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ృ ꒰❝Y si ahora no me crees, pondré el mundo entero al revés, ¿Tengo que enseñártelo? Supongo que tengo que hacerlo.❞꒱ ృ
—Por favor, dime que no acabas de escupir en la comida de ese sujeto.— suelto un jadeo.
Es sólo el comienzo del almuerzo así como también el inicio del curso de voluntariado navideño de Ashley (quién se había visto obligada a inscribirse después de un incidente con el vestuario del niño y un sombrero de Santa Claus que no funcionaba bien), pero alguien ya se las ha arreglado para hacerla enojar.
Cada año, nuestra escuela obliga a todos sus alumnos a hacer algún tipo de trabajo de caridad en el espíritu de la Navidad.
Y cada año Ashley y yo nos quedamos atascadas haciendo las mismas cosas; ella ayuda (a regañadientes) durante un mes entero en el comedor de la escuela, y yo tomo mi lugar de rutina en la guardería, a unos cuantos pasos de dónde me encuentro actualmente.
—Lo que él no sabe no le hará daño.— dice mi amiga con los ojos cerrados. Levanto una ceja. —¿Qué? No debió haberme tocado el culo. Está fuera de los límites.
—No tengo ni idea de por qué sigues ofreciéndote como voluntaria para ayudar en la cafetería.— enfatizo, cambiando el tema sin querer. —Odias a la gente.
—No me lo recuerdes.— suspira. —Era esto, una lectura en pareja. O ayudar a la Sra. Mendes con su maldita clase de matemáticas.
—Sin malas palabras.— se entromete una severa voz, la persona a la que pertenece pasa apresuradamente junto a nosotras.
Nuestras cabezas se giran para encontrar a Ashton, sujetando una bolsa de papel marrón mientras se deja caer junto a nosotras.
—Ayudando a Karen a decorar su aula.— se encoge de hombros. —Calum también está aquí en algo sobre ayudar a las animadoras a hacer bien su rutina para el juego de Navidad de este año.
—¿Y Michael?
El chico saca un sándwich medio comido de su bolsa, al principio ofreciéndomelo antes de ponerlo en su boca luego de mi educada declinación.
—Está con la Orquesta, estoy bastante seguro. ¿Sabes que esta escuela tiene un grupo musical?— habla riendo.
—Eso es increíble.
Nuestra escuela se esfuerza al máximo cuando se trataba de Navidad. Los pasillos siempre estaban cubiertos de oropel, coronas festivas y purpurina suficiente para que un hada se desmayara, casi todo el mundo recibía un paquete de cartas en sus casilleros, ya sea de sus amigos o de los admiradores secretos que pudieran tener.
