1. En tus buenos días.

22.1K 656 764
                                    

POV Natalia.

Cinco de la madrugada, justo la hora en la que el despertador sonó. Prácticamente salté de la cama hacia el armario, era mi primer día.

Cogí la ropa y me metí a la ducha como un cohete, estando lista apenas diez minutos después. Cogí las llaves del coche y salí de casa, hacia la Cárcel de Mujeres de Barcelona.

No era mi trabajo soñado, para nada. Pero ya que no podía acceder a las pruebas de Policía Nacional por culpa de mi enfermedad, esto era lo más parecido.

Tenía epilepsia, controlada y en continúa medicación. Por lo que no debía pasar nada pero aún así el Estado Español no permitía incorporaciones con algún problema de salud.

Precisaban de máquinas perfectas, sin un sólo defecto.

Lo supe demasiado tarde, nunca había sido tampoco muy buena estudiante que digamos. Mis padres se gastaron mucho dinero en profesores y en pagar hasta dos carreras que no terminé.

Pero ahora a mis 22 años, sentía que empezaba a darme independencia y madurez a mi misma. Me sentía orgullosa de haberme presentado a las oposiciones, orgullosa de aprobarlas y ahora orgullosa de que me hubiesen concedido la temporada de prueba.

Con Bon Jovi sonando en mi viejo Seat Ibiza, conducía hacía aquella prisión.

---

POV Alba

"¿Estas segura?" Escuchaba la voz de María detrás de mí, en aquella minúscula celda. Si asomaba mi cabeza un poco entre aquellos barrotes podía visualizar la entrada.

"Debería ingresar hoy" Bufé girándome hacia ella.

"Son las seis de la mañana, tal vez entre más tarde" Contestó Maria desde la cama, somnolienta. Suspiré pesadamente y me acerqué a ella golpeándole el hombro.

"¡Que te despiertes, coño!" Le dije alzando la voz en un susurro.

"La madre que te parió, Reche" Contestó ella con un tono enfadado mientras abría los ojos.

"Suelen entrar a esta hora, cuando las demás presas siguen dormidas" Dije.

"Cuando hagamos un plan a las cuatro de la madrugada que no sea para realizarlo unas horas después por favor" Se quejó Maria abatida.

"¿Olvidas quién te metió aquí?" Pregunté indignada.

"No, no olvido que sabía que no podíamos confiar en tu novia." Contestó Maria mientras bostezaba. "Pero ahora mi único pensamiento esta aquí, con esta cama de mierda."

Dirigí mi mirada una última vez hacia la entrada, pero nada. Así que con pesar, me encaminé de nuevo a la cama, tumbándome en ella.

No había hecho todo aquello para acabar ahora así por culpa de un puto ligue en el que pensé que podía confiar. ¿En qué momento lo hice? Estaba loca.

En mi mente sólo podía ver la posibilidad de que se hubiese acercado a mí sabiendo quién era, para ganar mi confianza y posteriormente chivarse. Cobrando recompensa.

Yo era pequeña, una rubia bajita. Pero de bajita tenía lo mismo o más de peligrosa, así lo había conseguido. En aquella cárcel yo era la autoridad, en apenas las dos semanas que llevaba allí las antiguas reclusas líderes me respetaban. Todas sabían lo que había hecho, todas nos conocían a Maria y a mí.

Empecé a cerrar los ojos, dejándome llevar por el sueño de nuevo aunque total, sabiendo que en una media hora nos despertarían para ir a las duchas.

NefelibataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora