Hay un millar de cosas complicadas en la vida:
—Casarse.
—Ser padre.
—Adaptarse a un lugar completamente diferente.
—Aprender un nuevo idioma.
O en mi caso:
—Tratar de recuperar la vida que olvide.Una contusión cerebral causada por un accidente el cual nadie, ni mucho menos yo, tiene conocimiento, fue la que me quitó todo lo que tenía.
Recuperé lo más que he podido, o bueno, lo aprendí de nuevo; Kalet Fauré es mi padre, Lorrayne Adelaide es mi madre y, Alain Fauré y Dean Fauré son mis hermanos mayores.
Tengo una cuñada llamada Kamille Bisset y un hermoso sobrino llamado Didier.
Tengo 24 años; viví en Busán, Corea, durante un año y regresé a Aix-en-Provence cuando tenía 19 años.
De alguna manera, terminé la universidad; me habría encantado saber o recordar el porque elegí el arte. Tiempo después lo volví a sentir.Con el apoyo de mis padres y una gran fuerza de voluntad de mi parte, conseguí abrir mi soñada, y por un tiempo, olvidada, galería de arte.
Estoy segura de que he vivido tan bien como cualquiera habría querido, el detalle de la perdida de memoria solo ha sido un complicado y complejo obstáculo.
Me enfrenté a todo tipo de retos y con tanto miedo logré la mayoría.Aunque simplemente eran muy pocas veces las que me sucedía, aún había veces en las que olvidaba cierto tipo de cosas; no he dejado de recurrir al médico desde que todo pasó, pues si no puedo recuperar todo lo que olvidé al menos puedo mantener lo que he capturado durante estos 5 nuevos años.
Me cerré a cierto tipo de relaciones, si lo veía necesario comenzaba alguna amistad pero, la verdad es que nunca lo veía necesario.
Mi madre decia al principio que tal vez abrirme a cierto tipo de relaciones me harían bien, pues en cierta forma sería tratar de recuperar mi vida social.
Ahora, vivo sola; sin ningún sentimiento de soledad, me siento feliz y, fatalmente decepcionada de olvidar todo lo que alguna vez habría amado recordar.—Han preguntado por ti. —Fue lo primero que sonó al entrar a aquella galería, seguido de un saludo al notar que eso debía ser lo primero en salir de los labios de Armelle. —Ninguno de ellos quisieron recibir informes de mi parte, querían hablar directamente contigo así que pedí su número.
—¿Ellos? ¿No ha sido una sola persona la que ha preguntado por mi?
Ella sonreía el notar cierta sorpresa en mis palabras, ciertamente la galería había tenido éxito pero no el suficiente como para decir que más de una persona ha buscado mi nombre.
—Chandler, Beaufort, Hoseok, Craig, Odette...
—La lista era tan larga que podría jurar que no es más que una simple lista de nombre que ella ha copiado de internet. —¿No pidieron algo más en específico?.—Todos querían saber los precios de tu magnífico trabajo.
Entonces yo no tengo nada que hacer exactamente con ellos: —Simplemente manda a cada uno el precio de todo y si hay respuesta vendes algo y me lo notificas. —Ella tomó nuevamente la lista y al notar que no quería mantenerme mucho tiempo ahí, comenzó a marcar números en el teléfono.
Yo no tenía, ni quería, mucho que hacer ahí, cuando habia algo que demandaba mi atención podía estar ahí más de dos días, pero si simplemente era para verificar cómo iban las cosas, mi día consistía en otras actividades.
La fiesta de cumpleaños del miembro más pequeño de la familia sería en un par de horas, su madre me ha pedido ayuda para preparar todo. Incluso si llegué a olvidarme de su incomparable existencia, Didier era considerado por mi, un ángel.
Un niño de tan solo 4, casí 5, ya era absolutamente todo para mí.—¿Realmente crees que Dean llegará a la fiesta?
—Mi pregunta tardó en ser respondida pues la hice antes de bajar del auto. —Ha estado bastante ocupado desde que consiguió trabajar con ese maravilloso productor. —Kamille solo reía al notar mi tono burlón con respecto al nuevo y añorado empleo de mi hermano.—Él lo prometió, y con eso estoy tranquila.
—Terminó sonriendo. —Nadie se pierde el cumpleaños de su sobrino.Por alguna extraña razón, ir al supermercado me resulta extraordinariamente relajante.
Kamille se enfoca en ir solo por lo que ella ha planeado pero, a mí me agrada más la idea de pasear por cada pasillo, incluso si no necesito nada de ahí; pero Kamille ha sido tan buena amiga —y cuñada— que incluso si se encontraba con prisa me acompañaba a pasear en cada uno de los largos y entretenidos pasillos.—¿Hoy no hubo mucho trabajo en la galería?
—Preguntó interrumpiendo mi atención en aquella botella con nueva presentación.—Llegaron algunas personas queriendo preguntar por mi trabajo... —Respiré, tomando un par de cosas del estante de mi derecha. —Pero todos quieren un trato directo, y las personas no son algo que aprecie bastante.
Y efectivamente es así, no tengo alguna idea de si es que siempre ha sido así, pero las personas a veces resultan tan complejas que preferiría alejarme de cualquiera que se acerque con intenciones de socialización.
Kamille simplemente negaba con la cabeza al notar mi “negligencia” con respecto a la galería pero si había alguien ahí para atender mientras yo no estaba o estaba ocupada, creo que deberían de usarle.
La castaña se veía un tanto apresurada pero simplemente todo llamaba mi atención y me era imposible no detenerme a examinarle.—¿No es tu teléfono el que suena? —Preguntaba a aquella que solo miraba lo mucho que llevaba en el carrito. Al escuchar aquella melodía también, comenzó a buscar su teléfono tan desesperadamente que al contestar solo hizo una seña y una mueca de disculpa.
—¿Canchyo? —La pregunta sonó en voz alta al notar la caja que en algún momento de mis últimos meses en Busán logré comprar para al menos no olvidar que estuve ahí.
Mi padre quiso que llenara mis maletas de pequeñas cosas que pudiera guardar para mantener un recuerdo vacío; por desgracia todos los recuerdos era no más que dulces excesivamente deliciosos.
La pequeña y tierna caja paso de un momento a otro de estar en mis manos a estar en el piso junto con todas las que estaban en el estante.
—¡Lo siento! —El grito acompañó el ruido de todas las cajas caer en mis pies.
El hombre a mi lado se agachó tan rápido como pudo y comenzó a tomar todas las cajas para acomodar cada una de ellas, yo tan confundida y desorientada solo miraba su prisa y su sonrojado rostro. —Nuevamente, lo siento. —Dijo al terminar de acomodar todo, mi sonrisa decía claramente que aunque ya me encontraba bastante incomoda por la situación en cierta manera quería seguir ahí para llenarme de sus disculpas, o sus sonrisas nerviosas.—N-no hay problema, a todos nos puede suceder. —Por fin pude reaccionar.
—Creo que solo querías una caja, no todo el estante. —Bromeó y sin notarlo yo ya estaba riendo con él. —Aunque yo si me llevaría todo.
—Cualquiera lo haría. —Contesté tras escuchar su no tan fluido francés con un pequeño acento extranjero.
Kamille terminaba la llamada y con una sonrisa me hizo saber que ya era momento de terminar nuestro paseo en el supermercado.
—Gracias. —Dije tomando la caja de su mano derecha. —Hasta luego.
—¿Puedo saber tu nombre? —Sonó pasos después. Con la caja en mi mano izquierda regresé la mirada hacia él y me despedí con una seña. —Soy Destiny, así como el destino.
Comencé a caminar rápidamente y alcanzando el paso de Kamille, el hombre de las cajas de dulces desapareció de mi entorno.
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Nuestro posible hilo rojo. » Jung Hoseok.
Fanfiction❛❛ Por favor, no te olvides de mí. ❞ °.•*.✧ Unidos por un simple pero poderoso hilo rojo, Destiny Fauré y Jung Hoseok se encuentran de la manera menos esperada, incluso se podría decir que uno encontró al otro. Pero las cosas no son tan sencil...