『012』

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—¿Destiny? Mi amor, ¿Estás bien? —La manos de Lorraine estaban sobre el rostro golpeado de Destiny. —¡Kalet! ¡Destiny despertó!
—Ciertamente la desconcertada joven tenía más dudas que dolor en su cuerpo.
Su padre y su madre ahora estaban en lágrimas y con los brazos a su alrededor, ella con aún más lágrimas y un terrible dolor aumentando sólo guardaba silencio.

—¿Destiny? —Preguntarón al unisono.

—Y-yo no sé dónde estoy. —Comenzó a sollozar. —Y... Tampoco quienes son. —Su llanto aumentó un poco más, sus padres estupefactos y con el corazón roto salieron al notar que no hacían ni lograban lo que prometieron ante el doctor más prestigiado de Busán.

¿Como una hija no podrá reconocer a sus padres? Ha pasado la vida entera a nuestro lado. Usted definitivamente no entiende, pero ella sabrá sin ninguna duda quiénes somos. Pero al final resultó ser que no fue así.

—Destiny, soy el doctor Min Seung y llevas aquí alrededor de 10 días. —Desconcertada por todo lo sucedido con sus supuestos padres no tiene idea de que es lo que podría decir. —Se te encontró debajo de un puente. Aunque no hay seguridad de que es lo que te sucedió, sabemos que tu cráneo sufrió daños realmente graves ya que pasaron la horas cruciales para evitar un daño irreparable. —Respiró tras buscar alguna explicación que no confundiera más a aquella chica. —Esa es la razón de tu pérdida de memoria, la cual no estamos seguros si es temporal o... permanente.

El hombre después de tratar de explicar a la muy lastimada chica y revisar que al menos su cuerpo estuviera con bien, simplemente salió y con los ojos en el suelo se acercó a la pareja que claramente estaba devastada; tratando de explicar que no había nada que hacer, su cuerpo se encontraba bien pero, su cerebro no.
No había certeza de que se podría hacer o qué no, definitivamente era riesgoso, ¿Y si empeoraba?

Al menos dos días antes de que ella llegara, un chico de 21 años había llegado con el mismo diagnóstico, pero no había seguridad de que ambos estuvieran presentes en el mismo accidente; este tipo de accidentes suceden todo el tiempo, no hay forma de relacionar uno con otro.
La familia de aquel muchacho inmediatamente dió órdenes de un translado a Gwangju.

—¿Señor Fauré? —Dos dulces voces sonaron a espaldas de la pareja. —Destiny ¿Ha mejorado?.
—Ambos chicos solo miraban los pequeños arreglos florales que tenían en las manos. Lorraine al mirar a Seokjin y a Jimin, sin duda alguna se acercó a ellos y con una inexplicable fuerza abrazó a aquellos chicos que apoyaban tanto a la más pequeña de sus hijos. Tras sentir la fuerza de aquella mujer, solo tomaron aire; era más que obvio que el mundo entero de la familia Fauré se estaba haciendo más que añicos.

No tendría sentido si alguno de ellos intentara entrar y hacer que Destiny les reconociera pues incluso ella les había confesado que no lo hacía al principio.
Tan solo un Recuperate pronto, Des., fue capaz de salir de los labios de aquellos altos chicos de sonrisa melancólica, no había palabras, ni algún gesto que ellos pudieran intentar hacer sin que lo que era Destiny se llegara a sentir atacada.

Ciertamente, aquella dupla de chicos había sido completamente cumplida al referirse a las visitas; pero ¿Tendría sentido el seguir llendo si no eran para nada reconocidos?.

Pasadas dos semanas más después de su complicada estadía en el hospital, Destiny Fauré estaba lista para ir a su cálido hogar.
Pero, no al hogar que ella recordaba por decirlo así.
Sino que sería a su verdadero hogar.

Aix-en-Provence, volvería a ser el hogar que la familia Fauré amaba y extrañaba tanto.
Aunque, habrían preferido regresar después de que su padre le diera la noticia a Destiny y no al casi morir ella.
Las cosas se habrían sentido diferentes si Destiny hubiera cumplido su promesa de regresar para la cena, o al menos hubiera contestado el millón de llamadas que llegaron a su destrozado celular durante las 72 horas que pasaron buscandole.

Las cosas se habrían sentido diferentes si Destiny hubiera cumplido su promesa de regresar para la cena, o al menos hubiera contestado el millón de llamadas que llegaron a su destrozado celular durante las 72 horas que pasaron buscandole

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Nuestro posible hilo rojo. » Jung Hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora