La mirada puesta en el cielo en busca de estrellas es agobiante, mis ojos se dirigen a explorar algún planeta rojo que sea mi hogar o mi infierno. Camino hacia allá con pasos llenos de excitación, dejando huellas de arena mojada con tinte rojo y con la esperanza de ver al diablo llorar. Sin más remedio, me embriago del sufrimiento ajeno y pinto mis nubes con sangre fresca, hace que el paisaje adquiera un aspecto libertino. Respirando, con el aire inundado de furia, impregnando la venganza como deseo único e intenso. Admiro lo que me rodea, la tierra resulta ser tan lisa a mi tacto, quizá porque esta mezclada con el polvo de tus huesos. De esa manera mi planeta fue construido con los restos de tu cuerpo que murió por el miedo y la desesperación. Entonces tus gritos y llantos de agonía completan la melodía de mi planeta. Sólo queda inconcluso mi deseo de rasgar tu piel y verla sangrar hasta quedar seca y pálida. Pero no es algo que pueda cumplir ahora, ya que mi sed necesitaba ser aliviada, por eso tengo una copa de tu sangre haciéndome compañía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
