¡Y que gran desamparo!
Recuerdo en las noches frías del invierno,
Cuando no había más que migas de pan duro,
Sin comida y sin bebida.Oh, dime tú querida mía
¿Seré yo el hombre que te ampare en este día?No puedo, mira mi vestimenta,
Mi calzado y mi vocabulario.Fácilmente viene una tormenta,
De esas que dejan mucho rastro pues,
Hay gente muerta.Oh, dime tú querida mía
¿Seré yo quien te proteja de esa tormenta?No lo creo, mira mi rostro,
Mis manos y mis despojos.Solo esperaremos la muerte,
Tal como nuestros parientes.