5 -CHICHIOLINA Y EL CABALLO-

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El odio no es sólo un perverso engendro de los hombres, ¿Quién ignora que el odio entre los perros y los gatos es ancestral?, Pienso yo que cuando El Creador elaboró el proyecto del cosmos, el silencio se rompió con ladridos de perros y gruñido de gatos tratando de asesinarse mutuamente en un prolongado y enervante pleito. Lo que a mi si me resultó muy extraño es que una perrita adorable y sumisa (léase Chichiolina) odiara a los caballos; cuando veía uno de estos animales se enfurecía y gruñía tenebrosamente. Yo me preguntaba ¿Por qué esta actitud de Chichiolina con estos esbeltos seres? Después de meditarlo largamente me vino la luz: Chichiolina, que casi pegaba su barriga al suelo, tenía ENVIDIA de la alzada imponente de los caballos.

Voy a corregirle este defecto, me dije, y tomé a mí perrita y le hice conocer el origen y los males que genera el dañino defecto de la envidia. Le hice ver que la envidia tiene dos vertientes: EL EGOISMO Y LA VANIDAD, ambos inseparables de la condición humana y, por lo que estaba viendo, también son relativamente inherentes al alma de los

perros. Le hice conocer que el egoísmo y la envidia bien encauzados pueden conducir a la superación sana del individuo, a la emulación, pero que rebasadas en su propósito nos hacen daño y puede dañar a otros. Chichiolina DIO DOS AGUDOS LADRIDOS, señal inconfundible de que me había comprendido.

Luego de la explicación que le había dado, levanté a Chichiolina a una altura superior a la alzada del caballo, y le hice ver que esa altura no modifica los hechos y que lo que hace es que veamos las cosas desde otra perspectiva ( a veces muy distorsionada y peligrosa por el vértigo que produce en algunos) pero, al final, TODO TERMINA CONCLUYENDO EN LO MISMO y que más daño se hace el caballo cuando cae que ella que está casi al nivel del suelo, y le dije, también, que ninguna otra altura da la medida de la auténtica grandeza: SIEMPRE HAY ALGO SUPERIOR A LO MAS ALTO Y LA ENVIDIA SE QUEDA CORTA y se nos puede hacer persistente el sufrimiento de no igualar las cosas mejores que vemos a cada paso y, que la envidia, malignamente, nos impulsa a sobrepasar.

Imagino la profunda tranquilidad que sentirán sus amigos si, después deleer las parrafadas anteriores, usted, querido amigo, fuese capaz de dar dosfuertes ladridos...

CHICHIOLINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora