Capítulo 10: Consumado

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⚠️Atención⚠️
Este capítulo contiene cierto grado de violencia, se pide discreción.  

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Las semanas transcurrieron, Londres volvía a su aire primaveral, césped verde, árboles frondosos, mariposas y abejas dando vida a la estación, y ante tanta belleza, a la castaña dejó de importarle los papeles volando de un sitio a otro, sentirse tan salvo y protegida le había generado una sensación de inmutabilidad, incluso cuando sus cosas desaparecían y tenía que buscarlas detrás de las macetas o en los basureros, o las ocasionales golpizas que su padre le daba cuando llegaba ebrio a casa, todo se había reducido a un sabor amargo que se desvanecía de su boca en cuanto veía a sus amigos. Se sentía tan viva, que llegaba a parecerle irreal e injusto para con la única persona que seguía atrapada en un constante sufrimiento.

Por otro lado los chicos habían descubierto que el acoso escolar del que era víctima su amiga, no era más que un aderezo a su situación familiar, a pesar de que ella insistía en que no debían preocuparse y que los moretones que descubrieron en sus brazos no eran más que un caso aislado. Cosa que no se tragaron, especialmente Dave, quien conocía bien el ambiente tóxico de un hogar dominado por la presencia monstruosa de un imbécil llamado "padre". Y aunque les ocasionara impotencia, debían resignarse a que los problemas dentro de las paredes de la casa Lowell, le pertenecían únicamente a la familia Lowell.

Ellos debían conformarse con mantenerla resguardada en la secundaria, y ella agradecía eso.

Ahren prefería que ellos se mantuvieran alejados de sus problemas hogareños, aunque para eso tuviera que camuflarse y crear distractores con su manera de vestir, aprovechando que casi toda su ropa servía era perfecta para esconder las marcas que dejaba el cable de extensión o el cinturón de cuero en sus piernas, brazos, espalda. Por supuesto, había que dar crédito a su progenitor,  ya que era muy consciente de que las huellas en el rostro podía alertar a los profesores, se limitaba a expresar su rabia en otras partes de su juvenil cuerpo, algo que no ocurría con su madre.

Austin seguía enceguecido con la idea de que su esposa lo engañaba, así que en cada borrachera su retorcido cerebro maquinaba toda clase de infidelidades, abriéndose la posibilidad de que ahora sí la enviara a un hospital. Ya en una ocasión estuvo muy cerca de hacerlo, cuando Malori no alcanzó abrir la puerta principal a tiempo en horas de la madrugada, y el hombre creyó que el retraso estaba ligado a sacar a su amante por la ventana trasera.

Tenía demasiado clavado en su cerebro aquel recuerdo...

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Escuchó entre sus sollozos, los gritos, las súplicas, los golpes, las cosas estrellándose contra el piso o quizá contra su madre; y pese a ello, Ahren se quedó oculta bajo la cama rezándole a Dios para que parara la masacre. La plegaria no fue escuchada, y ella fue una cobarde.

Cuando el ruido cesó, corrió hasta estar junto a Malori que se hallaba tendida en el piso. Su madre se veía terrible, parecía media muerta, con el rostro mellado y ensangrentado, en el cuello podía identificar las marcas que dejaron las manos de Austin cuando intentó ahorcarla, temía ver su cuerpo por debajo del ropaje. 

Recorrió con la mirada el lugar, la sala parecía el epicentro de un terremoto; entre tropiezos levantó una silla y ayudó a sentar a su madre con gran esfuerzo, era la primera vez que veía a la mujer que tanto amaba, tan débil, tan quebrantada, poco podía imaginarse que a ella también la romperían de esa misma manera en unos cuantos años más, sólo necesitaba paciencia. Caminó en círculos indecisa, veía el teléfono y de inmediato bajaba la mirada, Austin había hecho un excelente trabajo de extorción.

Creatures of Heaven (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora