MarkWin

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Vanilla (Missionary)!

         Habían pasado unos tres días desde que WinWin estuvo con JungWoo. Se despertaron por la madrugada totalmente asqueados y tuvieron que ducharse. Definitivamente la próxima vez iba a limpiarse antes de dormir.

Pero lo que de verdad era agobiaba era ver cómo el tiempo seguían pasando y ni sus orejas de perro ni su cola ni su apetito sexual desaparecían. Empezaba a frustrarse, a lo largo del día podía haber sentido mil emociones: felicidad, tristeza, excitación, cansancio, etc. Era una tómbola al azar. A lo largo de aquellos días había sido capaz de controlar su instinto animal, sin embargo, aquella mañana se despertó con ganas de llorar. Se sentía vacío y solo necesitaba el calor corporal de alguien.
Se había despertado temblando de nuevo y con la cola sin parar de agitarse. Era incómodo seguir acostado con esa horrible sensación, por lo que decidió levantarse para tomar un vaso de agua o, simplemente, relajarse. Al salir de camino a la cocina percibió un extraño ¿olor? No lo sabía, pero había algo que había captado su atención. Trató de ignorarlo, pero mientras estaba sentado bebiendo un zumo se sintió todavía más atraído. Por alguna razón sus mejillas enrojecieron y sus manos temblaron.

No era capaz de distinguir por qué se sentía tan atraído, y aunque no quería comprobarlo, fue como si su cuerpo actuara solo cuando se levantó y se encaminó hacia la procedencia de ese "olor".
Era muy temprano, solo estarían despiertos dos o tres integrantes, así que tendría menos riesgo de que lo pillaran merodeando por ahí a esas horas. Aquel olor parecía salir del dormitorio de Mark. Aunque, en realidad, no era un olor, sino una especie de sensación invisible que estremecía su piel. Reaccionó apartando su mano del pomo de la puerta cuando iba a abrirla. Seguramente estaba durmiendo y, además, tampoco tenía verdaderas razones para entrar ahí y despertarlo.

Justo cuando iba a regresar a su habitación fue que escuchó un par de jadeos al otro lado. Se quedó totalmente inmóvil. Le entró la vergüenza, era como si estuviera irrumpiendo en la intimidad de Mark. Quería irse de allí, realmente quería, pero no era capaz. Estaba parado justo en frente del dormitorio del menor como si fuera algún tipo de acosador. Se obligó a sí mismo a moverse, incluso cuando tuvo unas irremediables ganas de llorar, aparte de ese cosquilleo tan horrible que le recorrió. Pudo sentir como poco a poco su piel se volvió caliente y sus temblores aumentaron.
Cuando creía haber conseguido escapar de su deseo al lograr controlar su llanto, escuchó su propio nombre entre aquellos jadeos. Se volvió débil. Siendo nublado por su parte animal, SiCheng se giró y abrió la puerta con cuidado.
Por suerte, no hizo ningún ruido ni al entrar ni al cerrar.

Dentro solo podía ver un bulto debajo de un par de sábanas tumbado en la cama. Sus pupilas se dilataron, pues entonces oía a la perfección a Mark intentando retener sus gemidos. Se acercó sigiloso. La situación era muy extraña, pero se las apañó para cubrirle la boca a Mark cuando este, al verlo, iba a gritar. Sus ojos estaban ligeramente húmedos y mostraban timidez y vergüenza, a la vez que sorpresa. Lentamente destapó su boca y bajó la mirada, recuperando la cordura unos segundos.

—Hy-Hyung, yo... eh... lo siento m-mucho...

WinWin sonrió y se sentó al lado de Mark. Las sábanas seguían cubriendo su cuerpo.

—Está bien, no pasa nada —susurró con voz melosa—. Es solo que te he oído y-y... —su mirada se afiló y, sin pesarlo dos veces, lo besó—. quería ayudarte. Siento haberme colado así en tu cuarto, Mark... l-

Fue cortado cuando Mark lo agarró de la camiseta y lo volvió a besar. Estaba casi tan rojo como un tomate y era adorable la manera en la cual temblaba.

—¿E-Entonces vas a...?

A pesar de que Mark intentaba sonar dominante, a SiCheng solo le hacía gracia. Aún así asintió y, antes de meterse bajo las sábanas, se quitó el pantalón y la camiseta. Se recostó junto a Mark, sus pieles casi se rozaban mientras los dos se besaban. SiCheng bajó su mano hasta rodear el miembro del canadiense. Mark gimió sobre sus labios al sentir su cálida mano. Lo acarició un par de veces antes de que dieran la vuelta y entonces quedó SiCheng debajo de Mark. El menor tanteó los muslos ajenos con miedo, hasta que SiCheng asintió en aprobación y dejó que tocara su piel. A la par que ambos se besaban, Mark se deshizo de la ropa interior de WinWin, liberando por fin su erección, la cual se contraía con anticipación.
Pasó sus brazos alrededor del cuello de Mark y besó por encima de sus belfos. La habitación estaba sumida en una ligera oscuridad, únicamente había unas líneas de luz proporcionadas por la persiana.

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