Fuimos a casa y tomé un baño rápidamente. No pude descansar ni un minuto. Mamá insistió en que comiera algo antes de regresar al hospital al lado
de mi príncipe azul, pero me fue imposible comer.A duras penas pude tomar una
taza de té.Al regresar al hospital, aún con mucho miedo sobre lo que
iba a suceder. No podía imaginar cuál sería la reacción de Vegeta si las sospechas del médico resultaban verdad.Llegué muy temprano al hospital, poco antes que mis suegros.
Entré a la habitación y al ver a Vegeta, noté que se veía un poco mejor.
Se veía aturdido por la anestesia, pero inmediatamente volvió a verme.
Por primera vez en mucho rato sentí un poco de tranquilidad.
Corrí a su lado,conteniendo las lágrimas.
Estaba vivo y eso era lo más importante.
Tomé su mano y lo miré fijamente:
-Amor, aquí estoy junto a ti. Como siempre.
Me recosté a su pecho y suspiré. Él me coloco su mano en la espalda,tratando de abrazarme. Cuando volvimos a mirarnos, me sonrió tiernamente.
-Estoy bien, amor. No te preocupes -me dijo, haciendo una mueca de dolor.
De pronto, la puerta se abrió y mis suegros entraron.
-Vegeta, gracias a Dios. ¡Qué susto nos has dado! -dijo su madre.
-Estoy bien, mamá, no te preocupes.
-Por supuesto que nos preocupamos por ti -susurró su padre.
-Estoy bien, estoy bien -insistía Vegeta, mientras sonreía.
Sus padres me miraron muy tristes, pues aun no sabíamos qué hacer y si realmente Vegeta estaba bien.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo para descubrirlo. Vegeta quiso sentarse y al tratar de mover las piernas se dio cuenta que estas no le respondían como él quería. Muy asustado nos miró y empezó a preguntar:
-¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo mover las piernas? -Se llevó las manos a sus muslos-. Tampoco las siento. ¿Qué sucede? Díganme, por favor.
El terror se dibujó en su cara y yo no pude contenerme más, a pesar de que quité la mirada, fue muy obvio que estaba llorando.
Sus padres intentaban
tranquilizarlo, pero Vegeta estaba desesperado intentando bajarse de la camilla,
gritando.Mi corazón se destrozaba al verlo, y sin poder hacer nada, me acerqué tratando de calmarlo un poco pero no fue así. Tampoco me prestaba atención a
mí.De pronto se quedó inmóvil,
mirando hacia la nada, entonces una lágrima bajó por su rostro y volvió a forcejear como si no lo pudiera creer.No me miró. Ni a mí ni a nadie.
El médico llegó junto a una enfermera, tuvieron que darle un calmante.
Mientras el calmante hacía efecto yo también intentaba calmarme a mí misma. Poco a poco Vegeta se quedó dormido lentamente.
-Deben dejarlo descansar -nos dijo el médico-. Pasó lo que temía.Vegeta no podrá volver a caminar, tal vez con mucha rehabilitación y otras
operaciones lo pueda lograr, pero acá no podemos hacer mucho. Debe ir a otro país donde la tecnología sea más avanzada. Lo siento mucho, hice todo lo que estaba en mis manos.Cuando se retiró de la habitación, sentí una pequeña esperanza. No me iba a
separar de su lado, juntos lo íbamos a lograr.Nos quedamos allí por varias horas, hasta que volvió a despertar.
«Despertó tranquilo», pensé, «Ya asimiló lo que sucedió».
Me acerqué para besar su mejilla.
-No estás solo. Aquí estamos todos a tu lado y siempre te vamos a apoyar en lo que necesites. -Entrelacé mis dedos con los suyos-. Hay posibilidades de que vuelvas a caminar, amor.
Vegeta separó nuestras manos y volteó su rostro para no verme.
-Quiero estar solo -dijo, con una voz que jamás le había escuchado.
-Pero… ¿qué dices?
-Déjenme solo -repitió-. No los quiero aquí.
-Vegeta, ¿qué te…?
Su padre me tomó de los hombros y me apartó. Yo me quedé boquiabierta,agaché la cabeza y salí de la habitación al comprender lo que sucedía.
Justo detrás venían sus padres. Teníamos que respetar su decisión.
Regresé un momento a casa.
Al llegar, mamá y papá esperaban con ansias nuevas noticias. Mamá me recibió con un fuerte abrazo y un beso.
De inmediato les conté lo que el médico nos había dicho.
Tenía muchas esperanzas de que todo se pudiera solucionar y que en menos de lo que pensáramos Vegeta estuviera de pie, caminando a mi lado por el
parque.No me importaba lo que Vegeta hubiera dicho por la mañana, ahora más que nunca debía estar a su lado para darle todo mi amor y mi apoyo.
Aunque su actitud me consternara, tenía que comprender que él estaba
pasando por una situación difícil y aún estaba en estado de shock.Por ese día, no lo quise presionar más y no volví al hospital.
Aproveché la tarde para descansar, me sentía rendida tras todo lo sucedido.
ESTÁS LEYENDO
-La Mitad Faltante-[A.U][Vegebul]
Fanfiction«¿Quién puede estar llamando a esta hora?», pensé. El corazón se me detuvo. Un frío me recorrió la espalda y de un salto salí de la cama a toda prisa. Cuando llegué al teléfono lo descolgué y casi se me cae por lo mucho que me temblaban las manos. E...