『007』

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—¿Con quién hablabas en la noche? —Preguntó Dean interrumpiendo el silencio que había en la cocina. —Llegué tarde del trabajo y cuando pasé por tu habitación estabas hablando, ya era muy tarde como para tener una conversación ¿No crees?

Dean se sentó a mi lado y comenzando a desayunar esperaba una respuesta; su pregunta no iba a un regaño, pero si a un sermón lleno de razones de lo bueno que es dormir temprano.

—Era una compañera, necesitaba ayuda con unas cosas y debía ayudarla. —Mentira, hablaba con el chico que robó mi número, no le digas a mis padres por favor. —Inmediatamente volví a dormir. —Eso si es cierto.

—Tus amigas deberían tener consideración de tu horario temporal. —Dijo con una mueca. Dean, es un buen chico, tiene dos trabajos los cuales le ayudan a los gastos de la escuela y los del departamento.
Y si hablamos de Alain, para él era más sencillo; ya casado y con un bebé en camino, un hombre el cual no tenía preocupaciones pues teniendo el favor de mi padre por trabajar en la misma empresa recibe un poco de dinero extra a comparación de Dean y su aspiración a ser un músico respetado.
Vería a Alain por la tarde, pero primero debo esperar a que su fastidiosa esposa llegara a casa por mi.

Dean, al terminar el desayuno pasó al menos 30 minutos conmigo hablando sobre lo complicado que fue adaptarme a una ciudad como Busán.
El timbre sonó y de alguna manera sonó tan molesto que me hizo saber que Kamille Bisset había llegado; mi hermano y yo nos miramos por un segundo y al segundo toque de timbre ambos hicimos una mueca, pues confirmamos que Kamille había llegado para molestar nuestra existencia.

Ambos nos levantamos del sofá y camino a la puerta suspiramos esperando a que un milagro sucediera, no pasó.
Kamille Bisset estaba parada frente a la puerta con un vestido rosa brillante y una enorme barriga de casi 39 semanas.

—¡Kamille! —Gritamos de decepción disfrazada de emoción y ella con gran felicidad nos abrazó a ambos.

—No tienen idea de lo feliz que estoy de verlos, en especial a ti, Destiny. —Sin invitación alguna, ella pasó y con dificultad se sentó en el sofá. —Me siento fatal, el bebé está a nada de nacer y yo estoy a nada de querer morir. —Bromeó, Dean ocultó su risa y yo solo sonreí, creo que el embarazo hizo algo bien, ahora es menos fastidiosa y hace más chistes.

Pasados 10 minutos, por fin se levantó y decidió que era hora de ir a su casa.
Dean, debía ir a la escuela y Kamille sin dudar se ofreció a llevarlo; de verdad el bebé ha hecho a Kamille diferente.
Dean se despidió y prometió verme para la cena.
Kamille tomó el camino a su casa y durante ese lapso de tiempo ella comenzaba a hablar sobre lo duro que era conducir con una enorme barriga frente a ti.

—Pensaba en Didier, ese era él nombre de mi padre. Alain cree que es lindo pero él dice que desearía más que fuera una niña.

—Espera ¿No saben el sexo? —Interrumpí y pregunté impresionada.

Ella sonrió con tanta emoción y negaba con la cabeza: —Hemos pasado todo el embarazo con la duda, queremos que nos sorprenda.
Si es niño será Didier, como mi padre. —Repitió.
—Si es niña, será Lorraine, como tu madre.

El hecho de que pensaran en el nombre de mi madre me pareció impresionante, pues de todos, mi madre es la que menos soporta a Kamille; ella decía que solo era interés el que tenía sobre el dinero de mi familia y mi hermano.
Kamille ni Alain lo saben pero, tal vez ésto le haga cambiar de parecer.

—Harían muy feliz a mi madre si su nombre es Lorraine. —Sonreí, Kamille asintió con la cabeza sin dejar de sonreír.

—Llegamos, Destiny. —Bajó del auto con mucha más dificultad de la que subió, tomó su bolso y continúo con el camino, sacó las llaves y por accidente cayeron al piso. —El embarazo me hizo más torpe. —Dijo tomando las llaves de mi mano. Tras entrar a la enorme casa, ella se sentó de nuevo y con quejidos comenzó a hacer cuentas mentales. —¿Podrías hablarle a tu hermano? Creo que son contracciones. —Se quejó.
Al escuchar tales palabras llenas de dolor solo algo pasaba en mi mente, ¿Y mi celular? —El teléfono fijo está atrás de ti, hay una lista de números al lado de el. —Dijo al notar mi desesperación por no encontrar mi celular.
Pero, si hay algo característico de Alain Fauré es que él nunca contesta una llamada, aún si se tratara de su esposa dando a luz.

Nuestro posible hilo rojo. » Jung Hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora