Share ♡ AllWin/WinWin!Harem

WinDery

Voyeurism!
Rim job!
HandJob!
Doggy style!
Overstimulation!

          —Ahora es mi turno —apartó unos cuantos cabellos de la frente de SiCheng—. Así que, ¿cuántas veces crees que puedes correrte en una sola noche?

SiCheng ahogó un gemido.

Hendery se colocó entre las desnudas y largas piernas de SiCheng, las cuales temblaban por la reciente estimulación. Clavó su mirada en la ajena, y mientras le sonreía acarició sus muslos, acercándose peligrosamente a una de sus zonas erógenas. SiCheng se veía totalmente incapaz de hablar, lo único que necesitaba era que Hendery le diera atención.

—Intenta no mover las manos —advirtió en un tono caramelizado, aunque siendo sinceros, WinWin no se veía capaz de mover nada.

Hendery tomó el pene de SiCheng entre sus dedos, sacándole un inesperado jadeo. Con su pulgar deslizó el líquido presenimal y el semen que había quedado y comenzó a masturbarlo sin prisa. Por instinto, cerró sus piernas, pero Hendery las mantuvo abiertas. Era vergonzoso admitir lo rápido que había vuelto a excitarse con tan solo un par de toques, pero era como si su cuerpo no tuviera suficiente jamás.

—A-Ah, Hendery... —gimoteó pegado a la almohada, su espalda se arqueaba y, sin querer, su cuerpo se retorcía hacia los lados.

Hendery iba a una velocidad demasiado lenta para su gusto, y estaba empezando a ser insoportable. El menor tomó con su mano libre el rostro de WinWin y lo observo con ternura, deleitándose con su enrojecimiento y el rastro de lágrimas que salían de sus ojos. En todo momento siguió moviendo su mano, aumentando la velocidad pero disminuyéndola enseguida durante otros cuantos segundos.

—P-Por favor... M-más rápido... mmgh —escondió su rostro detrás de sus brazos, a lo que Hendery rió con suavidad.

Increíblemente, subió la velocidad, el sonido húmedo y chocante de su pene contra la mano de Hendery era lo único que se oía en la habitación, en acompañamiento de sus jadeos y gemidos. Al sentirse cerca del orgasmo, subió sus caderas para recibir la fricción, pero Hendery ejerció presión para evitar que lo hiciera. Bajó hasta su altura y besuqueó sus mejillas hasta que SiCheng empezó a soltar pequeños grititos.

—V-Voy a-aah...

Estaba incómodo, el autolubricante que segregaba estaba aumentando en demasía y necesitaba sentir algo en su interior. Bajo sollozos y una incomodidad bastante molesta terminó eyaculando sobre los dedos de Hendery, quien no se detuvo hasta que la sobreestimulación de SiCheng hizo que este lo detuviera con sus propias manos.

—Dos veces —dijo alegremente. Llevó sus dedos manchados de semen hasta los labios de SiCheng, quien abrió su boca y lamió su esencia de los dedos de Hendery. 

Sollozó con más incapié, su cuerpo temblaba y sentía que ya podría ir a dormir. Pero Hendery tenía otros planes. Sin ser demasiado brusco, puso a SiCheng boca abajo. Él mismo entendió que debía subir sus piernas, temblorosas y casi entumecidas. Estaba aturdido, los dos clímax lo habían dejado exhausto y no sabía si estaba preparado para correrse otra vez. Su cara se escondió en la almohada, humedeciéndola por culpa de su saliva y de sus lágrimas.
No pudo evitar hacer sus manos puños cuando Hendery, al abrir sus nalgas, pasó su lengua por su ano. Gimió completamente hundido en la almohada, llorando sin parar por tanta estimulación seguida. Hendery continuó penetrándolo con su sinhueso, masajeando sus nalgas a la vez. Fue lento y cuidadoso con sus movimientos, haciendo que SiCheng empezara a perderse en el placer, perdiendo parte de su cordura y su racionalidad.
Haber tenido dos orgasmos tan fuertes y seguidos lo había dejado muy cansado.