eso que no tiene nombre

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Steve Rogers se encontraba en el Triskelion, una de las instalaciones de SHIELD, terminando de llenar un par de papeles correspondientes con la misión que acababa de finalizar. No fue una de las mas dificiles, no hubo bajas ni heridos de gravedad. Natasha, quien formaba parte de su equipo, fue rozada por una bala en su hombro y él tenia una cortadura realizada por una navaja en su mejilla derecha. A pesar de que no les tomo mucho trabajo desmantelar al grupo terrorista que tenia bajo su poder armamento que era propiedad de SHIELD, Steve solo quería llegar a casa, tomar una ducha y recuperar las horas de sueño perdidas en el periodo de tiempo que duró la misión.

Colocó su firma y aclaración debajo de todo en el papel y le entregó su reporte a una de las agentes de la organización que se encontraba allí. Se despidió de Natasha quien estaba en la enfermería, le dijo que cuando terminara su reporte lo vería en la Torre.

Fuera del complejo, Steve pudo reconocer el Lamborghini negro aparcado en el que recargaba un hombre de cabello castaño con lentes oscuros, brazos cruzados y un traje que probablemente costaba mas de lo que ganaba en un mes uno de los agentes de SHIELD de alto rango. Anthony Stark siempre irradiaba confianza, estando pijama, de traje, desnudo o con su ropa de trabajo. Con un primer vistazo te podias sentir intimidado y cuando abria su boca, santo dios, te podía acabar en un minuto si te cruzabas en su camino, su lengua era mordaz.

Steve había visto a Tony en todas las situaciones, trabajando en el taller, hablando con la boca llena de comida, durmiendo, en la ducha, sudado, manchado con aceite de motor, con su cara llena de marcas de cuando se quedaba dormido sobre la mesa, y hasta en las posiciones mas graciosas que podrían existir pero aun asi debía admitir que la esencia de poder y confianza que emanaba aquel hombre siempre lograba cohibirlo.

-Al fin, pensé que esperaría toda la tarde aquí bajo los rayos del sol.

-No tenías que venir por mí.

-Lo se.

Mantuvieron sus miradas fijas en el otro. "Como extrañe esos ojos". Steve sonrió y Tony le correspondió luego de mirarlo por un par de segundos mas, abrió sus brazos y acercó al rubio. Se llenaron de la fragancia del otro, esa que tanto extrañaron, esa que tanto adoraban.

-Bien muchachote, vamos a casa- Palmeando la espalda del capitán, Tony se separó de la cálida anatomía para subir al auto. Steve ocupó el asiento del copiloto. Le encantaba que Tony lo recogiera luego de regresar de sus misiones pero realmente odiaba su manera de conducir, asi que se colocó el cinturón de seguridad en cuanto estuvo dentro. Anthony manejaba rápido, salvaje, impaciente, justo como lo era él.

-¿Desinfectaste esa herida en tu mejilla?

La pregunta tomó por desprevenido a Steve quien se encontraba perdido en sus pensamientos

-¿Qué? Ahm no, no tuve tiempo- Mientras hablaba su mano pasaba distraídamente sobre esa parte de su rostro.

-Cuando lleguemos a casa es lo primero que harás y deja de tocarte- El entrecejo de Tony estaba levemente fruncido- No, mejor lo haré yo, tu eres capaz de olvidarte.

Steve no lo contradijio. Tony también lo conocia perfectamente. Cuando llegaron a la Torre se dirigieron hacia la habitación del mecánico donde se encargó de desinfectar y vendar la laceración.

-Listo, ahora-

El dialogo de Tony fue cortado cuando Steve tomo su rostro y lo atrajo para un beso. A pesar de la sorpresa fue correspondido al instante, volviendo a sentir sobre sus labios ese tacto tan familiar. Steve se recostó sobre su espalda llevándose a Tony con él quien se acomodó sentándose ahorcadas sobre la pelvis del capitán. Anthony nunca perdía el tiempo y estuvo esperando por esto desde que Steve dejó la Torre hace dos noches, así comenzó a mover sus caderas provocativamente mientras besaba la mandibula de Steve quien soltaba leves gemidos.

𝐬𝐭𝐨𝐧𝐲 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐩𝐢𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora