Día 3

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- Y por esas razones pienso que los perros son mejores que los gatos.

- Ajá.

Ahora su encuentro era en una cafetería. Mike había ordenado una gran malteada de chocolate, mientras que Trollino obviamente pidió una taza de café bien cargado.

En estos momentos el ojiazul se encontraba desesperado. Desde ayer estaba buscando por todo internet un piropo digno para ocupar el día de hoy, pero a su parecer todos lucían demasiado cursis o pervertidos. Es que la mayoría le daban asquito, iugh.

Por supuesto que había uno o dos que le llamaban atención. Pero no encontraba una situación en la cual ocuparlos.

Y encima su compañero le dijo que una vez se fuera cada uno a su casa luego de esa breve reunión, estaría ocupado todo el día y no tendría tiempo para hablar.

Sabía muy bien que su amigo era un goloso y que terminaría su malteada en cuestión de minutos. Estaba contra el reloj y hasta ahora no se le ocurrió algo...

"DIOS MÍO, NO TENGO NADA ¿QUÉ HARÉ? ¿QUÉ HARÉ? ¿QUÉ HARÉ? ¿QUÉ-"

- Oye Trolli.

- ¡¿QUÉ HA- Ah, perdón ¿Dijiste algo... ? - El pelinegro se ruborizó un poco al darse cuenta de que se perdió en su propia angustia y que no escuchó parte de las palabras del castaño.

- Eh, no, es que... ¿Te puedo preguntar algo?

Automáticamente el más alto cambió su avergonzada expresión a una interesada - Claro, dime.

- ¿Cuál es tu tipo de café favorito?

...

Trolli estaba a punto de responder algo perfectamente coherente y normal, pero un "clic" que resonó en su cabeza lo interrumpió. Agradeció internamente a todas las deidades que conocía por esa preciosa oportunidad. Es más, se dijo a sí mismo en su mente que se pondría a rezar en agradecimiento apenas llegue a su hogar.

Pero ahora no es momento de pensar en esas cosas, tenía un piropo que decir.

- Bueno... - se sorprendió de sí mismo ante semejante movimiento fluido, delicado y exacto que hizo con su brazo para sacar su celular y a la vez agarrar con su otro lado su taza de café. No hizo caer ninguno de los dos, bien - La verdad es que tengo dos clases de café favoritos...

- ¿Ah sí? ¿Cuáles? - el castaño lo miró intrigado, mientras sorbía un poco del popote de la malteada.

- Bueno, uno, el que se bebe, obvio - Dio un sorbo a su taza - y segundo, el de tus ojos, por supuesto~

Nunca sabrá que clase poder mágico usó para poder formar en su rostro una sonrisa coqueta.

Sin embargo, esta no duro mucho por el gran ataque de gritos internos que tuvo al ver que su contrario no parecía reaccionar, sumiéndolos a ambos en un silencio incómodo. Ya se imaginaba al más bajo pidiéndole al mesero la cuenta para largarse de una vez y nunca regresar. No, mejor, ya estaba a punto de levantar su propia mano para pedirla él mismo...

Mas una tierna risa lo interrumpió, rompiendo con todo el ambiente tenso que los rodeaba.

El castaño se reía de forma suave, nada escandalosa, al mismo tiempo que sus mejillas se encontraban levemente enrojecidas, dejando al ojiazul idiotizado por la inmensa ternura que irradiaba.

Después de varias risitas más y una larga inhalación, Mike habló - ¿De dónde sacas esos piropos tan... Bobos? Dios, es que son tan azucarados que ya no sé si sería sano que siga tomando mi malteada. Capaz me da diabetes.

Y el pelinegro pensó que sería buena idea no cortar la grabación aún - ¿Qué dices? Si al que le dará diabetes será a mí por la dulzura que desprendes, bombón -

El castaño volvió a reír dulcemente.

Y Trollino, con una sonrisa boba y una sensación cálida en su pecho, cortó la grabación y tuvo por terminado el tercer día.

•Una Semana de Piropos• [Mikellino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora