*Narra August*
Dios que sueño tengo. Hoy era un jodido martes. Aún quedan 3 días para despertarme temprano, y 4 días para tener que pensar más de lo que espero. No quería ir al colegio, pero lo haría igual.
Quiero, no, exijo mis vacaciones ya.
El maldito despertador seguía sonando, pero yo estaba con mi cara enterrada en la dulce y suave almohada, semi-dormido por no decir que era un completo zombi. Al terminar de sonar esa canción del diablo que tengo como despertador, la cual me gustaba cuando la puse, me pude relajar y esperar a que sonara de nuevo y allí despertarme; pero el hermoso silencio de la mañana fue irrumpido por el estruendoso chillido de mi hermano menor.
Aquello me sobresalto a tal manera que me intenté sentar rápidamente, pero estaba acostado de estómago y solo doble mi espalda de manera brusca. Eso me dolió bastante, así que me acosté de manera inmediata en la cama otra vez, pero al caer encima de está caí mal y termine con la mitad superior de mi cuerpo en el suelo y la otra mitad de la cama. Y con un gran dolor de cabeza por el golpe que me llevé en el aterrizaje también.
Me intenté incorporar de manera inmediata para ir a reclamarle a mi hermano que era lo que le pasaba por gritar a estas horas de esa manera, pero solo conseguí un aumento en el dolor de cabeza y un leve mareo que me hiso caer al suelo otra vez. Esta vez me senté lentamente para que posteriormente me pare de una manera aún más lenta. Al ya estar en pie, me dirigí de manera inmediata a la habitación de mi queridísimo hermano preparado para un buen reto por gritar a las 6:30 de la mañana. A esa hora se duerme, no se grita.
Entré sin siquiera tocar la puerta, esperando ver a un niño de 9 años jugando con algún juguete y haciendo gritos de guerra, o por algún insecto que revoloteaba por allí; pero lo que me encontré me dejó completamente anonado. Mi hermano estaba completamente rojo y llorando de una manera exagerada mientras gritaba, y nuestro perro… haciéndole pipí en la cama.
Al ver esto, mi inutilidad en este tipo ocasiones extrañas hizo aparición; así que solo pude comenzar a reír maniáticamente. Mi hermano al ver esto, se puso a llorar más fuerte, pero al ver que mi risa no paraba y yo ya estaba en el suelo, comenzó a gritarme que parara mientras me daba patadas. Y como buen hermano, yo comencé a reírme aún más fuerte.
Unos segundos después llegó mi madre corriendo para ver qué diablos le pasaba a sus hijos para que se rieran de tal manera a estas adentradas horas de la mañana. No es común escuchar a sus hijos en una mañana de martes a las 6:35 a.m. carcajeándose uno y otro gritando y llorando a mares.
Intenté frenar mi risa, pero no pude; así que esperé un reto, palabra u orden que me hiciera disculparme con mi hermano por ser tan malo y no ayudarlo y de paso que dejara de reírme así. Y seguí esperando mientras mi risa cesaba, pero lo único que logré divisar entre mis lágrimas fue mi madre comenzando a reírse. Primero de una manera disimulada para no hacer sentir a mi hermano, pero luego explotó en carcajadas, haciendo que ambos quedáramos en un silencioso shock. Después volví a reír y mi hermano completamente frustrado se fue a la habitación de mis padres para llorar con mi papá.
Cuando nos pudimos tranquilizar, mi madre y yo sacamos las cosas meadas por nuestro perro y mi madre las llevó a lavar mientras yo entraba a darme un baño.
A las 7:30 a.m. ya estábamos todos bañados y desayunados. Todos teníamos caminos diferentes, así que ahora cada uno se las arreglaba solo, excepto mi hermano, que se iba junto mi madre. Yo salí de mi casa a las 7:37 camino a la escuela.
Estaba caminando tranquilo, buscando una canción para mejorar el camino de ida, cuando siento a alguien saltar a mi espalda y quedarse colgando allí.
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Ralor Wood [Pausada]
Novela JuvenilJune, una joven de dieciseis años de edad era la típica chica. Tenía amigos, salía, iba a la escuela, estudiaba y mira el techo en momentos de aburrimiento. Ella era, prácticamente una chica normal, con los típicos problemas juveniles, con la vida m...