- ¡Apégate más al extremo, Raptor!
- ¡Pero si mi cara ya está contra la ventana!
- ¡¿Entonces por qué vamos tan apretados?!
- Porque no quisiste dejar tu mochila en el suelo y porque estás gordo...
- ¡OYE!
Y el ojiverde recibió un zape en su cabeza.
¿Qué pasaba? Simple. Resulta que recién descubrieron que era feriado largo y todos estaban libres, por lo que aprovecharon la ocasión para un corto viaje a la playa. Y como buenos amantes de los paisajes, decidieron ir en carro para tener una buena vista de los lugares por los que pasaban.
Como eran 9 en total, decidieron dividirse en dos grupos que irían en autos diferentes. Grupo 1: Timba, Raptor, Trollino y Mike; Grupo 2: Flex, Rius, Mayo, Invictor y Sparta. Ambos elegidos por simple al azar.
En el caso del Grupo 1, Timba conducía y Trollino hacía de copiloto, mientras que los dos restantes iban en los asientos traseros.
El caso es que Mike trajo una mochila grande y llena de demasiada ropa y otras cosas inútiles "por si las moscas", pero al ver que ya no cabía en el maletero por los otros equipajes, decidió llevársela consigo a donde se sentaría. Todo bien.
Lo que nadie contó fue que el castaño se negaría rotundamente a dejar su mochila en el suelo, acomodándola en el asiento como si se tratase una persona, lo cual no sería tan malo si no fuera porque el auto fuese TAN PEQUEÑO.
- ¡Déjame, que ya me estoy acomodando!
- ¡QUÉ LA DEJES EN EL SUELO!
- ¡NUNCA! Y... Ugh...
- ¿Mike? – ante ese pequeño quejido, Trollino se giró automáticamente a verlo, preocupado - ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
- N-No... Sólo... - el menor inhaló profundo y exhaló lento - Creo que me estoy mareando... ¡¿Ves lo que hacen tus gritos, Raptor?! ¡Ahora seguro vomitaré por tu culpa! – y una lluvia de golpecitos cayeron sobre el otro castaño, quien inútilmente intentaba protegerse de la tierna ira de su compañero.
- Pásale una pastilla - recomendó Timba sin desviar su vista de la carretera. Trollino obedeció, sacando una pastilla de una tableta de estas y una botella de agua que Mike aceptó al instante.
[Después de un rato...]
- Como que ya me dio sueño... - habló por lo bajo el de capucha amarilla, quien ya sentía los párpados algo pesados. El de a su lado lo miró con una expresión de obviedad.
- Pues duérmete y ya -
- Pero es que me perderé de paisajes bonitos... – hizo un puchero, pero no pudo evitar soltar un bostezo.
- Mike, que yo sepa, desde aquí hasta la playa no hay casi nada interesante. Sólo duérmete si quieres - recomendó Timba mirándolo por el espejo retrovisor.
- Pero... -
- Descuida, bella durmiente... - interrumpió Trollino mientras volteaba a verlo otra vez, pero ahora con una sonrisa pícara y un tono de voz juguetón, llamando la atención de todos los presentes - Si hay algo bonito para ver, yo te despierto con un beso~
Y aprovechando el silencio que se formó, dirigió su vista al frente otra vez, con un notorio sonrojo en sus mejillas y una sonrisa algo apenada.
-... ¡Wow, el Trolli ya va agarrando cada vez más confianza! -
- ¡Nosborn, que galán~! - canturreó Raptor, citando la misma frase del día anterior.
Mike se volvió a sonrojar, obvio. Sólo que esta vez en particular lucía más pensativo que avergonzado
Pero el sueño aún no se largaba, por lo que no tardó en acomodarse en el hombro de quien tenía al lado, el cual tuvo un respingo ante su cercanía.
- ¡No te duermas sobre mí! ¡Tu novio se va a poner celoso! - chilló el ojiverde, provocando que Mike gruñera y le pellizcara en el brazo - ¡OUCH! ¡ESO DUELE...!
- Pues entonces cállate si no quieres otro... - refunfuñó Mike, cerrando los ojos para poder dormir, no sin antes susurrar -... Además, eres más cómodo que la mochila... -
Trollino logró escuchar eso último y una sensación amarga inundó su pecho.
Fue cuestión de minutos para que Mike se durmiera.
Raptor se sintió demasiado observado por el espejo retrovisor durante el resto del viaje...
Y el quinto día ya estaba hecho.
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•Una Semana de Piropos• [Mikellino]
FanfictionPor culpa de un juego de retos entre amigos, Trollino se verá obligado a dedicarle al menos un piropo por día a Mike durante una semana. Ninguno de los dos pudo haber previsto lo que ese lapso de 7 días provocaría en ambos. Y se darían cuenta de que...