36. Open door.

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POV Alba.

Acceso A bloqueado, con cinco internas patrullándolo. Acceso B también bloqueado con más internas asegurándose de ello. La puerta trasera inservible, puerta de los funcionarios bloqueada también. Los funcionarios estaban en el centro de la sala común, atados en sillas. No faltaba ninguno, todo estaba controlado.

Todo iba a salir bien.

''Esto va a terminar muy mal interna, muy mal'' El Director Herrero permanecía atado en su silla de despacho. Nosotras estábamos en su oficina, nos habíamos encargado de controlarla.

''Sólo queremos un trato muy simple'' Hablé. ''Y vamos a conseguirlo'' Afirmé girándome a observar a Julia, que asintió sonriente.

''Con un motín no vais a conseguir nada'' Afirmó él, rabiando por verse inútil.

''No vais a traer de vuelta a Carlos y no vais a iniciar esa nueva política de mierda'' Tal como empezaba a pronunciar esas palabras el director amplió cada vez más los ojos, sorprendido por que yo supiese aquello.

''¿Cómo lo sabéis?'' Preguntó impresionado. Tragué saliva y dejé salir aire por la boca, mientras pensaba que contestar.

Pero Julia se adelantó.

''¿Qué funcionaria ha decidido renunciar, director?'' Amplié ahora yo los ojos, girándome hacia ella, con una mirada asesina.

''N-No-'' Empecé a hablar viéndome interrumpida.

''¿¡Natalia Lacunza estaba pasando información a las internas!?'' Gritó el director de la cárcel, totalmente enfurecido. Tensé la mandíbula sintiéndome fatal, Julia había desenmascarado a Natalia, ahora cuando todo pasase. ¿Qué iba a ser de ella?.

No, no podía dejar que esa información saliese al exterior.

Agarré del brazo a Julia y la llevé al pasillo, cerrando la oficina con llave. Julia se había quedado a mis espaldas, mirando como aparentemente tranquila echaba el cierre. Cuando me giré hacia ella me sonrío y yo imité su acción.

Su gesto cambió abruptamente en el momento en el que mi sonrisa se borró y la empujé contra la pared con fuerza, provocando que su cabeza golpease contra el yeso de aquella pared.

''¿Qu-?'' Empezó a hablar pero se vio interrumpida por ella misma, por un grito de dolor al ser golpeada por mi rodilla en el abdomen. Evité que se retorciese y la cogí del pelo, levantándole la cabeza para que quedase cara a cara, conmigo. ''¿Molesta, Rex?'' Sonrío ella.

''Debí haberte matado cuando pude'' Dije enfurecida, con la mandíbula tensa.

''Sólo he respondido una pregunta, además esa chica no deja de salir ilesa de todo.'' Comunicó. ''Ya va siendo hora de que asuma culpas y daños'' Julia se incorporó mientras decía eso y después de pronunciar la última palabra me empujó, provocando que soltase mi agarre de ella.

''¿Quién más sabe eso?'' Pregunté viéndola alejarse. Una carcajada suya resonó por el pasillo y se giró lentamente hacia mí, guiñando un ojo.

''Sólo nosotras y el director. No va a ir a nadie más'' Sentenció, marchándose.

Era una cabronaza. Sin duda, lo era. Había desenmascarado a Natalia frente al director a propósito, con un único objetivo. Un objetivo que ella no quería asumir, uno que sabía que con una amenaza personal yo podría ser capaz de realizar.

La amenaza era Natalia y las consecuencias de sus actos.

El objetivo, deshacerse del Director Herrero.

''Lo tengo que matar'' Sentencié en voz alta, para mi misma.

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La enfermería gozaba de una tranquilidad y una paz inhabitual en un motín. Pero no estaba mal, resultaba cómodo. Entré con la cabeza alta, junto a la enfermera que habíamos tenido retenida. Ella tenía que hacer sus labores pese a tal caos.

La mirada acusadora de Maria desde la camilla fue lo primero que visualicé. Suspiré hondo y me senté a su lado, intentando parecer serena.

''Que has hecho.'' Ni siquiera fue una pregunta, sus palabras resonaron duras y fuertes. Junto a esa mirada.

''Lo que tenía que hacer'' Respondí encogiéndome de hombros.

''No Alba, ¿eres mínimamente consciente de lo que has hecho?'' Contestó dura. 'Te has condenado, me has condenado y has condenado a todas las internas. Si la política que iban a iniciar era dura, la que vendrá después de esto lo será el doble.''

''El después me da igual Maria'' Hablé en un suspiro. ''Cuando íbamos robando por ahí, como si fuésemos de guante blanco, ¿pensábamos en el después de nuestros actos?'' Silencio. ''¿No verdad?, pues no me digas que piense en mi futuro cuando a ninguna de las dos nos ha importado nunca ni lo más mínimo.

''Alba, yo no puedo. Pero deberías aprovechar el motín ahora para intentar escapar'' Ideó la rubia. Fruncí el ceño ante su idea sin entender por qué su motivo.

''¿Escapar?'' Pronuncié.

''La cárcel esta menos vigilada que nunca, el foco de atención esta en la puerta principal y sabes de sobra que con un poco de distracción podrías escabullirte y salir al exterior. Empezar una vida'' Miré hacía la ventana tragando saliva. Sin duda sonaba tentador.

''¿Y dejaros a vosotras a vuestra suerte?'' Hablé encogiéndome de hombros mientras negaba con la cabeza. ''Escapar... de nuevo'' Suspiré. ''He huido demasiado, Maria. Más de lo que quisiera y la verdad, me arrepiento todos los días de haberlo hecho. Esto no sería distinto'' Anuncié girándome a mirarla. Ella sonrío y alargó su mano, ofreciéndomela. Sin duda, mi mano y la suya se entrelazaron, cómplices.

''Te quiero mucho, compañera'' Pronunció Maria. ''Pero eres un caos'' Añadió. Sonreí ante su ocurrencia y le solté la mano asintiendo.

''Peor, soy una tormenta'' Ejemplifiqué. ''Tengo asuntos que atender, recuperaos'' Comenté despidiéndome y acercándome a la puerta.

''Alba'' Africa me llamó por primera vez desde su camilla y me giré a observarla. ''No hagas nada que nos pueda dejar sin ti, por favor'' Pidió. Tragué saliva y asentí forzando una sonrisa.

Lo iba a intentar.

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Esto podía salir bien o muy mal. Pero estaba dispuesta al riesgo, Miki nos acompañaba a mí y a Julia a aislamiento.

''Es aquí'' Anunció el chico, sumisamente. Miré a Julia, la cual se encogió de hombros y sonrió frente a la puerta que teníamos delante.

''Ramírez'' Llamé autoritaria.

Hubo un silencio y después de unos segundos se escucharon los pasos tras la puerta, acercándose. Pero sin pronunciar palabra. Cogí aire y tiré de la rendija, descubriendo ante mis ojos, los suyos.

''Reche'' Habló clavando sus ojos en los míos, a través del agujero. ''Medina y Nunyez...'' Nombro más tarde. ''¿Qué esta ocurriendo?'' Preguntó tranquila.

''Un motín en el que tú y yo vamos a colaborar, juntas'' Enumeré sin más. Maria no perdió tiempo en empezar a reír tras la puerta.

''¿Cómo estás tan segura de eso?'' Preguntó.

''Querías el control, ¿no?'' Pregunté. ''Pues lo tendrás después del motín, yo ya no lo quiero. Pero, si dejamos que se inicie la nueva polémica nunca lo tendrás'' Anuncié.

''¿En que consiste esa política?'' Ahí estaba, tenía su atención.

Le conté todo, absolutamente todo sobre la nueva política y sobre lo que íbamos a hacer. Después de algunos ajustes accedió.

''Una última cosa, Miki'' Hablé antes de que sacase las llaves. ''¿Dónde guardáis las armas?'' Pregunté con la mente puesta en el director.

Mientras, la puerta se abría.

NefelibataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora