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WayV

—¡¿Pero a vosotros qué os pasa?! ¡Me voy como por una semana y hacéis esto! Sois unos inconscientes, ¿y si le hubiera pasado algo?

—¡¿Puedes relajarte un poco?! —gritó de vuelta Hendery.

Kun pasó una mano por su cabello y con su mirada reprochó a los tres chicos que estaban sentados frente a él. Lucas y XiaoJun parecían afectados, realmente arrepentidos, pero Hendery parecía más bien molesto por la actitud de Kun.

—Se suponía que SiCheng venía aquí para descansar y vosotros...

—¿Por qué te molesta tanto, eh? —volvió a responder Hendery—. No hemos hecho nada malo, no le hemos violado ni le hemos obligado a nada. Kun-ge, SiCheng-ge está pasando por eso de ser un híbrido, y que yo recuerde no hemos sido los únicos que han estado con él.

—¡Pero él no es consciente de ello! ¡Se deja llevar por su instinto animal! ¡¿No lo entendéis?!

—Ge, SiCheng-ge no tiene cinco años, sí que sabía lo que estaba haciendo —se atrevió a responder en un susurro.

En la semana que Kun no había estado, era porque había acompañado a YangYang a que se instalara durante un tiempo con NCT Dream, ya que estos eran de su edad. Y, ciertamente, agradecía que YangYang no hubiera estado en los dormitorios después de lo que había ocurrido. Entonces Ten apareció por la puerta medio adormilado.

—¿Qué son estos gritos, qué pasa?

—¡Y tú! —Kun miró a Ten—. ¡¿Es que estás sordo?!

—¿Por qué? —preguntó aturdido.

—Kun-ge nos está sarmoneando porque nos hemos acostado con SiCheng-ge... —respondió Hendery.

—¿Qué? —rió—. Pero si tú mismo dijiste que necesitaba eso. Oh, espera, ¡espera! Ya lo entiendo. Lo que pasa es que estás escocido porque SiCheng ha preferido a estos críos antes que a ti, es eso, ¿no? Claro, como te dejó por Yuta.

La 99' line quedó sorprendida por las palabras de Ten. Ninguno de ellos se habría atrevido a hablarle así jamás.

—¿Qué...? ¿Cómo puedes pensar eso? Claro que no, no pienso acostarme con SiCheng. ¡Y SiCheng no me dejó por Yuta, simplemente dejamos de querernos!

—Claro, me vas a decir que no lo sigues queriendo —dijo más seriamente, pero Kun tan solo negó.

—Estás mal, Chittaphon.

Rojo por la rabia, Kun se fue casi corriendo de allí. Dio un portazo, lo que hizo reír al tailandés. Tomó asiento junto a los otros chicos.

—No os lo toméis a mal. SiCheng le sigue gustando, lo sé, está amargado porque lo estáis utilizando como si fuera un juguete sexual.

—E-Eh, no, yo a SiCheng-ge lo r-respeto muchísimo, pe-pero —habló con rapidez Lucas.

—Tranquilos, sé por qué lo habéis hecho. No os sintáis culpables, esto acabará pronto. Y a Kun también se le pasará, ya veréis. Dadle tiempo.

Los menores tan solo asintieron.