4. "Bienvenido a King's Dominion„

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4. “Bienvenido a King's Dominion „

 “Bienvenido a King's Dominion „

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  La noche era húmeda gracias a la pequeña llovizna que cobijaba a San Francisco. Al final Marcus había accedido a regresar conmigo. Habíamos caminado en silencio de vuelta a la escuela, conmigo regalándole una que otra sonrisa cómplice por encima del hombro para que no perdiera el interés, pero esperaba que no lo tomara tan enserio.

–El maestro Lin tiene un código básico de conducta– comencé a decir junto a él–. Sólo hay una cosa prohibida. Revela nuestra ubicación y te mataremos– finalicé llegando a nuestro destino.

Una tienda de carne que servía como una fachada de la escuela, escondiéndola en su interior. Billy estaba recargado junto a la puerta, fumando un cigarrillo.

–En plan Conan el bárbaro– dijo lanzando la colilla a la calle y siguiéndonos dentro–. Te descuartizaremos– agregó intentando intimidar al chico, yo sólo asentía lentamente–. La familia de Lin lleva descuartizando desde hace siglos, le han cogido el gusto.

Seguí caminando entre los trabajadores, con el olor a sangre y carne en el aire. Divisé a Willie recargado en el mostrador y me saludó con un leve movimiento de cabeza.

–Lin no se raja– terció cuando pasamos a su lado–. Tiene una reputación que mantener.

–Las demás reglas son simples– seguí hablando, internándome en la habitación donde poco tiempo atrás había estado Marcus atado–: no desobedecer, no drogas y no sexo.

Ahí estaba María, sentada en una silla mientras se peinaba, mirándose en un espejo. Saya estaba rondando por el lugar con sus brazos cruzados sobre su pecho y su katana tras ella.

–Y la última nos la saltamos– comentó la mexicana con tono coqueto, mirando a Marcus.

–Espero que no sea aquí– soltó él en broma, o eso creí.

Todos nos quedamos callados, observando al chico nuevo mientras esperábamos a que vinieran por él. Marcus nos miró un poco confundido al ver que no ocurría nada.

–¿Qué es esto?– me miró en busca de explicaciones.

Una puerta camuflajeada de baldosas se abrió detrás de mí y un monje entró a la habitación.

–Bienvenido a King's Dominion– musitó Saya junto a mí.

Marcus no pareció pensarlo mucho y caminó hacia el hombre de capucha, siguiéndolo fuera de la habitación con pedazos de cerdo colgantes para adentrarse en la escuela.

–¿Cómo lo convensiste?– quiso saber María, sonriendo ansiosa.

–Con detalles– me alentó Billy para hablar, golpeándome ligeramente con su codo.

–No puedo hablar sobre eso– me encogí de hombros–. Es confidencial.

Les guiñé un ojo y salí por la puerta en dirección a la escuela.

Al parecer la lluvia había incrementado en el tiempo que habíamos estado dentro de la carnicería, así que bajé corriendo por las escaleras de metal, a punto de resbalarme un par de veces, atravesé el pequeño patio delantero y entré por la gran puerta de madera a la escuela, con el cabello empapado, escurriendo sobre mis hombros.
Bajé las escaleras de caracol y pensé en ir a la enfermería para limpiar la herida de mi brazo, pero un monje se cruzó en mi camino, el mensaje era claro: el maestro Lin quería verme. La herida podía esperar.

Seguí al hombre hasta la oficina del maestro y abrió la puerta por mí.
Al entrar encontré al maestro Lin observando unas fotografías de algunos estudiantes, con el ceño fruncido y sus dedos tamborileando sobre su escritorio.

–¿Completé la misión?– aventuré.

–No del todo.

Arrastró una fotografía por la superficie de madera hasta ponerla frente a mí. Marcus.
Miré al maestro Lin, y la forma en que me miró sólo reafirmó lo que tenía en mente: ahora tenía un protegido. Nunca había tenido uno antes, pero no creía que fuese tan difícil. ¿Qué podría pasar?

→ Toxic  |Marcus Lopez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora