Capítulo 2

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Capítulo 2       

Llegué al bar por los pelos, maldito tráfico... Aparqué rápidamente la moto, y entré al bar casi corriendo, en cuanto entré fui hacia la parte del personal, y cogí la vestimenta, que consistía en una camiseta negra, unos vaqueros negros y el típico delantal de los camareros, salí ya vestida y empecé a bajar las sillas de las mesas, todavía no había llegado Nicole, la hija del jefe, claro, al ser la hija del jefe podía hacer lo que ella quisiera, como la odiaba... Y encima me coqueteaba mientras trabajaba, tampoco está tan mal... Era bajita, pelinegra y con unos ojos oscuros como la noche, y ese cuerpo de gimnasio que tenía... "¿Quieres parar ya de hablar de ella? Por dios... Si ya estuviste con ella una vez, y recuerda lo que pasó"  No hacía falta que me lo recordaras, fue la peor experiencia que tuve por primera vez... Me dan hasta escalofríos de solo pensar eso otra vez. En fin, que no me entretengas, bajé ya todas las sillas, empecé a preparar las copas, tuve que limpiar unas cuantas porque estaban sucias... Eran recientes, seguramente que Nicole vino antes para beber algo... Maldita niña de papá, estaba preparando todo para esta noche y escuché como se abría la puerta, no necesitaba ni voltearme para saber quién era, sería seguramente Nicole y su irritante amiga... ¿Qué? Es la verdad, no penséis que odio a las personas, pero, eran... ¿Cómo decirlo de una forma más suave? No sé... ¿Cabezas huecas? Sí, vamos a dejarles así, en fin, estaba en lo cierto, era Nicole y su amiga Noah, ella era de la estatura de Nicole, solo cambiaba su pelo rubio y sus ojos color miel, y también tenía ese cuerpo de gimnasio que Nicole... Por dios que cu- "¡¿Quieres de dejar de pensar en su culo por dios?! Pareces una depravada" ¡Oye! ¡No te pases! Soy una chica ¿vale? Una chica lesbiana, que le gustan las mujeres, ¿qué quieres que piense? "Qué bonito pelo tienes, ¿Qué champú usará?" ¿Quieres que piense eso? Además... ¿No me digas que no te gusta lo que pienso? "¡¿Qu- qué dices?! ¡Y- yo no soy una depravada como tú!" Sí, sí... Seguro, mientras que tenía una "mini-pelea" con mi subconsciente, Nicole se acercó a la estantería del alcohol e iba a coger el whisky, pero claramente, no le dejé cogerlo.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Si no quieres que te echen no te interpongas en mi camino!- Dijo con su voz chillona, dios... Parece que se había tragado la mierda esa que tiene los peluches que cuando le aprietas hacen ese ruido infernal, vosotros me entendéis, ¿verdad?

—¿Crees que tu padre me echará? ¿Echará a su mejor camarera? ¿En serio crees eso? Vamos, no cojas nada de esa estantería si no quieres tener problemas con tu padre.— Ella me miró con una cara de enfado y asco, que me hizo hasta gracia, claramente, la cabeza hueca número 2 no se quedaba atrás y tenía que "salvar" a su amiga.

—¡¿Tú quién te crees para hablar así a Nicole?! ¡Sólo eres escoria! ¡Nosotras estamos en lo más alto y tú estás en lo más bajo de la sociedad! ¡Sólo eres un estorbo!- Bla, bla, bla, y más bla, bla, bla, no me enteré de nada, yo seguía con mi trabajo mientras que ella me gritaba, me insultaba, etc, etc... Lo que no me esperaba es que la cabeza hueca número 1 me pegara, ¡a mí! ¡La campeona número 1 en mi universidad! La ira corría por mis venas, tenía unas ganas de pegar a esa gilipollas, me había hecho daño en el labio, vaya, hay que reconocer que pega bien, pero estoy acostumbrada a que me pegaran... Pasé olímpicamente de ellas, y seguí con mi trabajo, ellas estaban sorprendidas de mi acción, llegó el padre de Nicole con la mercancía: alcohol, hielo, lo típico. Me vio el labio ensangrentado y corrió hacia mí, cogió mi barbilla y la levantó para verme mejor la herida, inspeccionó por un rato y se fue a su despacho, al rato vino con un botiquín, me curó el labio y me puso como una especie de tirita.

—¿Qué te ha pasado Alex?- Me preguntó, él era como un padre para mí, siempre me ayudaba en todo y se preocupaba por mí, él era muy cariñoso conmigo, siempre cuando he necesitado a alguien he recurrido a él, no como su hija... Él era alto, muy alto, y no exagero, tenía un cuerpo musculoso, debido a que él era antes jugador de fútbol americano y se seguía cuidando, estaba algo canoso, pero se notaba que era pelinegro, igual que su hija, tenía unos ojos verdes celestes, unos ojos que siempre me han encantado, no por su color, sino porque siempre tenía una mirada tranquilizante, él seguía esperando a que yo le respondiera.


—Pues... Mientras que bajaba las sillas, me he resbalado y me he dado contra la mesa, solo eso.—"Qué buena historia te acabas de hacer ¿eh?" Cállate un rato anda... Él me miraba con cara de no creerme, pero solo se fue por la mercancía y llevársela al almacén, que bien empezamos la noche... 

¿Un amor posible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora