"-Un chico como tú debería llevar una advertencia"
[En colaboración con pumpkinx512]
× contiene lenguaje explícito, violencia y mención sobre abuso de drogas y alcohol ×
portada: pumpkinx512
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King's Dominion, la escuela para aspirantes a asesinos. Mi hermano había estudiado aquí, y a diferencia de mí, él amaba este lugar. No era un sádico, pero creía en hacer del mundo un lugar mejor, papá nos lo había inculcado, o en mi caso, lo intentó. Matar era una línea que no quería cruzar.
—Diablos— siseó junto a mí Azalea; mi amiga y compañera de cuarto, pertenecíamos a la misma afiliación: Los Preps—. El chico nuevo sí que es ardiente— gimió recargada junto a mi casillero.
Seguí su mirada, la cual estaba clavaba al fondo del pasillo. Sí, hablaba de Marcus. Caminaba con total seguridad, la espalda bien derecha, la vista al frente y su mochila sobre su hombro. Era de admitir que el uniforme de la escuela le sentaba bien. Al parecer un baño y ropa limpia hacía una diferencia.
—¿Es tu tipo?— fruncí el ceño, abriendo la puerta de mi locker.
—Es lindo, pero al final es una rata. Quizá sólo un acostón y ya— dijo con total naturalidad—. No me contaste cómo te fue anoche con tu tarea.
—Mel— saludó Marcus con voz animada.
—Bien, los dejo solos— dijo Azalea a la vez que se alejaba de nosotros.
—Hola— respondí con tono brusco, acomodando mis libros dentro del casillero.
La escuela era bastante clasista, no era bien visto relacionarse con las ratas. Incluso la amabilidad era confundida con debilidad. Quizá era mi protegido, pero no necesariamente debía estar con él todo el tiempo. Podría supervisarlo desde lejos.
—¿Cómo está tu herida?— insistió mirando mi brazo.
Rodé los ojos en su dirección, y pareció captar el mensaje, ya que alzó sus manos al aire rendido y se dispuso a abrir su casillero...junto al mío. Genial, no había forma de evitarlo.
Por el rabillo del ojo logré ver qué sacó un muñeco de peluche con pijama a rayas y una nota en su pecho sostenida por un cuchillo. Asesino de niños, decía la nota. Soltó un ligero gruñido y lo lanzó al fondo del casillero.
—¿Eres mexicano?— apareció María, recargándose en los casilleros junto a Marcus.
—Mi padre era nicaragüense. Y mi madre de Kansas.
—Ya, lo que seas. Pues menuda reputación. La mitad de la clase está asustada. La otra mitad quiere ver si tú reputación es real— la chica me miró por sobre el hombro de Marcus, dedicándome una pequeña sonrisa malvada—. ¿Cuál es tu afiliación?— volvió su atención al chico.
—Ah, yo no voto— respondió él con incredulidad.
María no pudo evitar reír divertida, mirando al piso y negando levemente.
—Soy María— se presentó—. Únete a los Soto Vatos.
Ya había terminado de organizar mis cosas, pero me quedé en mi lugar, fingiendo buscar algo, escuchando su conversación.
—Ya, otro día. No me van esos rollos— replicó él.
—Ay, cariño— rió ella entre dientes—. Sin una banda nunca sobrevivirás. Estarás más seguro con los tuyos— dijo como si él tuviera que saberlo—. Además, así me costará menos conocerte.
Chico, el agresivo novio de María y líder de los Soto Vatos, apareció de improviso, seguido de sus dos amigos, Juan y Joaquín. Tomó a la chica por el cuello, estampándola con rudeza contra los casilleros.
—¿Te gusta este pendejo?— gruñó intensificando su agarre.
—Ah, sí. Solo busco nuevos reclutas, bebé— respondió ella con dificultad.
—Déjala en paz— ordenó Marcus, empujando a Chico. Gran error.
Juan le devolvió el empujón a Marcus, apartándolo de su líder.
—Hey— lo detuvo Chico—. Tranquilo— pidió con amabilidad fingida.
Y sin aviso le soltó un golpe a Marcus en el estómago, haciendo que éste se encorvara por el dolor.
—Ya basta— cerré mi casillero de un golpe.
—Ah, ¿es tu novio?— preguntó con sorna. Sacó su navaja y amenazó a Marcus con ella, poniéndola en su mejilla y obligándolo a erguirse—. Te gusta María, ¿eh?— prosiguió—. Esta es mi otra chica— presionó más la navaja contra el rostro del ruloso.
—Basta— repetí, sacando mi navaja, pero su segundo amigo, Joaquín, me tomó de la muñeca con fuerza.
—Quiero ver que lo intentes— masculló cerca de mi rostro.
Con mi mano libre de planté un puñetazo en su pómulo, haciendo que me soltara. Chico me dedicó una mirada asesina, dando un paso hacia a mí, pero Juan lo detuvo.
—Aquí no— le dijo a Chico—. Lin se molestará.
Un monje estaba en el pasillo. Eran los ojos y oídos del maestro Lin.
—Vamos— Chico guardó su navaja, regresando con Marcus—. Esta noche tú y yo tenemos una cita. Ponte ropa bonita. Te enterrarán con ella.
Billy iba pasando por ahí con un vaso gigante de plástico. Chico se lo arrebató y derramó el contenido sobre Marcus. Yo me aparté para que no me salpicara. El amigo de Chico me empujó fuera de su camino antes de irse tras su líder.
—Lo siento— susurró Billy recogiendo su vaso del suelo y reanudando su camino.
—Bien hecho, López— exclamé de mala gana al chico—. Te ganaste una paliza.
Al parecer no podría vigilarlo desde lejos.
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Ya le voy a meter velocidad a esto porque hay cinco (o seis) capítulos y no voy ni a la mitad del primero. Y tengo planeado otro proyecto que posiblemente esté disponible el fin de semana, así que... Espero les esté gustando este fic y si tienen observaciones o sugerencias siéntase libres de comentar. Gracias por el apoyo:)