CAPÍTULO 13: NUEVOS DESCUBRIMIENTOS

48 7 0
                                    

Una vez dentro, nos dimos las buenas noches completamente avergonzados por lo que acababa de pasar entre los dos. Él se dirigió al dormitorio de Dragyar, donde dormía desde que nuestro amigo partió de viaje y yo fui hacia el pequeño cuarto de invitados que compartía con Elesis.

Me tumbé sobre el desgastado colchón, sin ni siquiera cambiarme de ropa con cuidado de no despertar a Is. Aunque podría caer una bomba a su lado y literalmente ni lo notaría.

Me quedé contemplando la enmarañada red de fisuras arbitrarias que recorrían el techo. Incapaz de conciliar el sueño, mi mente sólo era capaz de repasar una y otra vez el momento de antes como si se tratase de una película a cámara lenta.

Al pensar en Elsword a punto de besarme, una onda de calor me atravesó de pies a cabeza alterando los latidos de mi pobre corazón acelerado e instintivamente toqué mi labio inferior con las puntas de mis dedos al recordar el tacto de sus labios rozando los míos.

Cerré los ojos y dibujé una gran sonrisa en mi rostro mientras caía plácidamente dormida y a pesar de que el sueño me atrapó muy tarde esa noche, fui la primera en despertar al amanecer. Salí de puntillas para evitar hacer mucho ruido y no molestar a los demás.

Esa mañana estaba tan contenta que me propuse prepararles el desayuno. Hice sopa de miso, natto, huevo y tofu. Estaba tan decidida en no quemar nada por una vez, que por alguna extraña anomalía del cosmos no sólo no chamusqué la comida, sino que incluso me quedó riquísima.

Puse la mesa y coloqué el desayuno sobre ella cerciorándome de dejarlo manteniendo el calor hasta que se levantasen. Obviamente no iba a desayunar sin ellos, así que para hacer tiempo me fui a la parte de atrás para practicar mis hechizos.

Además, necesitaba ejercitarme un poco o me volvería loca si solamente seguía leyendo mis libros. A decir verdad, había visto cosas muy interesantes en uno de mis tomos como: controlar la magia sin cetros, consejos para perfeccionar la dominación sobre los cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua) y transformación de cetros en anillos.

Esto último no podían lograrlo todos los magos, ya que los báculos al ser el medio físico por el que se canaliza la magia que nace de cada hechicero, necesitan de una profunda conexión con sus propietarios. En resumen, sino hay una conexión lo suficientemente poderosa la transmutación no funcionará, o en el peor de los casos, acabará con la destrucción del cayado.

Por el contrario, cuanto más fuerte es la conexión, menos intentos se necesitan para lograrlo.

Se supone que si uno consigue realizar bien ese hechizo de conversión, el báculo de un mago cambiará a la forma deseada por este, con la cualidad de poder devolverlo a su estado original cuando se desee a través de una palabra o un gesto clave. Lo que significa que mi vara se transformaría en un anillo permanentemente hasta que yo utilizase una clave para que volviera a su estado normal y viceversa.

Me pareció algo muy útil e interesante. Después de todo lo que me había pasado sería una gran estupidez no aprovechar la ventaja de llevarla puesta como anillo. Decidí arriesgarme y ejecutar el hechizo, pero primero necesitaba pensar en la forma de ejecutarlo. Tras unos minutos llegué a la conclusión de efectuar dos gestos en vez de uno para más seguridad.

El primero sería: estirar mi brazo, apuntar hacia abajo con el puño cerrado y abrir mi mano con un gesto rápido para pasar de anillo a báculo.

El segundo: dejar caer también mi brazo hacia abajo, un poco separado de mí y apuntar con mi cetro al suelo para cambiar al anillo.

Me concentré en el hechizo con el cayado entre mis manos pronunciando con exactitud las palabras en la lengua muerta de los antiguos. Las repetí un par de veces y entonces una luz brillante hizo presencia parpadeando cada vez con más intensidad.

EL LEGADO MALDITO (ELSWORD-AISHA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora