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____ acompañó a Phillip al aeropuerto a la mañana siguiente y luego volvió a la oficina para dejarlo todo ordenado antes de salir a hacer las últimas compras de Navidad. Pero encontró a Harry en el despacho de Phillip, mirando unos papeles. —Ah, has vuelto —le dijo, como si supiera que había vuelto para él. Y, de repente, ____ supo que era así. A pesar de la atracción que no quería sentir por aquel hombre, la sentía. Su armadura era de papel cebolla. —Sí —murmuró, deseando que la tomase entre sus brazos, que le hiciera el amor allí mismo. Pasaron unos segundos y ____ vio en el rostro del hombre la lucha que se libraba en su interior. Pero Harry se aclaró la garganta. —¿El avión ha salida a su hora? —Sí, todo bien. Phillip, su supuesto prometido, acababa de irse de viaje y ella estaba dispuesta a meterse en la cama con Harry ¿Por qué? ¿Qué tenía aquel hombre? —¿Necesitas algo? —Estaba buscando el archivo de la cuenta Robertson. Se supone que Phillip estaba trabajando en ese tema. —Y lo ha hecho, pero tengo que pasar unas notas al ordenador. Dame una hora y lo tendré terminado. —Muy bien, de acuerdo.

Una hora después, ____ llevó los documentos al despacho de Harry, decidida a dejárselos a su secretaria, pero Evelyn no estaba por ninguna parte. Y Harry debió oírla porque le dijo que entrase. Ella tragó saliva. No quería entrar allí. No quería estar a solas con él.

—¿____? —¿Cómo sabías que era yo? Harry la miró con una sonrisa en los labios, como diciendo que siempre sabía cuándo era ella. —Dame esos documentos —murmuró, dejando el bolígrafo sobre la mesa y echándose hacia atrás en el sillón, como si ella fuera a hacerle un numerito. ____ vaciló. Le temblaban las piernas. Mientras se dirigía hacia el escritorio, sentía la mirada de Harry clavada en su falda azul y su blusa blanca. Podía verlo desnudándola mentalmente, pieza a pieza. Ojalá no se hubiera quitado la chaqueta antes de entrar en el despacho. Al menos así no sentiría la necesidad de cubrirse los pechos con los brazos. —Me voy. Tengo que hacer unas compras. —¿Cuándo te marchas a Adelaida? —Mañana por la mañana. —Echarás de menos a Phillip, sin duda. —Naturalmente. Pero estaré muy ocupada. Mi madre organiza una fiesta enorme el día de Navidad y hay que preparar muchas cosas. ¿Y tú? ¿Qué planes tienes para Navidad, Harry? —Ah, veo que recuerdas mi nombre —sonrió él, echándose hacia delante—. Un amigo me ha invitado a comer en su casa el día de Navidad, pero no sé si iré. Tengo mucho trabajo. —¿Y tu hermano? —preguntó ____. —¿Qué pasa con mi hermano? —le espetó Harry, con inusitada brusquedad. Ella lo miró, sorprendida. —No, sólo quería decir... —Mira, no quiero saber nada de mi hermano. Ni siquiera me gusta hablar de él. —Ah, ya. ____ no sabía qué decir. Su reacción había sido tan violenta... —Por cierto, tengo un regalo de Navidad para ti. —¿Un regalo? Harry abrió un cajón del que sacó un paquetito. —También le he dado otro a Evelyn, no te preocupes. No puedo dejar que las dos mejores ayudantes de la ciudad crean que no se las aprecia.

____ decidió aceptar el regalo. Phillip también le había hecho uno a Evelyn, de modo que no había nada malo en aceptar uno de Harry. Pero cuando lo miró a los ojos, supo que sí había algo malo. No era un regalo para darle las gracias por su trabajo, sino porque la deseaba. Era un hombre que deseaba a una mujer y aquélla era su manera de decírselo. Le temblaban las manos mientras rasgaba el papel. Dentro había una cajita con el emblema de una conocida joyería y ____ contuvo el aliento al ver la medalla de oro. —No es un collar de diamantes —dijo Harry, irónico—. Pero debería servirte durante el viaje. —Es una medalla de San Cristóbal —murmuró ella, emocionada—. Gracias. Es preciosa. Me la pondré antes de subir al avión. —Espera, deja que lo haga yo. ____ contuvo el aliento. ¿Podría soportar que la tocase? Cómo lo deseaba... Aunque no debería. —Gracias —murmuró, casi sin voz. Harry se levantó y le quitó la medalla de la mano. —Date la vuelta. ____ lo hizo y, por un momento, su corazón se detuvo. Podía sentirlo detrás de ella, mirándola, su cálido aliento en la nunca... «Por el amor de Dios, contrólate». —Feliz Navidad, ____ —dijo Harry después, con voz ronca, tomándola por los hombros para darle la vuelta. Ella levantó la cara. Tenía que hacerlo. Podría haber una avalancha en aquel mismo instante y ni eso impediría que lo besara... Los labios de Harry rozaron los suyos brevemente. Tan brevemente que casi no fue un beso. Pero cada poro de su piel le pedía más. Mucho más. Harry dio un paso hacia atrás y se miraron, en silencio. ____ tragó saliva al ver el deseo que había en sus ojos... y la lucha que mantenía consigo mismo. —Feliz Navidad, Harry —consiguió decir. Él apretó los dientes mientras volvía a su escritorio. —Espero que consigas todo lo que quieres. Si había algún momento en el que no hubiera conseguido lo que quería, era aquél. ____ se dio la vuelta y prácticamente corrió hacia la puerta.

Seductora Venganza |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora