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Me levanté con mucho más ánimo.

Elegí uno de los mejores trajes que tenía y me arreglé el cabello hasta dejarlo impecable.

Finalmente me maquillé con más
empeño del usual. Quería estar perfecta.

Salí casi enseguida no quería llegar tarde a la C.C.

Entré al ascensor y justo en ese momento entró Vegeta también.

-Buen día, Bulma… Quieres ir a almorzar conmigo hoy. Me hablaron de un restaurante cerca de aqui.

-Buen día, Vegeta. Lo del almuerzo mejor lo dejamos para otro día, hoy no voy a poder.

El ascensor se detuvo justo en ese momento, salí sin mirar atrás.

-Está bien, Bulma. Queda pendiente el almuerzo. Te veo luego, qué tengas...un buen día.

Cada uno tomó dirección a su oficina. Abrí la puerta de la mía y me sorprendí al ver que otra vez había rosas.

Aunque en esa ocasión muchas más.

Había ramos de rosas por todas partes y un montón de globos con frases de amor colgando del techo.

A pesar de la impresión que me había causado, Vegeta era muy iluso si creía que con eso iba a salir corriendo a sus brazos.

Él sabía lo que me gustaban
esos detalles y esas eran sus armas.

Suspiré y unos segundos después volví en sí.

Tomé algunos de los ramos de rosas y se los llevé a mi asistenta.

-Señorita Bulma. Qué rosas tan hermosas.

-Toma, te las regalo. Quiero pedirte que lleves esos globos y los otros ramos a cada una de las oficinas, diles que son de parte de Vegeta, nuestro nuevo
socio.

-Pero, señorita Bulma…

-Por favor, hazlo pronto. Debo trabajar y en mi oficina ni siquiera hay espacio para hacerlo.

Regresé a mi escritorio y esperé a que se llevara todo. Mientras tanto una vocecilla en mi interior me decía que estaba siendo muy cruel, entonces al final permití que  dejara uno de los ramos de rosas allí.

Minutos después comencé a trabajar, tenía un caso importante y con tanta
distracción me estaba costando un poco concentrarme.

Más tarde escuché en los pasillos cómo le daban las gracias a Vegeta por eldetalle. Él se quedaba con cara de no saber nada, hasta que preguntó a mi asistenta y
ella se lo explicó. No sé si le haría gracia la noticia, pero a mí sí que me hacía gracia su cara.

Luego vino a mi oficina y llamó a la puerta.

-Bulma, ¿puedo pasar?

-Sí, claro. Pasa. ¿Qué se te ofrece?

—Te encanta lo que estás haciendo, ¿verdad?

—No sé a qué te refieres con eso.

-Bulma, creo que hasta los agentes de seguridad recibió mis rosas.

Sonreí.

―Un muy lindo detalle de tu parte, eso habla muy bien de ti.

Me fulminó con la mirada.

-Al menos conservaste uno para ti.

—Pero no te hagas ilusiones, solo lo conservé por… bueno no quise tirarlo,no vale la pena.

Se acercó un poco, tomó mi mano y la puso en su pecho.

-Sientes cómo salta mi corazón... cuando te veo, cuando estás cerca de mí.

-La Mitad Faltante-[A.U][Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora