CAPÍTULO 10: SENTIMIENTOS ENCONTRADOS.

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No pude evitar sentirme tremendamente culpable por el hecho de que Dragyar tuviera que marcharse de su hogar. Me quedé con la mirada perdida, completamente absorta mirando el camino de tierra por el que se había marchado apenas diez minutos antes.

—Elsword debió de percatarse de mi estado y se acercó a mí. —¿Te parece si te enseño el manejo de la espada? —me pregunto poniendo su mano sobre mi hombro.

—Perdona, ¿Me has dicho algo? —respondí totalmente despistada.

—Creo que ya es hora de que te enseñe a defenderte con un arma.

Lo miré completamente sorprendida y a la vez muy emocionada, así que le asentí con la cabeza. Nos dirigimos hacia el interior del establo para tener más intimidad. Elesis también nos acompañó para supervisar el que no nos hiciéramos daño, supongo.

—Elsword trajo consigo unas dagas y un par de espadas para entrenar. —Empezaremos con las dagas primero, quiero enseñarte a defenderte y atacar a corta distancia.

Antes de practicar una pelea, Elsword me enseñó un par de movimientos básicos de defensa no muy complicados. Al cabo de un par de horas los ejecutaba decentemente por lo que él asumió el papel de agresor y comenzó a atacarme. Al principio se movía muy lentamente para que yo pudiese anticiparme y reaccionar de forma correcta. Tras una hora cambió el ritmo para atacarme con rapidez simulando así una verdadera agresión. Después de echar toda la tarde practicando con Elsword, me defendía bastante bien, aunque obviamente me quedaba mucho que perfeccionar.

—Aprendes rápido, eso es bueno. —dijo Els, secándose el sudor de la frente.

—Gracias. Si te soy sincera no esperaba que fueras tan buen maestro. —respondí con la voz algo entrecortada por el cansancio.

—Tú y tu soberbia... te lo dejaré pasar esta vez, estoy demasiado agotado para discutir de nuevo contigo.

—Pero si te encanta reñir conmigo. Es una pena. —contesté con condescendencia.

—Tiene toda la razón señorita, no obstante, prefiero pasar esta vez. —objetó él, guiñándome un ojo con pillería.

— ¿Estás seguro? —pregunté alzando desafiante mi daga hacia su pecho.

— ¡Vamos Els, lo estás deseando!, ¡Demuéstrale como se hace! —gritó Elesis con gran entusiasmo.

—Qué demonios... de perdidos al río. —chistó él a regañadientes, pero con una hermosa sonrisa en su cara.

Elsword alzó su daga en señal de que aceptaba mi reto y nos enzarzamos en una pelea amistosa. Se notaba que estaba realmente molesto porque puso todo su empeño para vencerme, eso sí, yo no se lo puse nada fácil y me esforcé todo lo que pude.

Para mi sorpresa le hice frente con bastante dignidad y estábamos muy igualados, así que él optó por cambiar su estrategia y me atacó haciendo un movimiento que no me había enseñado. Era muy veloz y no reaccioné a tiempo por lo que al intentar bloquear el golpe me hice daño en la muñeca, la que tuve que dislocarme en el asentamiento del bosque.

Al notar el punzante dolor di un grito muy fuerte. Acto seguido caí de rodillas sujetando mi mano sobre mi pecho.

— ¡Aisha!, ¿Estás bien?, ¿Qué le has hecho idiota? —gritaba Elesis a pleno pulmón corriendo hacia mí.

—Elsword tiró al suelo su arma y se arrodilló junto a mí. —Aisha, lo siento mucho... déjame ver por favor. —susurró en voz baja con una mirada de arrepentimiento.

—Es mi muñeca. No me has herido tranquilo. Me la disloqué en el campamento —dije yo fingiendo serenidad en un intento de tranquilizarlos, con una lágrima cayendo por mi mejilla.

EL LEGADO MALDITO (ELSWORD-AISHA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora