Capítulo IX: Otro

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-No te pongas nervioso, Ari. Te va a amar.

Cerró los ojos para que Temo no lo viera ponerlos en blanco. Melissa era la peor actriz del mundo, se notaba la intención en sus palabras.

-Lo sé. No estoy nervioso.

Temo sonrió. Adoraba la confianza que su novio tenía en sí mismo.

-Que bien. Aquí estamos.

Mely se estacionó frente a un lugar adornado con luces tenues, dentro sonaba música suave y gente semi-formal salía y entraba. Tal vez sí estaba un poquito nervioso.

Un chico de cabello rubio oscuro y una banda en la nariz salió a recibirlo. Venía vestido casi igual que Aristóteles, salvo que su pantalón era azul marino y llevaba corbata del mismo color.

Recibió a Mely con un abrazo un poco más fuerte de lo normal.

-Hola, Arturo. ¿Ya conoces a mis amigos?

-No.

Ari frunció el ceño. Creía conocer esa voz.

-Él es Temo- presentó jalándolo de la mano.

A pesar de que Temo era amable por naturaleza, no sintió deseos de sonreírle al sujeto frente a él.

-Hola, soy Arturo.

Por su expresión y su tono, tampoco parecía que le hubiera caído muy bien.

-Y ellos son Yolotl y Aristóteles. Vas a trabar con él en el conjunto, es su nuevo teclado.

-Sí, los recuerdo.

Ari y Arturo se miraron fríamente.

-¡Vamos adentro! - Mely jaló a Arturo y se adelantó con él.

-No menciones nada de la pelea, Arturo.

-¿Voy a dejar que mi papá contrate al maricón que me rompió la nariz sin decirle nada?

Mely clavó la uñas en su brazo.

-Sí. Necesito esa carta contra Aristóteles. Por si acaso.

Arturo rodó los ojos.

-Lo que quieras.

Detrás de ellos, Yolo esperó a que Mely regresara con Temo para inclinarse en el oído de Ari.

-Ese es el tipo con el que te peleaste- susurró.

Inmediatamente, Ari recobró las pocas memorias que tenía. Y la cabeza empezó a molestarle.

-¡Ese es el truco! Maldición, no debí haber venido.

Entraron por el hall y vieron a los camareros corriendo de un lado a otro organizando mesas y arreglos.

Mely se acercó a una mesa cercana al escenario y se sentó jalando a Temo con ella.

-Aristóteles, ven conmigo -llamó Arturo haciendo un gesto con su mano.

Yolo se sentó y asintió hacia Ari.

No preocupes, yo lo cuido.

-Suerte- dijo Mely recargándose en el hombro de Temo.

Ari siguió a Arturo por un pasillo estrecho.

Arturo estaba tenso, miraba al otro de reojo y respiraba lo menos posible, ¿por qué su colonia era tan fuerte? ¿acaso se había vaciado la botella encima? Ari se giraba a mirar a cada uno de los cuadros que adornaba el pasillo, como si quisiera presumir la perfección de su perfil contra las luces amarillas.

Él es mío || AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora