INTRODUCCIÓN

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¿Acaso todos se quedaron dormidos? ¿Qué fue lo que ocurrió? Es el año 2047, y nada volverá a ser igual.

Algunos meses antes de la fecha del impacto, la noticia se filtró a través de los portales de internet menos prestigiosos, con titulares extravagantes y un tratamiento muy poco serio, apuntando al miedo, a los complots gubernamentales y al silencio inquietante de las principales agencias espaciales del mundo.

Para cuando la noticia comenzó a ser difundida por los canales de televisión, y no ya como una nota de color para quitar a los televidentes el mal sabor de boca de la crisis económico, en un tono curiosamente liviano, se estimaba que el posible impacto podría ocurrir en unas semanas. Claro que enseguida pasaron los días, y luego... llegó el silencio.

El impacto, como tal, en un principio no fue grosero como anunciaron muchos falsos predicadores. No se produjeron efectos colaterales previos, sino que los acontecimientos se percibieron recién a partir del minuto cero. Incluso se llegó a pensar que no había sucedido, que todo había sido un error. O peor, una gran mentira.

Pero los satélites dejaron de transmitir, como si hubieran desaparecido. Y entonces fallaron las centrales atómicas en consonancia con las centrales eléctricas, de una ciudad a otra y de un país a otro. Sin seguir un orden que al menos tuviese una pizca de lógica. Que las máquinas se apagasen fue solo el primer síntoma de un camino sin retorno.

La población, y a estas alturas estamos hablando de la población mundial, entró en pánico, y tanto la violencia como los atentados se radicalizaron. Por lo que las principales ciudades fueron militarizadas.

La civilización se aisló y condensó como nunca en la historia de la humanidad. O, mejor dicho, como en las peores épocas de la historia de la humanidad.

A su vez, esto trajo consecuencias devastadoras debido a la escasez de alimentos, las pandemias y los estallidos de violencia social, producto del propio aislamiento y las desiguales en las condiciones de vida.

El planeta comenzó a quejarse. El suelo tembló y el clima se puso de cabeza empujado por una intensidad sin precedentes. Y las ciudades también cayeron, les llegó su hora. Al fin de cuentas, sólo fue cuestión de tiempo.

IMPACTO - el mundo perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora