11. Rayos de luz.

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POV Alba

Llegaron las cinco de la tarde y los golpes tímidos de Natalia contra mi puerta hincharon mi pecho.

Le abrí con una amplia sonrisa que ella respondió y la abracé.

Habíamos cogido mucha confianza a raíz de nuestro primer encuentro, casi tres meses atrás. Desde entonces casi todas las tardes alguna de las dos acudía a la puerta de la otra y compartíamos una agradable conversación durante horas sobre cualquier cosa. Habían veces que ella tenía que hacer trabajos y otras en las que yo tenía recados que hacer, esas veces nos acompañábamos simplemente. Pero siempre estaba la presencia de la otra ahí, creando un ambiente de complicidad y confianza que personalmente nunca había experimentado y menos con alguien que prácticamente acababa de conocer.

"Hola" Saludó ella separándose del abrazo.

''Hola Nat'' Suspiré sonriéndole.

''Tengo que hacer un trabajo'' Informó haciendo un puchero mientras dejaba ver su portátil. ''Pero te prometo que cuando acabe te invito a un café'' Continuó. ''O lo que quieras'' Rectificó ampliando sus ojos.

''Un café suena bien'' Dije mientras ambas entrábamos en el salón, sentándonos en el sofá.

''¿Qué lees?'' La pregunta de Natalia me desconcertó pero enseguida pude darme cuenta de a qué se refería. Había olvidado que en la mesa auxiliar había dejado esas hojas y rápidamente las aparté de su vista, cogiéndolas mientras soltaba una risa nerviosa.

''No, no es nada'' Comuniqué intentando sonar convincente. Cosa que obviamente no ocurrió.

''¿Qué escondes ahí, Alba Reche?'' Dijo ella lentamente mientras dejaba el portátil en la mesa y se giraba hacia mí. Tragué saliva y aguanté mi sonrisa lo mejor que pude mientras negaba.

''No escondo nada'' Respondí viendo como se acercaba a mí con una sonrisa.

''¿Seguro?'' Susurró ella levantando levemente sus cejas. Ambas estábamos muy cerca y casi podía sentir nuestras narices rozándose.

''Segurísima'' Respondí entreabriendo la boca, poniéndome nerviosa de pronto.

Se había creado una esfera extraña en aquel momento, ambas nos mirábamos intensamente y yo momentáneamente olvidé incluso los papeles que escondía a mis espaldas. Sonreímos casi a la vez y su suspiro al bajar la mirada a mis labios provocó que el aire se me atascase en la garganta.

Pero Natalia era una traidora.

En el momento que menos me esperaba, me atacó. Colocó sus manos a mis costados y empezó a provocarme cosquillas sin piedad. Yo me revolvía entre sus brazos entre risas y gritos mientras ella se reía a carcajadas sobre mí.

Hubiese sido un bonito primer beso.

Pero no hubo beso.

Y no fue por qué algún teléfono sonase, porque ella se cagase o porque yo misma me asustase de mis sentimientos e impulsos de aquel momento. Porque cuando nos quedamos quietas, simplemente observándonos con ella encima de mí, mi impulso era ese. Probar sus labios.

Fue por culpa de él.

De pronto la puerta principal empezó a ser aporreada por alguien, destruyendo totalmente la burbuja y ese ambiente en el que nos habíamos inmerso. En cuanto Andrés habló tras la puerta, ambas suspiramos y Natalia se quitó de encima lentamente.

Yo tampoco quería que se quitase.

Acaricié su brazo y me levanté caminando hacia la puerta principal, prestando atención a lo que él decía.

''Aa...lba abrrree'' Su voz sonaba ronca, torpe y lenta. Estaba borracho. Suspiré girándome y me sobresalté levemente al ver a Natalia a mi lado, me había seguido.

''No le vas a abrir, ¿no?'' Dijo ella seria, preocupada. Cogí aire profundamente y busqué su mano, entrelazándola con la mía.

''Tranquila, sólo hace ruido'' Comuniqué sinceramente.

Durante el tiempo en el que habíamos estado conociéndonos había sacado algo en claro y es que Natalia desde su casa, escuchaba los gritos que me daba y los portazos que hacia Andrés en mi casa. Entendía su preocupación pero realmente Andrés nunca me había tocado un pelo pese a su carácter impulsivo y violento.

''Es cuestión de tiempo que no sea así'' Tragué saliva confirmando que había escuchado sus gritos y más con aquello que me dijo. Solté su mano dirigiéndome de nuevo al salón y ella me siguió. ''Y-Yo... lo siento per-'' Natalia estaba nerviosa, al parecer se habría pensado que había metido la pata.

''Eh'' Llamé su atención girándome hacia ella, cogiendo sus manos de nuevo mientras le enseñaba una sonrisa sincera. ''Tranquila Nat'' Hablé acariciando sus manos. ''Si me tocase algún día, no lo volverías a ver por aquí'' Informé sinceramente.

''Aunque no te toque, no me gusta que te diga todo lo que te dice. No te creas ni una de sus alcohólicas palabras'' Pidió seriamente. Sonreí negando con la cabeza y mordí mi labio.

''No todos los alcohólicos dicen la verdad, soy consciente de ello'' Sonreí guiñándole un ojo, ella me respondió con una carcajada y los golpes en la puerta dejaron de sonar. Parecía que se había marchado.

''Que te parece...'' Empezó ella. ''¿Si en vez de ese café te invito a cenar?'' Propuso mordiendo su labio. Amplié los ojos y me reí nerviosa.

''¿Mi vecina, Natalia Lacunza me esta pidiendo una cita?'' Pregunté.

''Depende de como lo quieras enfocar y de si aceptas o no, Albi'' Sonrío ella.

''Parece que la señora mayor del segundo y la del cuarto van a tener de qué hablar'' Bromeé causando su carcajada.

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Hacia calor en el patio y había mucho sol. Justo perfecto para tomar el sol, así que tanto Africa, Maria y yo estábamos aprovechándolo. Lo estábamos disfrutando tanto que incluso manteníamos los ojos cerrados.

''Entonces, ¿pasó algo en la enfermería?'' Rompió Maria el silencio, sacando de pronto el tema de Natalia. ''Tu ex está loca'' Añadió todavía con rencor por todas las reducciones que la morena había realizado sobre ella. Por eso mismo, Africa soltó una carcajada.

''Realmente no'' Comuniqué siendo sincera. ''Pero no ha dejado los porros'' Me reí colocando mi mano en la frente. Maria ante aquello abrió los ojos y sonrió ampliamente.

''¡Tenemos oficial porreta!'' Dijo levantando la voz y causando que yo abriese asustada los ojos, deseado no encontrarme con la mirada de Natalia.

Por suerte, la vi pero de espaldas a mí. Realizando su patrulla sin ser consciente de que teníamos una conversación sobre ella en esos momentos.

''Dios Maria, te voy a matar'' Hablé girándome hacia ella.

''Cuidado que si mañana muere se creerán que has sido tú por esa amenaza'' Comunicó Africa, con un tono burlón. ''Estamos en la cárcel, cari'' Añadió mirándose las uñas.

''Lo siento'' Se disculpó Maria, riéndose a carcajada limpia. ''Lo siento'' Repitió de nuevo.

Negué con la cabeza dejando escapar una risa a la que posteriormente Africa se unió.

''Os quiero, chicas'' Confesé mirándolas. Africa hizo un puchero mientras que Maria suspiró sonriente. Ambas asintieron de acuerdo conmigo.

No me había dado cuenta de que algo iba mal.

Y Natalia, por estar hablando con una interna junto a Sabela y Miguel tampoco se percató del peligro.

Lo habían planeado.

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