53. Dejé que me lastimaran

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Estoy sentada en el recibidor de la casa de Lucas, mirando a la puerta abierta que da a la calle. No sé si lo espero a él o simplemente no me he decidido a irme aún. Después de todo, me ha insinuado que Samantha significa para él más de lo que Malcom significa para mí. Y Malcom es uno de mis mejores amigos. Lo cual me hace deducir que para él, Samantha es incluso más que eso.

Más que su mejor amiga.

Entonces... ¿Está enamorado de ella? ¿Ya no me quiere a mí?

¿O nos quiere a ambas?

Me sacudo la cabeza, para alejar esos pensamientos. Lo mejor será esperar a que él mismo me lo aclare. Aunque me duele adentro. Me duele mucho.

Observo la caja de pizza que trajo un repartidor, un momento antes. Con todo lo ocurrido, no tengo apetito y se me revuelve el estómago al pensar que ellos iban a pasar una romántica noche antes de que yo llegara. Con comida, probablemente una película, y quién sabe qué más.

¡Basta! Otra vez estos pensamientos que me atormentan.

Lucas llega unos minutos después. Ingresa en silencio, cierra la puerta tras de sí y se sienta a mi lado, dejándose caer en el sillón. Se masajea la frente haciendo presión con sus dedos, pero no dice nada.

—¿Y Samantha? —le consulto.

—Va camino a su casa.

Parece tener algo en mente, que no se anima a expresar.

Me rasco la cabeza porque, ¡diablos! estoy muy nerviosa. No quiero que me diga que siente cosas por ella. No quiero pelear con él y, sobre todo, no quiero perderlo.

Pero necesito saber...

—¿Le dijiste que soy tu novia?

Exhala un suspiro, como si mi pregunta le molestara.

—Sí, ya está aclarado. ¿Contenta?

—No, Lucas. No estoy contenta —giro mi rostro hacia él—. Porque me hablaste mal, me gritaste, y porque sigo sin entender qué es lo que Samantha significa para ti.

Él me observa de lado, sin mirarme del todo.

—Amor, no confundas las cosas. Ella me importa demasiado, pero no de la forma en que estás pensando... Es como una hermana para mí —ahora sí se vuelve hacia mí y se acerca con cuidado para rodearme entre sus brazos—. Lamento haberte gritado. Pero lo que hiciste estuvo mal.

—Tal vez, pero tampoco debiste dejarme así para ir tras ella —me muestro firme.

—En verdad lo siento —levanta una mano y acaricia mi rostro con sus dedos.

Se acerca a mi boca, entrecerrando los ojos, y no sé si deba dejarlo continuar. Hay algo en su actuar, en su expresión, en sus nervios, que me anuncian que no está todo bien.

—Lucas... —lo detengo—. ¿Está todo aclarado con ella, entonces?

—Sí —susurra, aunque no lo noto seguro—. Ya le dije que estoy enamorado de ti.

Asiento, a pesar de que me parece demasiado bueno para ser verdad. No sé si estoy siendo negativa, pero él no parece contento, y si todo estuviera bien, lo estaría ¿no?

A pesar de todo, se acerca de nuevo y esta vez sí le permito juntar sus labios con los míos. Sus manos rodean mi cintura con cariño y aferran la tela de mi blusa como si no quisiera perderme. Su boca me acaricia despacio, con dulzura, invitándome a disfrutar cada instante de este beso. Como si no fuera a durar demasiado...

Por culpa de un instante (Completa✔ y en físico 📚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora