuarto. La enfermera frunció el seño y apretó la boca.

-Su doctor me dijo que podía visitarla- le dije

-Cuarto 410.

Ahí estaba Daniel, sola, acostada y con los ojos cerrados. No podía acostumbrarme a ver su rostro tan brillante e imponente sin el maquillaje que normalmente usaba. Me parece junto a la cama, mirándola, viendo su delgadez, ya sin el bebé.

-Hola- dije con la garganta seca.
Abrió los ojos.

-Hola Shawn- contestó. Parecía estar atrapada, como un cachorro en una jaula, como si quisiera levantarse y salir corriendo; huir de mí.

-Cómo te sientes?

-Bien, estoy bien- dijo- un poco adolorida por los puntos, pero ya pude sentarme en la silla para cenar.

-Cómo está el bebé?

-Supongo que bien. No lo voy a ver, sabés?, por qué lo van a adoptar- acaso no le importaba? O tendría miedo de verla?

-Le pusiste nombre?

-Sky. Me pareció que ese nombre combinaba bien con Shawn- sonrió.

A lo mejor si, le importaba. Daniel, yo y la pequeña. En tonces me atreví a decir:

-Mira, Daniel, por qué no nos casamos y hacemos todo lo posible para que funcione?- puse mi mano sobre las suya arriba de las cobijas. Pero la retiro de inmediato.

-Tú no fuiste el que estuvo embarazado nueve meses- dijo haciendo un puchero- encerrada en casa, jamás había estado tan aburrida. No, gracias. Nada de sentar cabeza y jugar a la mamá.

-Yo te ayudaría- interrumpí- podríamos buscar a alguien que la cuide mientras los dos trabajamos

-Ajá! Así como me ayudaste los últimos seis meses, Tuve que ir a la clínica prenatal con mi madre! Cómo crees que me sentí?

-Eso no es justo! Yo te acompañe al centro de planeación familiar- lo que decía sonaba ridículo a comparacion con lo que ella había sopertado. Pensé que hacía no llegaríamos a ningún lado- Quieres que venga a verte otra vez?

-Cómo quieras- cerró los ojos y volteó la cabeza.
Estiré la mano para quitarle el cabello de enfrente y lo deje caer en su brazo.

-Toma con calma- le dije al salir.

Regresé al hospital todas las tardes. Para entonces ya sabían en el cuaderno que iba a ver al bebé y, de inmediato, la levantaban acercándola a la ventana. La sostenían el tiempo que yo quisiera. El las tardes, las enfermeras no estaban tan ocupadas como después de la cena. Además, yo era el único que visitaba a la pequeña Sky, y supongo que le agradaba que alguien fuera a ver cómo agitaba sus puños en el aire.

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El nombre de la bebé lo escogió Shawn. Dijo en una entrevista en Holanda, cuando estaba de gira en el Illuminate tour,dijo que si el tenía una hija le pondría Sky.

El nombre se pronuncia escay, pero se escribe Sky

Jocelyn ♥️

Mi pequeño ángel ||S.M||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora