Prólogo

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-¡Temo!

¿Estaba gritando? Tal vez no. Tal vez solo lo había llamado en su cabeza. Los grados de alcohol en su sangre y los polvos en su sistema nervioso complicaban todas sus acciones. Lo único que tenía claro era que tenía que encontrar a Temo y apartarlo de Melissa.

Si tan solo no se hubiera metido todo eso...

Pero no tenía remedio. Un ataque de pánico y había quebrantado casi todos sus principios.

No tenía claro lo que había sucedido, ni nada que se lo recordara, salvo por el dolor punzante en el costado izquierdo y la sangre que resbalaba aun caliente en sus nudillos. Sabía que había peleado y que había sido salvaje, pero no importaba, al menos no por ahora, no hasta que encontrara a Temo, tenía que advertirle, tenía que decirle lo que había escuchado detrás del bar antes de que fuera demasiado tarde.

Si algo le sucedía a Temo...

No. No pasaría. Tenía que hallarlo.

De repente, una imagen cruzó su cabeza como una navaja. Ella. Esa loca demente, detrás de su novio, abrazándolo...

Cayó de rodillas y profirió un grito. Las imágenes lo iban a matar, ¿dónde estaba?

-¡Aristóteles!

Un par de brazos fuertes lo levantaron del suelo. El rostro de Yolotl apareció distorcionado frente a él.

-¿Cómo está?- inquirió la voz de Diego desde su espalda.

-Drogado. Seguramente borracho también.

De coraje, los brazos de Diego lo soltaron. Con rabia, lo observó desde arriba.

-¿Dónde está Temo?

Yolo se arrodilló junto a él, preocupada y enojada al mismo tiempo.

-No va a responderte. Trae LSD encima.

Ari estaba consciente de su estado y de que Temo no estaba, pero de nada más.

-Melissa- susurró apretando el brazo de Yolotl e impregnádolo de sangre.

-¿Qué?

-Tienen que encontrarlo antes que Melissa...

La mirada de Diego se inundó de terror. ¿Cómo habían llegado a tanto?

Lo siento, Temo. Soy una mamada como novio...

Y con ese pensamiento, el sudor repentino cubriendo su frente y un fuerte dolor martilleándole el pecho, se desvaneció.

Él es mío || AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora