CAPÍTULO 1: LA VISITA.

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Estaba tranquilamente recostada en mi cama mirando el techo con los ojos llorosos cuando escuché que alguien gritaba mi nombre. Me levanté y sequé las lágrimas con la manga del jersey. Aturdida inspiré profundamente y me dirigí hacia la puerta de mi habitación. Bajé las escaleras con cautela hasta la primera planta. Era Arme, hacía años que no la veía...

— ¿Arme? ¿Qué... qué estás haciendo aquí? —pregunté sorprendida.

— He venido a despedirme Aisha.

— ¿A caso te importa? Han pasado dieciséis años desde que te fuiste. —respondí furiosa.

— ¡Pues claro que me importa! Eres mi hermana y él, nuestro abuelo. Sé que yo...

— ¡Cállate! —interrumpí bruscamente.

—Hace tiempo que dejaste de ser mi hermana. Una buena hermana no abandona a otra. No se esfuma sin dejar rastro dando de lado a su familia sin decir ni una palabra. —contesté llena de rabia.

— Aisha... si dejaras explicarme tan solo un momento te lo aclararía todo... No es lo que tú piensas de verdad. —dijo ella con tristeza.

—¡Déjame en paz! Si has venido para reconciliarte ya es demasiado tarde. El abuelo ha muerto. No te debo nada. Despídete de él si quieres, pero conmigo no tienes nada de qué hablar, hace mucho que dejé de tener una hermana.

Dicho todo esto volví a mi cuarto, cogí una mochila y empecé a meter mi ropa desordenadamente. Preparé un par de libros y la vara que él me regaló. Cuando ya tenía todo listo e iba salir por la puerta vi una foto de los dos, puesta en el espejo. Era una fotografía antigua de cuando yo tenía apenas seis años, poco antes de que Arme se marchase... al mirarla, las lágrimas brotaron de mis ojos por un instante.

La arranqué toscamente y la guardé en el bolsillo de mi abrigo.

Al llegar a la planta de abajo, vi a Arme sentada en el sofá con la mirada perdida sujetando una de las reliquias que siempre llevaba puesta nuestro abuelo. Tantos años deseando que volviera y ahora que estaba ahí sentada, ni siquiera podía mirarla. Llena de rabia e impotencia; crucé de un portazo la puerta del lugar que una vez fue mi hogar.

Sin decir una palabra. Sin ni siquiera echar la vista atrás. Sin despedirme...

Me había propuesto recuperar el anillo que él me había otorgado. Aquel anillo por el que murió con tal de salvarme.

EL LEGADO MALDITO (ELSWORD-AISHA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora