XIII: La vida continúa

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Si creí que llegaría a Trost y que pasaría desapercibida, entonces estaba equivocada. Al llegar a la estación, había una gran convocatoria de personas esperándome: mis hermanas, el general, mis compañeras de trabajo, señoras que me conocían, entre otras personas. Agradecí a los cielos que mi tía pidió la mayor prudencia ya que mis heridas seguían siendo de gravedad.

Tampoco pude ir a casa. Inmediatamente fuí trasladada a una clínica para seguir siendo tratada por mis graves heridas.

Fueron semanas estresantes tanto para mí como para mi familia íntima.

A dos semanas de estar internada me dieron el alta. Agradecí a los cielos el poder volver a mi casa, pero hubo ciertas reglas: No tenía permitido salir de casa, ni hablar con ningún extraño, tampoco trabajar ni nada de eso.

Maldije mi suerte, pero no me sorprendió. Sabía desde un principio que estaría más limitada por mi tía. Era algo inevitable.

Fueron días aburridos, sola en mi habitación, esperando a que volvieran mis pequeñas hermanas o mi tía para por lo menos charlar con ellas.

Pensé en visitar a Armin. Sabía que no era lo correcto por todo lo que había sucedido recientemente, pero necesitaba comprobar por mi misma que él no estaba implicado en mi secuestro. Claro que solo fue un pensamiento ya que días después de regresar a casa me percate que la llave que llevaba conmigo, y que me permitía el acceso a la ciudad subterránea, no estaba por ninguna parte. Por aquel entonces me desesperé muchísimo pero poco podía hacer estando obligada a permanecer encerrada todo el día dentro de casa. Posiblemente la pude haber perdido en la Ciudad Industrial o en la clínica en la cual fuí internada recientemente, pero no había mucho para hacer.

Por días estuve demasiado deprimida. Sin mi bufanda que me unía de una u otra manera a mi pasado, y ahora sin la llave que me permitía el acceso a mi pasado.

Un día como cualquiera, la puerta de mi casa fue golpeada. Realmente me extraño mucho ya que no tenía permitido ser visitada por alguien hasta por lo menos estar bien físicamente. Fue grata la sorpresa al encontrarme con el General Kirschtein.

-Pensé que no tenía permitido visitas...

-Es una pequeña excepción, me costó muchísimo a qué la señora Stramman me permitiera visitarte

Lo observé detenidamente, su aspecto era miserable, su rostro estaba demacrado, tenía grandes ojeras, como si no durmiera por mucho tiempo. Él también me examinaba sin delicadeza alguna mis heridas, las cuales aún estaban expuestas. Su semblante se endureció- Quería saber cómo estabas... Debieron haber sido semanas complicadas

- Lo fueron, pero ya ahora estoy mejorandome. Ya mis heridas están desapareciendo día a día. Ya no duelen casi nada y puedo desenvolverme sola - Fingí reírme- Mi tía está exagerando, no es tan grave-

- No digas eso... - Rápidamente me interrumpió- No digas que no fue grave, no minimices el hecho Yui

- Yo... Lo siento - Baje avergonzada el rostro- Pero es cierto que me siento mejor, quiero salir, me siento como una prisionera..

- La señora Stramman te está protegiendo. Aún no sabemos los motivos ocultos por los cuáles te secuestraron. Si tan solo supiéramos eso, no estaríamos tan a la deriva- Disimuladamente se rasco la cabeza y miró hacía su costado- Es todo mi culpa

-No digas eso- Intenté tocarlo pero me evito. Realmente parecía arrepentido.

-Yo debería haberme quedado a vigilar tu casa, estabas completamente sola con tus hermanas y mientras tú eras golpeada y ultrajada yo estaba durmiendo plácidamente.... De solo pensarlo-

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2020 ⏰

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