Es de esos días en los que el señor Yoo debe asistir a una reunión muy importante, y para eso, necesita la compañía de la hermosa mujer con la que está casado.
El único hijo de los Yoo también siente deseo de acompañarlos ese día. Jala de la camisa de su padre quien está atendiendo el teléfono bastante ocupado.
Con su inocente sonrisita lo mira desde su estatura.
–Appa...¿Yo también voy?
–No precioso, esta vez no puedes acompañar a papi. –El hombre se agacha para tocar el rostro de su tierno hijo recién levantado de la siesta.
–Pero appa...
–No mi niño grande, por hoy no ¿Bien? –Kihyun asiente sin más remedio, formando un característico puchero. No ha servido de mucho pero ahí está, tratando de convencer a su padre, quien por poco no se resiste.
Y aunque suene increible. Kihyun tiene quince, pero bien podría disimular unos perfectos diez. Su cara angelical y la estatura igual a la de un gnomo es confundible para cualquiera. No es que sea demasiado enano, pero tal vez es posible llegar a enredarse de sólo quedarse viéndole.
Ha pasado al menos media hora y su niñero no ha llegado....
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Hoseok corre con todas sus ganas y se impulsa a seguir corriendo para llegar a tiempo, ya que es su primer día de trabajo de niñero temporal, desea causar una buena impresión a los señores Yoo.
Por fin conocerá a Kihyun, el chico de quien los señores Yoo le habían mencionado, según ellos; "Nuestro niño especial". Está ansioso al poder conocerlo, y no es por nada, pero ya le habían comentado sobre él algunos conocidos. Un niño de apariencia pasiva, calmada, sutil e inocente.
Decían inocente, y temía poder corromperlo, pues su boca no era la más puritana, sus hábitos mucho menos. Cada cosa que decía venía con un insulto o alguna perversidad incluida, y no quería asustar a Kihyun, sino este sería capaz de contarles a los señores Yoo y estos mismos a sus padres y....¡Mierda! Dos semanas sin teléfono no es bonito.
Tocó la puerta de la casa con aspecto pulcro, metió sus manos en sus bolsillos y esperó.
–¡Oh! Hola Hoseok, llegaste. –Mencionó la señora Yoo alertada por una sonrisa que dió a conocer a Hoseok. –Pasa, por favor. –Le invitó.
Entró sin apuro con asentimiento gentil. Tomó lugar en el sofá de la sala mientras observaba a su alrededor.
Quería preguntar por el nene. De seguro se trataba de un chiquitín adorable con un espíritu infantil de aquellos, los rasgos finos como los de su madre, y la perseverancia constante de su padre.
No fijó el tiempo transcurrir mientras pensaba en la posible apariciencia de quien cuidaría. Al poco rato, los dueños de la casa aparecieron vestidos elegantemente, listos para irse.
Con las indicaciones respectivas partieron, y él, todo confuso e irritado, escuchó en el silencio unos pasos acercarse a su dirección.
Una rosada cabellera le sorprendió y se sobresaltó. La criatura frente suyo tenía puesta una bata blanca sobre su cuerpo húmedo.
–T-tu debes ser Hoseok. –Agregó de repente el pequeñín quien sonreía curioso. –Hola...
–Ahm...hola...–Apenas pudo agregar a la cosita celestial que osaba hablarle.
Hoseok creía en las semejanzas divinas, en los santos, en los pecados y los milagros, en los demonios y en los angeles. Pero Hoseok nunca creyó ver tanta belleza junta y sólo para su deleite.
Un chico con el perfil aniñado y la piel clara le mirada dulcemente. Hoseok podía sentir sus mejillas arder, sus orbes brillar, y sus manos temblar. Quedó en detenimiento observando la delicadeza de ese rostro esculpido por los dioses.
¿Quién se creía para ser tan lindo?
Quería gritar como esas chicas que gritan y lloran sangre por su artista favorito, sólo sabía que quería tocarlo para comprobar si era real y no un espejismo.
Se notaba que sus padres lo habían hecho con muuuuucho amor.
– ¿Estás bien, Hoseok? –Dijo Kihyun al notar el estado deplorable del mayor, como si estuviese ahogandose. –Por cierto...¡¿Puedo llamarte hyung?!
El mencionado tomó más atención al asunto, moviendo la cabeza de arriba a abajo como aceptación.
–¡Genial! –Se alegró el pelirosado.–Me llamo Kihyun, pero puedes decirme Kiki o Kihyunnie, como guste. –Avisó mientras las expresiones de su cara adornaban la belleza que de por sí, ya tenía.
Hoseok se estremeció al ver como el contrario arrugaba la nariz y estornudaba, luego con una mano sobaba su naricita. Se quedó enviciado por los gestos que profesaba el menor...Era tan lindo.
Desde aquel día, Hoseok empezó a perder la noción del tiempo.
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Baby Kiki ➵ Wonki
Fanfic[Adaptación] Si hay algo más tierno y dulce sobre esta tierra, ese es Yoo Kihyun. La verdad es que no existe a ciencia cierta el porqué de su total ingenuidad y pasividad, que lo único que genera es que lo quieran violar con cada palabrería y media...