La Pregunta

60 5 2
                                    

Con lo que nos había dicho Dante, sentía que me había sacado un gran peso de encima. No me habría gustado estar enojada con él, ya que fue alguien muy importante para mi. Él hizo que me diera cuenta de cuanto amo a Luis, y de lo mal que hacía si lo perdía.
Madrid nos había agobiado, así que decidimos tomarnos unas vacaciones, en Toscana, Italia. La verdad que siempre me llamó mucho la atención ese lugar, además de que es la única ciudad que me faltó visitar, según mi lista de ciudades por visitar.
Ya nos habíamos instalado en nuestra casa, que por cierto, era demasiado grande como para dos personas.
Era viernes por la tarde, y Luis y yo habíamos ido a caminar por los viñedos, con el sol cálido de frente, un imponente aroma a eucalipto proveniente de un bosque cercano... ¿Podría algo salir mal?

Luis- Este lugar es perfecto.

Yo- Sí! Los árboles, el atardecer...

Luis- Tú... -me interrumpió-. Todo es perfecto.

Yo- -sonrío-. ¿Yo soy perfecta?

Luis- Si hubiera un adjetivo superior a ese, lo usaría. -me besa-.

Cada palabra que emitía Luis era como una dulce melodía que no quería dejar de escuchar nunca.
Pero de pronto, la sonrisa en su cara se borró.

Yo- ¿Te pasa algo?

Luis- Sí... Tengo que hacer algo muy importante. Algo que si no hago ahora, me voy a arrepentir por el resto de mi vida.

Yo- ¿Qué puede ser tan importante?

Luis- Ven. -tomó mi mano de golpe y comenzó a correr hacia algún lugar-.

Yo- ¿A dónde? ¡Esperá!

Me llevó a una fogata que había cerca de donde estábamos.

Luis- Aquí. -dijo agitado, mientras intentaba recuperar la respiración-.

Yo- Que... lindo.

Luis- Ah, ¿lo dices por eso? -dijo señalando el fuego-. De eso no tengo idea. Sólo te traje hasta aquí porque no hay tanta gente.

Yo- Ok... ¿Y qué me querías decir?

Luis- Ah, sí. -suspira-. Gala, sé que no lo digo a menudo pero, quiero que sepas que tú me cambiaste la vida. Y que si después de que te diga esto que te voy a decir, ya no me amas, lo entenderé.

Yo- -una expresión de confusión invadió mi rostro-. No estaría entendiendo.

Luis- Mira, no sé si lo sabías, pero cuando un pingüino elige a su pareja, lo hace para toda la vida.

Yo- ¿Luis, podrías ser más claro?

Luis- ¿Gala, te gustaría ser mi pingüino...?

Yo- ...

Luis- ¡Lo sabía! Sabía que...

Yo- Sí.

Luis- ...no debía... ¿Espera, qué? ¿¡Dijiste "sí"?!

Yo- Sí... ¿Sí?... ¡Sí!

Luis- ¿¡Neta?!

Yo- ¡Sí!

Luis- -corre a abrazarme-. Me encantas. -me besa-.

Yo- ¿Hace falta que sigamos hablando?

Un Golpe De SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora