Capítulo II

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Brandon se despertó en la madrugada para correr por el vecindario y ejercitarse un poco en el parque, quería estar preparado para el gran evento del día siguiente, no es que estuviera nervioso pero quería estar en su mejor forma para arrasar con la competencia. En su salida, noto que la habitación comunal de las monjas estaba iluminada, no le dio mucha importancia y salió al parque.

Luego de una hora de ejercicios, Brandon estaba de vuelta en el orfanato, se dispuso a regresar a su cama para poder descansar un poco mas pero una vez mas noto que la habitación de la Hermanas seguía abierta y con Luz, ya no teniendo prisa, esta vez decidió asomarse para ver que ocurría, asomo su cabeza y encontró a todas las hermanas en la habitación, todas se encontraban de rodillas orando a un altar. No era extraño para el ver eso, cuando se crecía en un orfanato dirigido por monjas, se aprendía una o dos cosas de religión. Normalmente el hubiera dado media vuelta y dejarlas rezar en paz pero algo que dijeron llamo su atención.

-Por favor Dios, te rogamos por la pronta recuperación de nuestra Hermana Margaret, sabemos que tu obraras para poderla tener con nosotros pronto-

Una gota de sudor atravesó la mejilla de Brandon, trago un poco de saliva, sentía frio, mucho frio, no queriendo ser descubierto, rápidamente y sin hacer ruido, se dirigió a su habitación y se recostó en su cama, tratando de convencerse a si mismo que había escuchado mal, si! Seguramente era eso, estaba cansado por madrugar y escucho mal! La Hermana Margaret se encontraba bien, era una mujer fuerte y decidida, mientras todas las demás se habían rendido, ella había sido la única que por muchos años aguanto todos sus berrinches y ataques de ira, la que le presento al Sr Zen, si! Ella estaba bien, Tenia que estarlo! ¿Verdad?

Brandon ya no fue capaz de dormir el resto de la madrugada, su mente estaba completamente en otro lugar, pronto dieron las 6 de la mañana, todos los niños empezaron a levantarse y arreglarse, el joven peliblanco lo hizo también, después de hacer sus labores matutinas, todos los chicos se dirigieron al comedor para desayunar, el desayuno no variaba a otros días, pero había una diferencia significativa esa mañana, la Hermana Margaret no se encontraba en su mesa con las demás Hermanas, eso nunca ocurría excepto lo días que ella salía de viaje, lo cual no era el caso, ella siempre anunciaba públicamente a todos los niños cuando estaría ausente y por cuanto tiempo. Brandon una vez mas se sintió muy frio, recordó las palabras de las monjas en la madrugada, debía saber. . .Necesitaba saber! Un segundo antes de pararse para preguntar que ocurría, la Hermana Elizabeth, segunda a cargo, se levanto y dirigió a los niños. Todos inmediatamente guardaron silencio para escuchar que debía decir:

-Ahem, niños; antes de rezar por los alimentos, hay algo que debe saber, anoche. . . nuestra querida directora Margaret Sanchez, tuvo un ataque al corazón y tuvimos que llevarla de emergencia al hospital, por el momento su condición es estable y les pido que por favor también recemos por ella y su pronta recuperación-

Pronto todo el comedor se lleno de murmullos tanto de los niños mas pequeños como los mas grandes, no era un secreto que todos querían y respetaban a la Hermana Mayor, Elizabeth logro calmarlos a todos y después de la oración, todos comieron en silencio, ya que era fin de semana, no había escuela. Así que Brandon se dirigió a hablar con la Hermana Elizabeth.

-Hermana. . .-

-Si Brandon, ¿Dime?-

-hmmmm, ¿hay alguna posibilidad que podamos dar una visita a la Hermana Margaret? Quisiera saber como esta-

La Señora observo a Brandon detenidamente, al igual que Margaret y muchas otras, ella conocía al chico y sabia perfectamente como el estimaba a la Directora, después de todo, ella le había cuidado desde muy pequeño.

-Bueno, a decir verdad, esta tarde planeábamos visitarla con algunos de los niños pequeños, si gustas puedes venir, debo admitir que me ayudaría mucho tu ayuda como niñero también-

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