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ృ ꒰❝Siento que tengo pequeñas náuseas, y mis manos están temblando, supongo que te necesito cerca.❞꒱ ృ
—¿No dormiste nada anoche?
—No, niña bonita. No lo hice.— Suspiro, mirando con tristeza al chico con los ojos mieles inyectados en sangre.
En su mano izquierda se encuentra una taza de café, mientras que en la derecha, un paquete.
—Esto es para tí. — Shawn bosteza, sosteniéndolo hacia mí. —Me lo entregaron en mi casa por error.
—Oh, claro. —murmuré, tomándolo de él y dejándolo en el suelo. —Gracias.
Me muevo hacia un lado, abriendo la puerta para hacerla lo suficientemente ancha para que él pueda entrar.
—¿Quieres quedarte un rato?
—¿Está tu hermana en casa?
—No.— digo.
—Entonces me encantaría.— ríe, tomando un sorbo del líquido caliente en su taza antes de entrar lentamente.
No es un día caluroso en absoluto, de hecho, es probable que haga frío Incluso como para tan sólo llevar tres capas de ropa afuera sin sudar, pero Shawn está sin camisa una vez más, con una camisa puesta en la posición que le caracteriza por encima del hombro. Pantalones grises aferrados a sus caderas, como siempre, así como un gorro del mismo color a juego.
Se ve increíble. Lo cual no es sorprendente en lo más mínimo; aún así, mientras que Shawn luce muy bien y preparado para ser otorgado con el puesto de perfección en persona, a mí me otorgarían en el aparato de horrible. Tengo bolsas bajo los ojos, el cabello desordenado y Dios no quiera que me vea usando pijamas de Tortuga Ninja Adolescente Mutante.
—¿No hay escuela hoy?— pregunta cansado mientras nos estrellamos en el sofá, él en un extremo y yo en el otro.
Sacudo la cabeza. —Final de semestre.
Él asiente con la cabeza lentamente, sacando un pequeño cuaderno de notas de su bolsillo, acompañado de un lápiz.
Observo como empieza a garabatear cosas al azar, tanto el libro como el lápiz se ven extremadamente pequeños en sus grandes manos.
Luego de unos instantes, Shawn mira hacia arriba; sólo para atraparme observándolo. El aliento se atora en mi garganta.
Se ríe con una pequeña sonrisa incluida. —¿Qué?
—Nada— digo mientras desvío mi mirada hacia la televisión. —¿Qué estás haciendo?— Pregunto con indiferencia.
—Trabajo escolar.— se ríe. —Tengo que escribir una canción, pero es difícil de hacer cuando consumes cafeína y no duermes.
