WinIl

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Blowjob!
Vanilla (Missionary)!

   WinWin había intentado masturbarse para no meterse en la cama de alguno de los miembros, sin embargo, lo había dejado peor. Estaba tan desesperado porque pasara todo eso de una vez por todas. Había pasado una noche entera llorando en los brazos de Yuta y por primera vez se sintió realmente culpable. La noche siguiente quería pasarla entera con Yuta, sin embargo, se había quedado dormido en el sofá y le daba mucha pena despertarlo. Últimamente lo veía más cansado, con ojeras y menos sonriente.
Antes de meterse a su dormitorio le tapó con una sábana y le besó castamente sobre sus belfos.

Mientras estaba tumbado en su cama, bajo sus mantas empezó a sentirse cachondo de nuevo. Colocó su brazo entre sus piernas y comenzó a frotarse contra él. Gimió lo más bajó posible el nombre de Yuta. Estaba demasiado caliente, su cara estaba totalmente enrojecida y sentía el autolubricante y el sudor humedeciendo toda su piel. Las lágrimas no tardaron en aparecer, escondió su rostro en la almohada para opacar sus jadeos y no despertar a Taeil.
No era suficiente, simplemente lo necesitaba, necesitaba a Yuta... o a quien fuese. En esos momentos su mente estaba nublada por la excitación y solo podía pensar en ser follado.

—Y-Yuta... —lloriqueó, sus orejas perrunas y su cola estaban caídas, necesitaba a alguien.

Desesperado se quitó las sábanas de encima y fue al baño (caminando torpemente) y se lavó la cara para relajarse. Se cambió de ropa y salió habiéndose calmado. Sin embargo, su cuerpo seguía igual. Estaba agobiándose otra vez por culpa de esas malditas hormonas que no paraban de pedirle sexo. Su mirada se oscureció como tantas otras veces al ver a Taeil dormido en la cama de al lado.
Se acercó casi automáticamente, pero se detuvo unos centímetros antes. Taeil siempre cuidadaba muy bien de SiCheng, y también podía contar con él. Apartó con mucha delicadeza las sábanas y, tratando de no mover demasiado el colchón, se metió junto a Taeil. Volvió a cubrirse con la sábana, aguantando la respiración cuando notó que Taeil se removió. Por suerte no se había despertado. Fue bajando a través del colchón hasta quedarse a la altura de su entrepierna. Sus manos cogieron la goma del pantalón sin rozar la piel de Taeil. Los deslizó con una lentitud exagerada, tardando casi diez minutos en lograr sacar su sexo del interior de sus boxers. Su pene se encontraba, obviamente, flácido. Lo tomó con las yemas de sus dedos, mordiendo su labio inferior. Sacó su lengua y rodeó el glande con esta. El mayor se movió ligeramente, pero al parecer seguía dormido.

SiCheng suspiró aliviado. Continuó pasando su lengua sobre el bálano, esta vez metiendo un poco más de su miembro en su boca. Notaba cómo poco a poco se endurecía y, de pronto, sonrió ladino cuando Taeil jadeó y miró debajo de las sábanas con los ojos entrecerrados.

—¿Si-SiCheng? —preguntó incrédulo y con la voz grave por acabar de despertarse—. ¿Q-Qu- A-Aah, mierda... —suspiró echando su cabeza hacia atrás.

WinWin ni siquiera se inmutó, puso toda su atención en la polla de Taeil. Creó un vaivén, succionando mientras subía y bajaba. Sus labios se aferraban, su lengua recorría su extensión. Bajó su boca hasta sus testículos, chupando y lamiéndolos a la vez que lo masturbaba. Volvió a su miembro, con el cual se entretuvo teniéndolo en el interior de su boca, abriendo paso en su garganta. Sintió la mano temblorosa de Taeil sobre sus orejas y gimió sobre su sexo, enviando una placentera vibración al coreano.
Solo cuando Taeil tironeó de su oreja supo que debía detenerse. Lo sacó de su boca y subió su mirada avergonzado. Taeil tomó su cara de la barbilla y lo hizo incorporarse. Limpió sus labios con un pañuelo de papel y luego emparejó ligeramente sus cabellos.

—¿Q-Qué haces a-aquí, SiCheng? —preguntó agitado, en aquellos momentos solo podía pensar en sexo, pero al mismo tiempo le preocupaba el estado de WinWin.

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